Capítulo VIII

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Gabe tocó a la puerta de la casa que más ruido hacía en el vecindario, y el anfitrión de la fiesta no tardo en abrir la puerta, Connor y él lo saludaron y entraron a la casa hecha un desorden. Adolescentes besándose, bebiendo y haciendo karaoke frente a la televisión que mostraba la pista de la canción, al fondo de la sala se encontraba una mesa de billar, en la cual no había nadie, y Gabe golpeó levemente a Connor en el hombro para después señalar la mesa de billar. Fascinados se acercaron a la mesa y comenzaron a jugar, pronto varios chicos se les unieron y las apuestas no se hicieron esperar. Gabe apostó treinta dolares y Connor cincuenta, cualquiera pensaría que solo estaban desperdiciando su dinero y que lo perderían fácilmente. Pero no por nada eran los mejores en el billar.

-Apuesto otros veinte.- dijo un bajo y regordete chico. 

Gabe sonrió ampliamente ante la petición, pues sabía que serían diez para Connor y diez para él. Siguió jugando con toda la concentración que se podía tener en una fiesta como esa. Y pronto absolutamente todo lo que los demás apostaron se convirtió en la fortuna de ambos amigos.

-¿Alguien más quiere jugar?-preguntó Gabe con más billetes en la mano de los que le cabían. Nadie contestó y Connor alzó una ceja hacia él como un te lo dije, después de esto nadie volverá a apostar en su vida.

Gabe sonrió y dio la vuelta para dirigirse a la salida junto con Connor, ambos se detuvieron en el auto del padre de Connor y depositaron en un lugar seguro y escondido el dinero, más tarde regresaron a la fiesta y bebieron más de lo debido. Pero Gabe solía beber menos que Connor, lo cual era muy inteligente, ya que alguien tendría que cargar al otro si es que se embriagaba demasiado.


-¿Por favor?-Grace le rogaba a Jane para ir a comer pizza a su restaurante favorito.

-No tengo hambre.- renegaba Jane ya con la pijama puesta, la cual constaba de un short corto y una blusa blanca de tirantes.

-De acuerdo, la pedimos para comer aquí.- rogó Grace, quien se negaba a cambiarse para ir a dormir.

-Ve tu.

-No sé manejar...- Susurró con vergüenza Grace.

-Ha, claro. Que chocaste el auto dos veces el ultimo año.

-¡No me lo recuerdes!-Grace le aventó una almohada a su hermana y luego se sentó en la cama molesta y decepcionada de no poder tener su pizza.

Grace no le hablaría los siguientes dos días y Jane lo sabía, así que optó por aceptar.

-Bueno, vamos.- En cuanto Jane dijo eso Grace saltó emocionada y la abrazó demasiado fuerte, Jane solo hizo cara de asfixia y se dejó abrazar. Grace no necesitó vestirse mejor, pero Jane estaba tan cansada que escogió los primeros jeans de mezclilla, y conservó su blusa delgada y blanca.

-¿Ha cual vamos?-preguntó Jane, ya que habían distintas sucursales por toda la ciudad.

-Al de la avenida principal ¿Lo recuerdas?- Grace miraba al frente pensando en comida, pizza para ser exactos.

Jane asintió y continuó conduciendo. Una vez en la avenida principal, Jane giraría para encontrarse con el estacionamiento del restaurante, pero notó una figura que se cruzaba a mitad de camino, y se apresuró a frenar, Grace se exaltó y soltó un grito que aturdió a Jane y puso nerviosa. Cuando Jane hizo que el auto parara salió de él preocupada, Grace en cambio salió atemorizada.

Se encontraron con un borracho estúpido, que sostenía una cerveza en la mano y con la otra levantaba el dedo de en medio hacia Jane.

-¡Casi me arrollas!-dijo con voz distorsionada.

Grace soltó una respiración contenida al notar que todo estaba bien y no irían a la cárcel por eso.

-¡Si salieras de la mitad de la calle tal vez esto no hubiera pasado!-renegó Jane cruzándose de brazos.

-¿Donde está tu mamá? ¿Es que no hay nadie que te cuide?-insultó Grace molesta.

El chico solo se dispuso a señalar la única casa iluminada del todo en el vecindario.- Tengo una buena fiesta ahí.- dijo riéndose estúpidamente.

-Vamos.- Dijo Jane dándose la vuelta para subirse de nuevo al auto.

-No vamos a dejarlo aquí. ¿Y si alguien de verdad lo arrolla?- Grace dijo preocupada.

Jane giró los ojos porque sabía que Grace tenía razón, y por que tendrían que llevarlo adentro y entrar a la fiesta que por cierto era a la que Tessa, la rubia arrogante la había invitado.

-Genial.- Dijo Jane cerrando su puerta de golpe y volviendo con el chico ebrio. Ambas hermanas lo tomaron como pudieron y subieron las escaleras antes de llegar a la puerta y darse cuenta de que estaba abierta. Grace solo entró por delante y buscó un lugar para sentarlo, Jane lo ayudó a acomodarse en ese lugar y justo cuando se iban a ir, esas voces irritantes surgieron desde atrás de ellas.

-¿Tan rápido te vas amor?- Connor rodeo los hombros Jane con un brazo.

-Dios, cuanto te extrañe cielo.- Dijo sarcástico Gabe posando su cabeza entre el cuello de Grace.

Y entonces ambas supieron que nunca jamás volverían a ayudar a un ebrio en apuros.

Something BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora