PREFIGURACIÓN

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Acabarás como tu padre.

Sentenciaba siempre mi madre, a modo de coletilla, al cabo de reprobarme una mala acción.

Acabarás como tu padre.

Aunque yo nunca he sabido cómo acaba, ni si quiera cómo comienza, la historia de mi ( por así decirlo ) fantasmagórico padre.

Mi padre: un enigma o, acaso, una invención de mamá.

Quién sabe.

Una vez le pregunté a mi abuela, presunta madre de mi padre, quién fue realmente mi papá y porqué mamá lo aludía de ese modo. No dijo nada. Simplemente fingió que no escuchaba y se afanó, inmutable, a la labor de remendar calcetines.

Luego probé suerte con mi abuela materna. Y luego con la tía Clotilde, hermana de mi madre.

Y una de dos: o bien todas ellas convinieron restituir con urgencia el estado de los calcetines familiares, o bien yo dejé de ser visible y hasta audible y por lo tanto un espectro como mi padre.

Por eso un día se me ocurrió recurrir al tío Guillermo, el único que no sabia zurcir calcetines y del que siempre percibí una estima eminentemente familiar, a pesar de que nunca discerní si era hermano de mi madre o de mi padre, hijo de mi abuela materna o paterna, aunque a mí me daba igual. Pero el Tito Guillermo, que muchas noches las pasaba con mamá - especialmente cuando pernoctaba yo en casa de tía Clotilde-, tampoco arrojó ninguna luz sobre el misterio que en esa época me intrigaba.

Y así fueron transcurriendo los años y , paulatinamente, menguando el interés por la ignota biografía de mi padre. Y llegué a un punto que casi me olvidé de él. E incluso de la famosa coletilla que evocaba un recuerdo que, realmente, nunca existió como tal.

Hasta hoy.

Concretamente, hasta ahora mismo.

Cuando un ulular de las sirenas de los coches de policía y su color, de azul eléctrico reverberante, están a un paso de darme alcance.

Cretinos, monstruos y fantasmas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora