Capítulo 6: Salto al infinito

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37º 22' 27" Norte, 5º 59' 18,84" Oeste.
Alrededores de la Plaza de España, Sevilla.
Viernes 12 de octubre de 2012.
10:00 GMT+1.

Quedaban dos horas aún para el inicio del desfile con motivo del Día de la Hispanidad. Aun así, ya se empezaba a ver gente agolpándose por toda la zona del recorrido. Ese año era especial. Normalmente se realizaba en la capital de España, Madrid, pero en esta ocasión se había designado a la ciudad de Sevilla para organizar la celebración principal. A ella acudirían todas las personalidades de la nación, incluyendo a la familia real, el presidente del gobierno y representantes de todos los países aliados. Entre ellos, Edgard Grant, Vicepresidente de los Estados Unidos, quien era el invitado de honor de ese año para conmemorar las excelentes relaciones entre las dos potencias. Es por ello que el recorrido iba a ser bastante largo y contaría con mayor número de soldados y vehículos que en años previos. En concreto, las unidades de tierra participantes iniciarían su marcha desde la Isla de la Cartuja cruzando el Puente de la Barqueta. Desde ahí tomarían la ancha Ronda de Capuchinos y sus sucesivas prolongaciones hasta llegar al Casino de la Exposición, lugar donde se había habilitado el palco de personalidades. Tras realizar el saludo a la familia real, presidente del gobierno e invitados, proseguirían hacia la Plaza de España, lugar donde finalizaría el recorrido.

Ahí era donde se encontraba en esos momentos una de las unidades móviles del canal público nacional de noticias. Dentro de él se encontraban dos técnicos revisando todo el equipo. Afuera estaba María Luces, una de las reporteras encargadas de cubrir en directo todo el evento. El canal había preparado una gran cobertura, con cinco unidades móviles y diez reporteros en tierra, un total de cuarenta cámaras cubrían todo el recorrido, a las que se les tenían que sumar un helicóptero y las que irían en los aviones de la exhibición paracaidista.

Para María esa era una ocasión inmejorable para destacar y que la vieran en todo el territorio nacional. Desde que había salido de la universidad, dos años antes, tras licenciarse en periodismo, no había hecho más que dar tumbos de un lado a otro, haciendo prácticas mal pagadas y con jornadas abusivas. Hacía tan sólo dos meses que le habían dado la gran oportunidad que llevaba tiempo esperando, una sustitución por maternidad en la delegación territorial del canal público nacional, ni más ni menos. Desde pequeña siempre había sido una chica ambiciosa y con mucha determinación. A sus veinticinco años era una mujer muy atractiva de pelo castaño, ojos marrones claros y unos rasgos muy finos. Medía ciento setenta y seis centímetros y conservaba una figura delgada y esbelta. Podría haberse dedicado a la moda perfectamente, de hecho, hizo sus pinillos al poco de empezar a estudiar para ser periodista. Al final ese mundo no la convenció y prefirió centrarse en su carrera profesional para poder llegar a ser una reportera de prestigio. Ese era su gran sueño. Un deseo nacido tras años de admiración a grandes profesionales que habían consagrado sus vidas a contar lo que sucedía en el mundo, guerras, crisis, corrupción, etc. Eran muchos los temas importantes que ella soñaba con cubrir, pero por el momento, solamente había podido hablar de cosas mundanas en el programa de sucesos en el que estaba contratada. Es por eso que ese día se sentía pletórica, ya que se trataba de su primer gran evento y esperaba que le sirviera de catapulta profesional. El problema es que ese pensamiento no era exclusivo de ella, todos sus compañeros lo compartían, incluido los más veteranos. Al ser ella la más novata, lo tenía complicado para que le asignaran uno de los puestos más relevantes. Al final, lo que le había tocado era estar en la Plaza de España, para entrevistar a los soldados que fueran llegando tras acabar el recorrido y al público que se pudiera congregar ahí. Tan cerca pero a la vez tan lejos de su ansiado objetivo, se lamentó cuando lo supo. Habría deseado poder estar justo al lado del palco de personalidades y tener la oportunidad de entrevistar a alguien importante. A quien fuera, un embajador, un diputado, ¡un ministro! Así lograría darse a conocer al público, conseguiría hacer una pregunta sagaz y conseguir un titular que saliera en todos los medios...

La marca de Odín: El despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora