Tratamos de ser lo más sigilosos que pudimos para evitar encontrarnos con nadie que nos conociera o que supiera qué éramos. Obviamente todos sabían quiénes éramos, pero por suerte estaban tan preocupados de ganar la batalla que nos dejaban ir.
Bajamos por la escaleras de acero, que ahora estaban cubiertas de sangre, los muros que una vez parecieron de mármol estaban repletos de hoyos y manchas rojas muy espesas, el olor a muerte era insoportable y lo denso del aire apenas me dejaba respirar, además, los nervios me tenían enferma, cada vez que oía algún sonido veía que Bruce se me acercaba y mataba a Máximo. Él se veía seguro de todo, sus ojos fijos en la meta no cambiaban de curso volviéndolo más dominante de lo que fue una vez, pero de pronto en mi mente apareció la palabra "traidor" y un odio tóxico me revolvió el estómago.
- Detente - le dije
- ¿Qué pasa? ¿te arrepientes de esto?
- No, solo quiero atar los cabos sueltos.
- De qué hablas
- Quiero acabar con Adriaan, lo acabaré con mis propias manos.
- Por qué, ya estamos cerca de nuestra libertad ¿para qué volver justo ahora?
- Déjame hacerlo, no quiero que le diga a nadie lo que estoy haciendo; si lo dejo vivo, le dirá a Bruce que lo traicioné, que traicioné a la resistencia por ti y no quiero que lo sepa. Quiero que piensen que desaparecí y punto.
- Te acompaño.
- No, esto debo hacerlo sola.
Me fui por abajo, por los ductos subterráneos de la cárcel hasta el cuarto en donde estaba Adriaan, nadie lo había encontrado, porque la celda fue hecha específicamente para detener a la gente que no queríamos que encontraran.
Cuando llegué estaba gritando por ayuda. Pero al verme suspiro hondo, confiando que yo venía a rescatarlo.
- Al fin, llevo horas aquí.
- Lo sé
- Qué bueno verte, Esperanza. Creí que moriría en tierra enemiga.
- ¿A caso no viniste a eso precisamente?
- Qué quieres decir
- Viniste aquí haciendo alarde de la información que le tenías al Cuervo sobre mí y seguro cuando Bruce llegara le darías la información que le tenías sobre mí a él. Pondrías a ambos en mi contra, de alguno de los dos vendría la bala que acabara con mi vida, ¿no, es así?
- No, no claro que no. Yo jamás haría nada contra ti, sabes que yo jamás te dañaría ni perjudicaría, eres mi superior y eres la mujer que siempre he...
- Qué ¿amado? Maldito mentiroso, no tienes corazón, ni razón, ni poder. No eres nada más que un lame botas, un idiota que quiere salvar el pellejo como fuere y en las manos de quién fuere. Pero eso acaba hoy.
- ¿Crespa... qué haces con esa arma?
- ¿Para qué son las armas, Capitán Kart? - dije apuntándole
- No, no puedes matarme. Tu hermano sabrá que fuiste tú quien me mató.
- ¿Cómo lo sabrá, Kart? Si ya estás muerto - un disparo en el cuello y todo acabó para la rata traidora.
Lo maté
Lo maté
Lo maté... al fin...
¡Oh no! ¡Qué hice!
¡En qué me he convertido! ¡Soy igual que él! No, no lo soy... soy peor. Las manos me temblaban por el solo hecho de pensar que me había vuelto loca... una asesina de verdad
Volví a la salida con una duda ¿por qué todo parecía tan silencioso? Miré rápido hacia arriba, buscando la respuesta, pero entonces mi corazón latió con mucha fuerza, el miedo... el miedo se apoderó de mi alma y corrí a la superficie para encontrar a Máximo. Subí y subí las escaleras mirando para todos los lados, y recordé... el patio principal. Vi desde lejos que todas las fuerzas de combate se habían condensado en ese lugar, y lo que no quería que sucediera, sucedió.
Bruce me vio desde allá abajo y no tuve más remedio que ir junto a él, intenté no tocar a nadie pero fue imposible, porque muchos intentaron matarme en el camino, pero algunos soldados se retraían de dar algún golpe por miedo a su comandante, el Cuervo. Al tenerme cerca, me tomó del brazo y me forzaba a salir de ahí.
- Tienes que irte de aquí, él puede venir y descubrir tu trampa
- No, no, Bruce. Déjame.
- Sáquenla, de aquí
Mandó a otros dos hombres y mientras eso ocurría vi que Máximo se dio cuenta de que me llevaban, imagino que creyó que Bruce había descubierto la verdad de los dos y que por eso plantó una carrera de cinco segundos para rescatarme de lo que seguro sería mi sentencia de muerte por traición. Pero al enfrentarse a Bruce inició el término de la guerra.
Ambos, frente a frente, apuntándose con las más hermosas armas que jamás creí conocer, ambos tratando de salvarme, creyendo que el otro quería matarme. El miedo me hizo callar, no sé porque rayos me callo cuando debería hablar y hablo cuando debería callar...
Bruce y Máximo se enfrentaron en un duelo a muerte, dejaron las armas de lado, pues una pelea cuerpo a cuerpo era más honorable. Ambos se deshicieron de la ropa que les molestaba, como los chalecos antibalas, etc.
Con navajas militares en mano, comenzaron a disputarse el dominio total; el manejo de ambos era poético y mi desesperación era más salvaje que poética, intentaba moverme de entre los brazos de los dos hombres que Bruce mandó a protegerme pero me sostenían como mandíbulas de pitbull y no me soltaban.
La pelea se tornó fea, pero nunca sucia, si algo mantenían arraigado tanto mi hermano como Máximo era el honor de una batalla limpia y sin trucos. Distinguí después, entre los hombres, a Adam y luego a Terry, que me miraba con ojos extraños, pero mi mente no estaba tranquila...
Los golpes más duros venían de Bruce, en la cabeza, en los brazos, los tajos tenían sangrando a Máximo por todos lados, aunque él también le había dado golpes certeros a mi hermano en la muñeca y en la espalda. Mientras ellos peleaban, los hombres de ambos bandos se mantenían vigilantes, atentos, apuntando sus metralletas al enemigo sin siquiera guiñar un ojo. De repente un golpe deja sin cuchillo a Máximo y Bruce se había apresurado luego a tomar el arma que había dejado a un lado hace poco.
Entonces lo mira casi acabado en el suelo y dice: "hoy termina tu dictadura" mi corazón se apretó del horror y mis brazos se llenaron de fuerza sobrenatural, tanta que llegué a botar a los hombres que me tenía prisionera cuando me les zafe para irme enfrente de Máximo para quedarme tras la bala que Bruce iba a disparar gritándole anticipadamente que no lo hiciera pero...
ESTÁS LEYENDO
PRISIONERA
General FictionLa Mayor Esperanza McAvoy a peleado toda su vida contra el opresivo gobierno militar... ha jurado proteger a la resistencia y luchar hasta la muerte para lograr la libertad de su gente... su oportunidad ha llegado... ¿se dejara seducir por el enemig...