- Adiós -

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Una vez que terminaron ese embriagante beso y perdieron a los guardias de vista se levantaron.

Adrien ayudo a Nath a levantarse pero el rubio solo aprovecho para pegarlo a el.

- Ya suelte me...podrían vernos...- chillo el menor, puso sus manos en el pecho del príncipe para intentar separarse pero fue en vano.

- Tu fuiste el quien invadió mi espacio personal al inicio de todo. - lo abrazo por la cintura.

- ¿Que...Que es lo que quieres? - bajo la cabeza desanimado, de seguro solo jugarían con sus sentimientos y para ser un plebeyo nunca había recibido tal atención.

- A ti...- se quito el antifaz y lo lanzo lejos de ahí, así reconocerían al príncipe y no lo detendrían, volvió a cargar a Nathanaël pero esta vez como si de una princesa se tratase.

Las mejillas del pelirrojo ardieron a mas no poder de vergüenza y felicidad, deseaba la atención del príncipe pero era vergonzoso.

Era el momento perfecto, seguro el príncipe lo llevaría a su habitación para hacerlo "suyo" y de nadie mas, pero como siempre cada que llegaba a ser feliz algo malo pasaba.

- ¡Adrien! -Una voz chillona grito detrás de los chicos, estos voltearon y se sorprendieron.

- ¡Chloe...Pu...puedo explicarlo!- se alarmó el rubio.

- No hay nada que explicar! Parece que se revolcaron! - apunto a la ropa de ambos que se encontraba llena de tierra. - tal vez no lo entiendas pero TU eres mi futuro esposo, ¡Guardias!

Varios hombres rodearon a los chicos, con algo de trabajo lograron arrebatarle a Nathanaël de sus brazos quien trataba de safarse.

Y Adrien quien era llevado a la fuerza al castillo.

- Dejen lo en paz! El no hizo nada - lo ultimo que grito el rubio para que se nublara su vista y se debilitara, lo habían golpeado.

Lo ultimo que vio fue a su pelirrojo gritando y con lágrimas en los ojos....
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Por otro lado... Marinette se encontraba escondida por algunos arbustos culpándose así misma... No quería hacerle daño a su amado... Pero el pelirrojo se lo había ganado, ahora el se pudrirá en la cárcel si no es que lo matan primero...

Se limpio una ultima lágrima que recorría su mejilla y sonrió ampliamente, ahora solo faltaba deshacerse de la princesa...

-el Principe, El Plebeyo Y La Doncella- (FINALIZADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora