Amar no es suficiente

Capítulo 6: Solamente amigos

Contigo he pasado momentos maravillosos, he sentido lo que nunca pensé que pudiera sentir. Este fin de semana, ha sido uno de los mejores de nuestra historia, por las cosas que pasamos juntos y compartimos.

El viernes, repetimos la experiencia de ir al palenque de Edith Márquez, como lo hicimos alguna vez y donde se te pasaron tanto las copas que hasta me demostraste tu cariño en público y nos besamos, aunque al día siguiente no lo recordaras o aparentaras que no pasó nada, al menos eso dijiste.

Pero antes del concierto fuimos juntos a ver a Isaura, quien había regresado de Cancún y nos encontramos en casa de Sandra, que era amiga de nosotros desde hacía mucho tiempo.

Ella nos platicó lo que había vivido; su historia se basa en haberse enamorado de alguien en un lugar desconocido al que fue de vacaciones, eso pasó hace más de un año; desde aquel momento comenzó una relación a distancia con Lalo y se hicieron la promesa de volverse a encontrar algún día. La fecha llegó, se encontraron después de que ella viajó a Cancún para verlo, y aquella platica me recordó algunas cosas que viví contigo; nos contó su emoción por ver al amor de su vida, pero también me hizo recordar, cuando tú y yo estuvimos en España, recordamos mis molestias, mis enojos y los momentos que pasamos juntos en otro país.

Isaura se sentía feliz por ver al hombre que amaba; a pesar de que él, por su trabajo, apenas se pudo dar el tiempo de verla y de salir juntos. Me sentí identificado por que, cuando estuvimos en España, que es algo de lo que hablaré después; me molesté por creer que no me habías dedicado el tiempo que yo esperaba. Aunque tiempo después, en una noche de confidencia, me dijiste que agradecías el que yo hubiera sido el único que atravesó el océano completo con tal de verte.

Admití que me equivoqué en aquel entonces, pero ahora acepto que el tiempo nunca regresa, ni perdona; porque aunque hoy sepa lo importante que fue mi visita para ti, los errores que cometí por mi forma tan arrebatada de ser no podré corregirlos.
Recordamos juntos la primera vez que nos vimos después de varios meses de distancia, donde esos más de nueve mil kilómetros nos separaron, recordamos la despedida, aquella que no quería que sucediera, y te confesé que lloré todo el camino de regreso, bien dices que: "Las despedidas más sinceras, son las que se dan en los aeropuertos" y creo que notaste esa sinceridad y la recuerdas perfectamente al igual que yo; aquel abrazo que nos dimos, cuando me besaste en la frente y me dijiste "hasta pronto", esos momentos llegan a mí como destellos desde aquel día. En aquella plática casa de Sandra supe que tu mirada me dijo de nuevo "Gracias", por esa experiencia que nos unió tanto y que seguimos recordando a pesar de que los años han pasado.

Después de esa noche fue el día que nos fuimos al palenque de Edith Márquez, ya querías que llegara ese momento, así me lo habías dicho varias veces. Así fue como tomamos el camino de siempre, a tu casa, como cada noche que estamos juntos. Para ese momento las copas se me habían pasado y no podía contener mis instintos.

Al día siguiente nos fuimos al palenque, y pasé por ti como siempre. Tomamos rumbo a la feria, caminamos por largo rato, bebiendo un poco de alcohol para presenciar el concierto que estaba en el teatro del pueblo, a veces coincidimos en gustos físicos, y nos gustan el mismo tipo de hombres. Nos miramos con complicidad cuando vemos a alguien que nos gusta, como los buenos amigos que solemos ser.

Comenzó el concierto y fue de esas noches que no se olvidan nunca. Algunas canciones he de admitir que te quedan, en algunas el sentimiento me ganó y las canté para ti, sin que realmente lo supieras en ese momento. Sobre todo aquella que dice: "El primero, el único, el último, me has secuestrado el alma, para que te quiera...", y hasta unas lágrimas brotaron de mis ojos y quedaste sorprendido al verme. De cierta forma creo, que supiste que esa canción era para ti, aunque yo no lo admitiera y tú no lo reconocieras.