3. Cumpliendo pendientes

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--Es malo dejar sueltas a las mentiras como venganza, Sr. Leo --el de cabello café hablaba con el de cabellos blancos, aunque trataba de decirle que no debió hacer eso tenía una expresión divertida en el rostro--. Es verdad que esas señoras son molestas, pero no tenía que hacerlo.

--Lo tendré en cuenta --aunque por la mayoría del camino Teo iba ignorando a Rigfire, escucho lo último que decía y se dio cuenta que el joven sabía la razón del porque de su acción. Debería hablar menos la próxima vez.

--No se preocupe, también me desagradan.

Cuando Keith se dio cuenta de la desatención del mayor, se dedicó a a hablar con Efina que le hacía un montón de preguntas sobre él y Rachel.

--Ella está bien, no hay día en que no te recuerde y te extrañe para hablar.

--¡¿En serio?!, ¡le hablare de todas mis aventuras!

El de abrigo la miro fulminante, la chiquilla ni se inmuto y le guiñó un ojo dando a entender que no diría más de la cuenta. Teo realmente esperaba que así fuera.

Siguieron caminando hasta llegar enfrente de la casa de los hermanos. Keith saco su llave e invitó a pasar a los dos viajeros. El interior estaba igual que la primera vez, con su mesa de centro y algunos libros amontonados encima, el de cabello flameante se apresuró a limpiarla y puso a calentar agua.

--¿Té o café?

--Café, por favor --pidió Teo.

--Tengo hambre... --dijo Efina lastimeramente.

El hombre la miró un momento y de repente exclamó:

--¡Mira!, ¡una mentira!

--¡¿Cuál?! --la niña volteó para todos lados sin ver nada.

--La que te acabo de decir -- tranquilamente le dio un sorbo a su café. Fue entonces cuando de la nada apareció un mounstrito que comenzó a andar por la casa.

La dragona con los ojos entrecerrados miro acusadoramente al informante, pero el hambre pudo más y Efina prefirió ocuparse en acabar con la mentira. Keith reía alegremente por la escena vista.

Sólo el ojinaranja mayor vio la larga cabellera café y flamante asomándose por la puerta tímidamente, cuando Rachel se dio cuenta de que había sido descubierta se escondió rápidamente.

--Rachel, ven aquí -- dijo amablemente Keith que al parecer notó la presencia de la niña/vampiro. Esta se acercó como si estuviera cargando una tonelada en cada pie y tan pronto estuvo cerca de su hermano se escondió detrás de él.

--¡Rachel! --gritó la rubia (que ya había saciado su hambre) provocando que la nombrada se sobresaltara.

--... --la niña la observo un rato hasta que levantó su mano en forma de salido y salió de su escondite, la oji azul se acercó para hacerle plática.

Leo aparto la mirada muy disimuladamente sólo moviendo los ojos. Prefería no ver a la vampira, le traía malos recuerdos y se enfocó en el joven:

--Keith, tengo algo que preguntarte.

--¿Mm?, dígame.

--Si antes este pueblo estaba casi desierto, ¿por que ahora hay tanta gente?

--Ah, sobre eso... al parar los ataques y desaparecer los rumores sobre el lobo las personas comenzaron a volver. Primero fueron unas pocas, después llegó el resto y no tardaron las multitudes, así fue como terminamos con más población que en un inicio.

--Ya veo, lo imaginé al ver el número de pobladores en el cartel. Un pueblo tan pequeño no pudo albergar a tantas personas.

--Sí...

El Estafador de Muchos Nombres y La Informante del Sombrero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora