03 - Incompatibles

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Cualquiera que me escuchara llorar así diría que estoy loca, tal vez es cierto, pero con cuatro meses de embarazo encima las hormonas no son nada fáciles de controlar.

Si hubiera sido un desconocido con quién dormí esa noche, las cosas no serían tan dramáticas como lo son ahora...

Incluso si hubiera sido otro integrante estaría un poco, solo un poco, menos incómoda.

Extrañamente me relacioné con el miembro que menos afinidad tenía con el que menos me atraía, ni siquiera recuerdo cual pudo haber sido el motivo por el que comenzamos a hablar esa maldita noche.

No se cuánto tiempo pasé sentada en la alfombra de la sala. Sentía el cansancio en todo mi cuerpo y a duras penas podía mantener la espalda recta.

-hip! - no, ¿no podía estar pasándome algo así, ¿no? - hip! - lo había olvidado... siempre me daba hipo después de llorar. - hip! - divisé de reojo como se cubría con el reverso de su mano, esa estúpida sonrisa.

Levanté la vista dispuesta a apuntar y disparar directo a su cabeza un proyectil con forma de almohada, cuando noté con curiosidad que unas líneas negras se habían dibujado en su mejilla.

Él también había llorado.

-hip! - sus ojos rojos e hinchados se fijaron en mí -hip! - observé como fruncía los labios, luchando por contener la compostura -hip! - mi puño se aferró a la tela de la almohada -hiiip! Ahhh. - suspiré resignada, ni siquiera aguantando la respiración podía detenerme de hipar.

Ahora él se tapaba la boca con ambas manos y movía sus pies haciéndolos chocar contra el piso.

-Te estás -hip! - divirtiendo mucho, Kwon-sshi???- dije entre dientes, no logré disimular la furia en mis palabras.

-OMO! ¡Lo siento! - se puso de pie, avergonzado. -debería ir por un vaso de agua, ¿dónde está la cocina? - preguntó aun sonriendo.

Le señalé el pasillo y mientras esperaba su vuelta hice ademán de sentarme en el sofá, pero mis piernas estaban adormecidas. Quejándome me arrastré hasta subirme y acomodarme entre los almohadones.

-Aquí tienes...- se paró frente a mí con un semblante serio. Seguro pudo reírse todo lo que quiso en la cocina.

Acepté el vaso y bebí todo su contenido, aunque al verlo atravesar la puerta el hipo había desaparecido.

Me acerqué a una mesita que había junto a mí y saqué una caja de pañuelos. Me limpié el rostro y luego le ofrecí la caja. Me observó extrañado.

-el maquillaje... está por toda tu cara...- automáticamente me dio la espalda después de tomar los pañuelos. Podía ver sus orejas rojas aun estando de espaldas.

Se aclaró la garganta y comenzó a examinar la sala. Varios cuadros de parejas bailando tango adornaban la pared... -creo que...- casi susurró -debería preguntar tu nombre...- dijo tímidamente.

-es verdad... ni siquiera sabes eso de mí- me hundí en el sofá favorito de Hyung, ahora era yo la avergonzada. Mi cara estaba ardiendo...

-Annie... solo llámame así, no es necesario que sepas más. - era demasiado incómodo estar cerca de él, mucho más lo seria si me llamara Ana María. Sabiendo lo difícil que es para los coreanos pronunciar la "r", me reiría en su cara sin poder evitarlo.

-Annie? Esta bien, puedo hacerlo- se rascó su platinada cabellera -por lo menos tengo que saber tu edad- pidió frunciendo el ceño.

-Un año menor...- dije mientras estiraba la camiseta de Made, que se empeñaba en mostrar más de lo debido.

De repente el tema de conversación se terminó. Mientras miraba mis manos, Ji Yong jugaba con sus anillos... y movía sus piernas cruzadas de un lado a otro. Si tuviera una tijera, podría cortar el ambiente en dos.

-Let's talk about love... Let's talk about love -
-Let's talk about you... Let's talk about you-
-Let's talk about love... Let's talk about love-
-Let's talk about me... Let's talk about me-

Un teléfono comenzó a sonar, ambos nos miramos fijamente. Le hice señas con la cabeza para que fuera por el a la cocina, de donde parecía venir la melodía.

-No vas a contestar, Kwon-sshi? - pregunté intrigada.

-no es mi teléfono, el mío es este- sacó del bolsillo de su apretado pantalón ese iPhone dorado.

-el mío suena con Love Dust... que extraño...- murmuré y fui en su busca.

-Sexy boy??- leí en la pantalla y caminé apresurada hasta la sala. -¿es quién creo que es? - mi corazón latía rápidamente -debe ser una broma...- me reí de mi misma y contesté .

-Annie noona! ¿Quieres salir a jugar? Estoy muy aburrido... - la mandíbula se me cayó al piso. Ji Yong se asustó de mi cara y me quitó el celular de la mano.

-Annie noona!!! ¡Salgamos a jugar!- pude oír al maknae hablando como bebé sin saber que su Líder lo estaba escuchando.

-Yaaaa!!!!- retrocedí unos pasos hasta caer sentada de nuevo en el sofá, JI Yong estaba rojo de furia -Annie noona?- preguntó indignado- ¿Quieres jugar con ella, Lee Seung Hyung???- los gritos me hicieron temblar.

-emmm.... Olvidé mi helado de limón en la habitación...- escapé sigilosamente de la sala mientras Ji Yong reprendía al Panda.

-ese mocossho... como hizho para – saqué la cuchara de mi boca- desbloquear mi teléfono? - pensé en voz alta.

Un portazo me hizo saber que Kwon se había ido del departamento, suspiré aliviada y me estiré en la cama... cuando estaba a punto de dormir, el timbre sonó tres veces.

-Será Hyung esta vez? – saqué una manzana del canasto, obsequio de la Señora Kwon y mientras masticaba caminé hasta puerta.

-Hyung! No te imaginash quien llamoh! - abrí la puerta con las mejillas llenas, las mismas que se vaciaron en el instante en que el rostro de un panda se hizo presente.

-te lo mereces! Por llamarte sexy a ti mismo...- Ji Yong se reía del pobre maknae, que me observaba ofendido.

Sonreí avergonzada -Ri ah!- use el poco aegyo que me sabía y logré robarle una sonrisa a ambos.

-Annie Noona! - el efusivo maknae se lanzó a mis brazos.

Respiré profundamente. No iba a ser fácil empezar con una nueva vida así... pero tampoco podía deprimirme y dejarme llevar por ideas negativas.

Reir un poco con las locuras del Maknae de Big Bang me parecía una buena idea hasta que noté el semblante de Kwon. Él no se estaba riendo, ni sonreía... y eso que Seung Ri solo decía estupideces.

Masajee mis sienes... ¿por qué tenía que ser justamente él?.

Sabía el tipo de sangre, el horóscopo chino y hasta el sabor preferido de helado de los demás integrantes...

Hubiera preferido a cualquiera... hasta ese ojeroso que intentaba cantar "la cucaracha" en español mientras reia tontamente...

Este era el destino que jugaba conmigo una vez más... primero, la familia que me habia dado y ahora, la familia que no podré formar.

¿A cuantas personas habré dañado en mis otras vidas para merecer algo como esto?

Traicioné a mi BIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora