Historias Cruzadas »Alan Navarro.

Capítulo 10

-Anda, por favor. -Pidió-

-No lo haré. -Me negué, de nuevo-

-Prometo que será rápido, en serio necesito tú ayuda. -Me miró-

-No quiero que Fernanda se moleste. -Hablé seriamente-

-No lo hará, pff, en realidad parece que ni siquiera somos novios, desde que el admirador ese le envía cosas. -Rodeo los ojos-

Lo miré.

-¿Cómo sabes que le envían cosas? -Lo miré extrañada-

-Es que... -Pensó- Jos, sí, Jos me lo dijo. -Suspiró-

-¿Y eso no te molesta? -pregunté-

-En realidad no. -Habló- Bueno, volviendo al tema...

-Está bien, si iré contigo, pero será rápido, Navarro. -Lo miré-

-Lo prometo. -Besó mi mejilla- Gracias -Sonrió y se fue-

Entré a mi próxima clase, Biología.

(...)

-¿Qué es lo que le gusta a las chicas? -Preguntó Alan mientras Caminábamos-

-Los chicos. -Reí-

-¿Entonces tengo que buscarle un novio a mi hermana? -Rió-

-¿Tú hermana? -Pregunté-

-Es su cumpleaños y no se que regalarle. -Hizo una mueca-

-Hubieras empezado por ahí. -Halé su brazo-

(...)

-¿Crees que le guste? -Preguntó-

-Tienes maquillaje, esmalte de uñas, flores y un peluche gigante, esa chica te amará. -Él río-

-¿Puedes acompañarme? -Me miró-

-Pero... Son las cuatro, no quiero llegar tarde a casa. -Me excusé-

-Anda, así conoces a tu futura cuñ... A mi hermana. -Sonrió-

Lo miré.

Diablos, quién le dice que no a un chico con esa sonrisa.

-A las siete me voy.

-Sí sí sí. -Dijo y me abrazó-

Nos pusimos camino a la casa de su hermana.

(...)

Uno, dos, tres toques y una chica de unos dieciocho años abrió.

-¡Alan! -Lo abrazó- Pensé que no vendrías, tonto.

-Vine a traerte tú regalo. -Sonrió- A propósito, ella es _____, una amiga. -La chica me miró-

-Karen. -Estiró su mano-

La tomé y la saludé.

-Pasen. -Nos invitó la chica-

Alan pasó y dejó su móvil en la mesa, pasó a las escaleras junto con la chica a llevar el gran, gran peluche que había comprado.

-Ya vuelvo. -Dijo para luego desaparecer por las escaleras-

Miraba algunos cuadros que colgaban de la pared, cuando el móvil de Alan suena.

"Bryan"

Se leyó en la pantalla, miré atónita una y otra vez hasta que decidí contestar.

Iba a decir algo pero la voz del otro lado de la línea me interrumpió.

-Ya lo envié.

-¿Enviar?

-¿______?

Iba a responder pero alguien arrebató el móvil de mi oído.

Alan lo tomó y leyó la pantalla. Colgó.

-¿No te enseñaron a no contestar teléfonos ajenos? -Dijo un poco molesto-

-¿Que querías que hiciera? Además, aquí el único que me debe una explicación eres tú. ¿Que es eso que "Envió" Bryan? -Lo miré-

Él me miró.

-Unos apuntes de física que debía enviarle a un compañero y le pedí el favor a Bryan porque estaría contigo. -Habló seguro- ¿Puedes dejar tu paranoia?

-¿Paranoia? -Reí- Solamente pensé que yo tenía que ver, sí, solamente eso. -Hable fuerte-.

-No todo gira entorno a tí. -Lo miré-

Y sí, esas palabras me habían dolido.

Si vamos al caso, acá el único egocéntrico y egoísta es él.

-Lo se, por eso no se que estoy haciendo aquí, me voy. -Tomé mi bolso y salí-

Antes de hacerlo miré a una Karen en el marco de la puerta mirando la no muy buena escena.

La ignore por completo y salí.

Al salir del edificio pude notar que mi vista estaba nublada, las lágrimas se habían acumulado en mis ojos.

Las limpié y busqué un taxi que me llevara a la mansión Rivera.

Alan no puede hablarme así, y ni siquiera me buscó.

Todo mal, Navarro.

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-Alana 🌈