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Las vacaciones llegaron, teníamos que despedirnos, serían dos largos meses sin vernos, me parecían infinitos. Te iba a extrañar mucho.

—Te quiero.— susurraste en mi oído.

—Te quiero mil veces más— respondí, no quería dejar de abrazarte, sentía que si te soltaba sería para siempre, no quería eso —Promete que volverás en agosto.

—Lo prometo.— dijiste y dejaste un beso en mi mejilla.

Las cartas que nunca te daré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora