Fantasmas

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Al día siguiente la primera en despertarse es Diana, lo primero que hace es voltear a su lado y ve a Pablo, por una parte se siente feliz de que él esté a su lado, por otro lado, se siente decepcionada al darse cuenta de que todo lo acontecido fue real y no sólo un sueño.

Luego, Diana nota al chico algo extraño, al darse cuenta, ve a Pablo sudando copiosamente, la chica pone su mano en su frente y nota que está muy caliente.

—Despierta Pablo —le dice la chica preocupada— Tienes fiebre.

—No es nada —le dice el chico que está despertando— Ya se me pasará.

—No —le dice la actriz— Necesitas tomar alguna medicina.

—No —le dice el chico— Lo que ahora me importa es llegar con mi familia, no te preocupes.

—¿Estás seguro? —le pregunta la chica.

—Si —dice Pablo confiado.

El chico se incorpora con dificultad y ambos bajan a desayunar lo que encuentran.

Después, los chicos toman algo de comida de una tienda de junto y buscan un auto.

—Cualquiera está bien —dice la actriz— Yo me encargo de manejar.

—Menos mal —le dice Pablo— Tampoco sé manejar.

—¿Y cómo le hubieras hecho para irte? —le pregunta Diana.

—Tal vez me hubiera ido en bicicleta —le dice el chico.

—Te llevaría más de 10 horas, y además te dolería el trasero —le dice la chica bromeando.

—Pues no me voy a quedar 10 horas sentado en la bicicleta —le dice el chico sonriendo.

Los dos suben a un auto particular y Diana se sienta en el asiento del chofer, busca las llaves y al encontrarlas, enciende el auto y comienza a manejar.

—Dime por dónde tengo que irme —le dice la chica a Pablo.

—OK —le responde éste.

Al ingresar al camino, la chica menciona:

—Espero que no nos ataquen.

—No te preocupes —le dice Pablo— Me he dado cuenta de que sólo atacan en grandes ciudades y no en el campo.

—Ojala tengas razón —le dice Diana.

A pesar de eso, Diana nota al chico todavía con su malestar.

Un poco más adelante, los dos van manejando y acercándose a la frontera del estado de México con Hidalgo, Pablo a ratos se queda dormido por la fiebre no sin antes decirle a la actriz por dónde tiene que moverse.

Después de cruzar la frontera, Diana despierta al chico preocupada.

—¿Qué sucede? —pregunta Pablo.

Ella le indica que mire por el retrovisor y al hacerlo ve a lo lejos una nave que los va siguiendo.

—Está muy lejos —dice Pablo— Probablemente no nos ha visto, pero por si las dudas hay que detenernos.

Diana estaciona el auto cerca de unos árboles y su espeso follaje oculta a los chicos, la nave se posa directo sobre ellos y allí permanece.

De la nave, baja flotando en una especie de disco uno de sus tripulantes y se para frente a ellos, pero de espaldas, los chicos se suben con cuidado sobre de un árbol para no ser vistos, el alien se acerca al auto y lo examina buscando alguna señal de vida.

Los chicos observan atentamente esperando a que el ser se canse de buscar, se suba a su nave y se vaya, el alien entonces pone una esfera negra en la parte de los asientos y ésta explota provocando que el auto entre en llamas, los chicos ven cómo su medio de transporte se quema sin poder hacer nada para evitarlo, sin embargo, la rama donde estaba Diana no soporta más el peso de la chica y hace que caiga al suelo, el ser se da cuenta y va hacia ella, el chico reacciona rápidamente y se interpone entre la chica y el alien.

—Si quieres hacerle daño, tendrás que pasar por mí —le dice aunque sabe que no le entiende.

El alien saca un arma parecida a la que usaron para matar a Mario, pero el chico logra tirársela con su pie y es que como le dio con el zapato, no le hizo daño alguno, al parecer, para que el arma funcione tiene que tocar la piel, el ser entonces recurre a lanzarse sobre ellos y lanza lejos a Pablo, luego el ser se va contra la actriz y ésta está acorralada por los árboles, el ser la ataca y la deja tirada y lastimada, Pablo al ver eso se enoja y va hacia el ser, se le monta y no lo suelta mientras le dice a la chica que se vaya, cuando ella ya se ha alejado lo suficiente, Pablo logra darle una serie de golpes al alien que lo dejan aturdido, finalmente, un último golpe del chico manda a volar al alien lejos de allí a donde cae inconsciente, los chicos entonces aprovechan para huir.

Mientras corren Diana le pregunta al chico:

—¿Cómo le hiciste para mandarlo a volar así? ¿De dónde sacaste tanta fuerza?

—No lo sé —le dice Pablo— Creo que estaba muy enojado.

—No —le dice ella— Ese alien era como dos veces más grande que tú.

—Pues no lo sé —le dice el chico.

Después de correr por un rato, los dos se detienen a descansar.

—¿Y ahora qué? —le pregunta Diana al chico.

—Aquí no hay carros —le dice Pablo— Estamos en medio de la nada, por ahora habrá que caminar.

—Ya qué —dice a chica.

Después de mucho caminar, los chicos están cansados y sedientos, Diana nota que el chico otra vez está ardiendo en fiebre y le dice:

—Hay que descansar.

—No —le dice Pablo— Hay que seguir, si nos detenemos ahora nunca llegaremos.

—Pero estás ardiendo en fiebre —le dice Diana— No puedes caminar así.

A pesar de todo, Pablo tuvo que detenerse porque la fiebre le había subido más, así que se detuvieron bajo la sombra de un árbol. El chico se recuesta y allí se queda mientras Diana lo observa, de su bolsa saca unos trapos, va a mojarlos en un pequeño charco que había por allí y se los pone en la frente.

—Es todo lo que puedo hacer por ahora —le dice la chica preocupada— ¿Por qué tenías que morderlo?

Pablo está a punto de perder la conciencia, pero entonces oye una voz:

—Todavía no.

Pablo reconoce la voz y menciona su nombre:

—Julián.

—¿Qué dices? —se pregunta la chica extrañada.

Pablo tiene frente a él, a Julián, a Mario y a Olivia, sólo él los puede ver.

—Todavía no Pablo —le dice Mario.

—Cuando te vi supe que eras especial porque estabas con Diana —le dice Julián.

—Después te darás cuenta de que eres más especial de lo que crees —le dice Olivia.

Pablo sigue mirando a los 3 mientras los oye hablar, finalmente Julián le dice:

—Hazlo —y acto seguido los 3 desaparecen y Pablo pierde la conciencia.

InvasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora