11- Fin de curso

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Hola querido diario. Estoy muy contenta porque en este tiempo que nl he escrito, he acabado el instituto. El agobio de los exámenes me ha impedido escribir y sobretodo salir. De todas formas he sacado muy buenas notas y he tenido un viaje de fin de curso asombroso.
El primer día me enrollé con un guiri llamado Andy en la playa y me le llevé a mi habitación para posteriormente acostarme con él. Prácticamente hice lo mismo con Maik, Caleb, Zac y Robert. También me volví a acostar con.... Bueno, el segundo día me desperté a mitad de la noche y me dirigí a la última habitación del pasillo.
Llamé un par de veces.
-Oye. Ábreme -repetí un par de veces.
-Vete a tu cuarto -dijo una voz a través de la puerta.
-Sabes que no me voy a ir.
-Tú verás.
Me quedé esperando un rato sentada apoyada en la puerta. No tenía la más mínima intención de irme.
Caí dormida pero un rato después sentí pasos cerca mía. Abrí los ojos, me giré y vi como la puerta en la que estaba apoyada se abría muy lentamente.
-Eres una cabezona.
-Te lo advertí.
-Anda pasa -me invitó a su cuarto. -No te preocupes, Martín se fue con una chavala y supongo que se quedará toda la noche con ella.
-¿Y tú no has ligado o qué?
-¿Desde cuándo eso te interesa?
-¿Por qué dices eso?
-Porque sólo piensas en ti.
-Lo que tú digas...
-¿Qué has venido a hacer aquí, Ruth?
Me tumbé en la cama.
-Hacerte compañía.
-No la necesito.
Me quité el camisón que llevaba y debajo no tenía absolutamente nada.
-¿Estás seguro, Eloy?
Y así fue como volvió a pasar con Eloy.
Esta vez parecía que no estaba muy cómodo pero me lo hizo mucho mejor que la otra vez. Sé que él se moría de ganas a pesar de la mala cara que me puso.
Cuando me puse yo encima, estaba serio, hasta que, subiendo y bajando acompañado de movimientos rítmicos de cadera, se dejó llevar. No duró mucho más la verdad.
Me propuso dormir con él, pero preferí irme de vuelta a mi habitación. Cuando salí me asusté y solté un grito, pero instantáneamente me taparon la boca.
-Gilipollas, que soy Andrik.
-¿Qué haces tú aquí?
-Venía a gastarle una broma a Eloy -se rascó la nariz y pensó por unos segundos -¿y tú?
-¿Yo qué?
-¿Qué coño haces aquí? Bueno con esos pelos me lo puedo imaginar.
La puerta de la habitación se abrió.
-¿Ruth, has gritado?
-Tío estás enfermo -afirmó Andrik.
-El de despedida -declaró Eloy.
-¿Cómo que de despedida? -pregunté confusa mirándole fijamente.
-Me voy. El año que viene me voy del instituto, bueno, me mudo al extranjero. De hecho, hoy me quedan justo diez días, y encima estamos en el viaje de fin de curso así que, en nuestro pueblo me vereis tres días contados. Bueno, Andrik ya lo sabía.
-¿Enserio?
Me partió el corazón. Eloy era la espinita clavada que poco a poco me iba llamando más la atención. Desde el cumpleaños, cuando me habló áquel día que nos fuimos a comer al campo y me dijó cosas que me dejaron pensando. Después de pasar medio curso sin poder disfrutar de su compañía... Lo entendí, ahora yo le miraba a él como me dijo que yo miraba a Andrik. Pero no se podía hacer nada.
Asentí con la cabeza y me fui a mi habitación a descansar.
Cuando desperté ya me había mentalizado, ya lo tenía superado. Soy como el ave Fénix, renazco de mis cenizas.
Los últimos días seguí viviendo experiencias como hacerlo con Gabriel en la piscina por la noche, o con Mario en la cancha de tenis a altas horas de la madrugada también, o incluso en la playa con Félix. Luego me colé en la sauna con Guille y paso lo que tuvo que pasar, en otro momento me duché con Rodri o cuando me tiré a Jonah y a Rebeca, que esa es otra, me acoste con una chica llamada Marina por probar y la verdad que no me disgustó, pero tengo claro que soy de rabos.
Ah, y que no se me olvide que me tiré a Mario en la azotea y a Fernández en el mar. Tampoco puedo saltarme cuando lo hice con Javi en el cuarto de fregonas o con Leo debajo de una de las extensas mesas del comedor del hotel.
Creo que esas fueron mis únicas experiencias en ese viaje, ah sí, el último día paso algo raro.
Yo estaba en la piscina tomando el sol y de pronto se me acercó un chico.
-¿Ruth?
Me bajé las gafas de sol y pude observar con detenimiento ese rostro que me sonaba tanto.
-Tú eres Alberto, el amigo de mi hermano, ¿no es así?
-Cierto, -me saludó amablemente con dos besos -¿qué haces aquí?
-De viaje de fin de curso, pero ya me voy.
-¿Qué? ¿Cuándo?
Miré mi reloj y me levanté rápidamente.
-En teoría -explicaba mientras recogía las cosas ligeramente alterada- ya.
-¿Cómo que ya?
-A ver, debería estar en cinco minutos en la estación de autobuses.
-Andando tardarás como 15.
-Voy a perder el bus. Mis compañeros se van sin mi -dije estresada.
-Ten en cuenta que si vas por parte de la playa, y corriendo -añadió- te ahorras unos minutitos.
-¿Cuántos son unos minutitos?
-Los suficientes para llegar a tiempo.
-Pero no sé por dónde me dices.
Me cogió de la mano y mirándome firmemente afirmó:
-Yo te guío.
Fuimos corriendo como dos balas ansiosas por llegar a la víctima. Yo me tuve que aguantar las ganas de reírme. Todos los guiris nos miraban asombrados e incluso alguno se llegó a pensar que eramos atletas y estabamos entrenando para la próxima olimpiada por los gritos que emitían algunos. Cuando llegamos nos despedimos con un abrazo.
-A ver si te veo pronto.
-Ya sabes dónde vivo.
Él río y se marchó.
Cuando me senté en el autobús los profesores me hecharon una regañina muy fuerte por no haber estado presente en ninguna de las actividades organizadas ya que había estado gastando mi tiempo en tirarme tíos aleatoriamente. Lo bueno es que Paco me había reservado un sitio a su lado y tuve siete horas para contarle todas mis experiencias.
Y bueno querido diario, ¡que ya llega verano!

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⏰ Última actualización: May 29, 2016 ⏰

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