Capítulo 3: Gonzalo

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"Enamorada, tejiendo lunas en la madrugada, aunque otros brazos calmen mi deseo, en cada beso sin querer te buscaré...Enamorada, aunque haya otro que me encienda el alma, será el secreto que llevo tan dentro, y que en el fondo me desnuda la verdad..."

-Malú "Enamorada"

Este frío de invierno me recuerda a las noches que pase contigo en España, uno de los capítulos que más ansío contar, describirlo, y por lo tanto volver a vivirlo. En ese momento, en aquellos días, el sentimiento y el amor que siento por ti estaban bajo control, casi imperceptible.

Ayer tembló en la Ciudad de México, eso dicen las noticias; científicamente hablando, el epicentro de un sismo es el punto donde converge la energía. En el momento de la historia que estoy contando, durante los primeros meses que teníamos de conocernos, es un tiempo en el que podría pensar que las placas tectónicas se empezaron a mover, hasta haber un punto donde se provocó aquel terremoto que después de varios años no termina y amenaza con dejarme sin nada.

Te volviste mi confidente en mi primer noviazgo, también fuiste testigo de cómo mi relación se fue cayendo y perdiendo. Habíamos entrado cada uno a nuestra carrera; tú empezaste otra etapa de tu vida, pero no por eso me dejaste a un lado, así es como comenzamos a superar etapas y crecimiento personal sin dejar de estar juntos; En esos días comenzó el acercamiento entre nosotros y por lo tanto, también comencé a conocerte más; Por ahí dicen que no acabas de conocer a una persona en toda la vida, creo que es cierto, pues hasta hoy no puedo decir que te conozca totalmente, pero a pesar de eso creo que estoy cercano a conocerte en la totalidad.

Realmente ese semestre comenzó de una forma un poco extraña, seguíamos viéndonos, pero solo cuando tú salías de clases. Los momentos en los que realmente estábamos juntos era cuando a Juan se le ocurría ir a tomar unas copas a tu casa. Seguías viviendo en sur de la ciudad, en la colonia Tejeda, en esa casa que amé y disfruté, porque fue como un segundo hogar para mí.

En mis recuerdos quedaron los momentos en los que iba a visitarte; recuerdo también nuestra frecuencia de hablar de cualquier tontería por teléfono, situación que se convirtió en algo habitual; pasábamos las horas hablando, a través del número gratuito en el que te di de alta, y tenía que colgar antes de los cinco minutos, para que la llamada fuera gratuita, durante las mañanas en tus recesos y durante las tardes, cada uno en su casa, eso era parte de nuestra rutina.

Me gustaba cuando en una llamada, me preguntabas si podía pasar por ti a la parada del camión, cuando regresabas de San Miguel de Allende, solía verte en el lugar de siempre, llevaba tus cosas en mi carro y llegábamos a tu casa.

Había incluso domingos en los que tomábamos café, hablábamos de las cosas de la vida y del tiempo que nos quedaba por vivir, eso prevalece hasta hoy, pues también existen domingos en los que después de trabajar nos vemos y pasamos nuestros tiempos de descanso acompañándonos, el uno al otro. En una de esas ocasiones me preguntas por mi relación con Iván, y yo te conté, que cumpliríamos meses de conocerlo, por lo que pensaba hacerle algún regalo significativo. En ese momento te mentí diciendo que él era mi novio, realmente no lo era, esa relación nunca tuvo esa "etiqueta", aunque yo prefería pensar que era así. Te emocionabas cuando te contaba mis planes para regalarle algo, me dabas sugerencias, pero también me decías que tuviera cuidado, que no lo quisiera tanto, porque al querer en demasía a alguien puedes salir lastimado.

No te equivocaste nunca en tus consejos, ni te has equivocado hasta hoy, aunque a veces piense que lo haces por fastidiar y me dices cosas "malas" únicamente por decir, es por eso que debo aceptar que todo lo que me dices siempre resulta ser verdad, siempre tengo que aceptar que tienes razón.

Amar no es suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora