Invasión

El primer caído

Más adelante, los 5 sobrevivientes pasan por el agujero que antes habían hecho Diana y el chico y llegan de nuevo al drenaje, ésta vez, como precaución por los malos olores, todos llevaron trapos húmedos que se pusieron en la boca y nariz.

Julián saca el trozo del mapa que cortó del original y viéndolo, les dice a los chicos que caminen hacia la derecha y así lo hacen. Los chicos van caminando e iluminando con sus lámparas y las dos chicas van junto a ellos temerosas de encontrar algún ratón.

Cuando por fin llegan a donde tienen que dar vuelta, los 3 hombres, usando sus instrumentos, abren un agujero en la pared curva del muro que conecta a su derecha, finalmente abren una conexión y caminan por otro tubo de drenaje, aunque más pequeño.

Más adelante, el mapa les indica que ya están cerca de las instalaciones del metro, así que de nuevo, los 3 hombres hacen un boquete por las paredes y excavan un túnel, de esta manera cruzan y llegan, tal y como lo había dicho Julián, a las taquillas del metro, sin embargo está oscuro, en parte porque no hay luz y en parte porque ya ha oscurecido.

—Ahora hay que bajar a los andenes —les dice Julián a los 4.

Los 5 bajan por las escaleras que lucen algo derruidas y con ayuda de las lámparas, logran llegar a los andenes, allí no hay nadie, o no pueden ver los muertos por la oscuridad, Julián iba a bajar por las vías, cuando ve que los demás están algo más atrás y él los mira diciéndoles:

—No se preocupen —les dice Julián— Como no hay luz, no hay peligro de electrocutarnos.

Al ver que a Julián no le ha pasado nada, los demás se animan a bajar.

—¿Ahora hacia dónde? —pregunta Mario.

—Pues hay que caminar por toda la línea del metro —les dice Olivia.

—¿Pero a dónde? —pregunta Diana.

—Yo quiero ir a mi casa —dice Pablo— Quiero ver a mi familia.

—¿Dónde vives? —le preguntan los oficinistas.

—En Ecatepec —le responde Pablo.

—Queda muy lejos —le dicen.

—Lo sé —les dice Pablo— Pero no me importa.

—Entonces te acompañaremos —le dice Julián.

Después el muchacho saca un pequeño mapa de la red del metro que tenía en su cartera y con ayuda de la lámpara logra ver la ruta a seguir:

—Podemos caminar hacia la estación de Tacuba y allí cambaríamos hasta llegar a Hidalgo o Bellas Artes y de allí hacia Indios verdes o Ciudad Azteca, depende de ti.

—Es igual —les dice Pablo— Las dos me quedan igual de cerca.

—Ok —dice Julián mientras guarda su mapa— Caminemos hasta Bellas Artes y allí decidiéremos a dónde ir.

Los 5 caminan durante mucho rato, casi no hablan y sólo se dedican a caminar, en ocasiones las chicas se cansan obligando a los demás a que descansen por algunos minutos y después reanudan la marcha.

Cuando son alrededor de las 10 de la noche, Pablo y Diana están más cansados, porque ellos habían caminado más cuando llegaron a las oficinas, así que le piden a Julián que se detengan a descansar, Julián acepta. Los 5 improvisan una pequeña tienda de campaña con cobijas y otras cosas que se habían llevado de las oficinas y del centro comercial, después de comer la comida que tenían, allí duermen.

Al día siguiente se despiertan, recogen todo lo que tenían con ellos y después de desayunar, reanudan su marcha.

Finalmente, después de algún rato, los 5 llegan a la estación Tacuba, proceden a subir por los andenes y siguen su recorrido para cambiar de correspondencia, cuando van a llegar a la línea azul, Julián, que va hasta delante los detiene:

—Esperen —les dice— Aquí hay que tener cuidado.

Julián y los otros han llegado a una parte de la estación que está al aire libre, donde hay un monumento, los 5 caminan con cuidado pegados a la pared y sin hacer ruido porque pueden oír el ruido que hacen las naves al surcar el cielo.

Cuando se van alejando del lugar oyen como sin algo fuera a caer y ven cómo una nave enemiga y que al parecer fue derribada cae sobre el lugar del monumento, haciendo que la nave se parta en dos.

De ella sale algo que ellos adivinan que es el que pilotaba la nave, los 5 observan asustados cómo salen una especie de tentáculos, pero con espinas y que tienen algo parecido a un tubo metálico. Finalmente sale el ser que las pilotaba, tiene aspecto de calamar, pero con varios tentáculos espinosos.

—No se muevan —les susurra Julián.

El ente sale por completo de la nave destruida, pero está de espaldas, así que no ve de momento a los chicos, éstos, se mueven poco a poco y lentamente para huir sin ser vistos, sin embargo, debido a que tenían toda su atención en el ser, Olivia no alcanzó a ver que pisó un pequeño fragmento de vidrio y que al pisarlo, tronó llamando la atención del ser.

Al verse descubiertos, rápidamente los 3 chicos fueron en ataque del monstruo usando las lanzas y otras armas que habían obtenido mientras les decían a las dos chicas que escaparan, a pesar de ser 3 y a pesar de las heridas recibidas por la caída, el ser era más fuerte, finalmente éste se defiende con su arma, que es el tubo metálico y ésta brilla, con esta arma toca a uno de los chicos, Mario y éste cae al suelo inconsciente.

Los dos chicos restantes, al descubrir que su amigo ha muerto, se enfadan y le clavan todas las lanzas al ser, inmediatamente huyen de allí y el ser se queda inmóvil.

Los 2 alcanzan a las chicas y Olivia pregunta por Mario.

El silencio de los chicos y su cara de impotencia les da a entender a las chicas que no lo volverán a ver, Olivia no puede evitar que le salgan las lágrimas, así que desanimados reanudan su caminata por las vías del metro. Precisamente por la tristeza, nadie dijo ni una sola palabra.

��������~���"@