Sasuke nunca se consideró una persona curiosa, es más, siempre resultaba indiferente ante todo, exceptuando las famosas técnicas ninja o los conocimientos para aniquilar a su hermano. Lo demás no ocupaba ningún espacio en su vida.
Pensándolo bien, tal vez fue por eso que nunca se interesó en saber más sobre la reproducción humana, o en otras palabras, "sexo". Un término curioso para referirse al coito que no conocía hasta hace el día anterior.
Lamentablemente, sobre el tema sabía lo básico: Necesitaba poner su pene en la vagina de alguien y tratar de orinar dentro.
O algo así le explicó su madre hace ya una década atrás.
¿Cómo reviviría el clan con tan poca información?
Saliendo del tema, Sasuke se dirigía en dirección al Hospital general de Konoha, ¿La razón? Darían al Dobe de alta y era el único disponible para acompañarlo a casa. Lamentablemente aun no entendía del todo la razón por la que el rubio terminó desangrándose en el piso del comedor. De la nada le dio una hemorragia y se desmayó ante sus pies, y él como buen samaritano que era lo llevó al hospital (llevándolo como un saco de papas y dejándolo como peso muerto en la camilla, obviamente) en donde la vieja esa murmuró con cara de amargada un "mocoso pervertido" para después decirle que viniera por él a la mañana siguiente.
No le tomó mucha importancia y trató de negar esa pequeña calma al enterarse de que no había sido nada grave. No le gustaba admitirlo, pero después de todo, el Usuratonkachi era su amigo. Eso y también estaba el hecho de que el Dobe aún tenía que reconstruir su casa, cosa que era más importante, por supuesto.
No notó el leve sonrojo en sus mejillas.
Sacudió su cabeza y suspiró ante la incomodidad que sentía al estar en ese lugar. En frente de el su destino.
Nunca fue aficionado a los hospitales, pero desde que tuvo que presenciar los repugnantes experimentos de Orochimaru con niños de apenas cinco o siete años, quedó con un gran repudio hacia ese tipo de lugares. El olor a desinfectante, plástico y chakra curativo era una mezcla que le asqueaba. Recuerdos de cuerpos jóvenes en agonía siendo abiertos, cerrados, torturados y hasta mutilados lo invadían, pero con el paso del tiempo aprendió a suprimirlo lo máximo posible.
En cierto modo esos conocimientos anatómicos lo habían ayudado en varias ocasiones, pero de todas maneras prefería la teoría a la práctica.
La habitación de Naruto era la 305, y cuando se hubo en frente de ella no evitó arreglarse un poco. De manera inconsciente se acomodó el pelo y se aclaró la garganta. Trató de convencerse de que era como cualquier otra ocasión, y que no se debía a la presencia del rubio.
Entró sin tocar, esperando que el Dobe hubiera sentido su chakra, pero para su sorpresa, al parecer no lo había hecho y si así fuera, no lo había expresado. Naruto se hallaba sentado en el respaldo de la ventana mirando hacia la aldea, con la mirada perdida y los labios semi-abiertos. Llevaba puesta una bata de hospital celeste y unas pantuflas del mismo color.
Si Sasuke no fuera Sasuke (un emo vengador indiferente a la belleza del mundo) hubiera admitido que su amigo se veía bastante atractivo, atractivo ni que atractivo, se veía sexy.
Pero como era Sasuke-tengo-un-palo-metido-en-el-culo-Uchiha, no lo hizo.
O al menos nunca admitiría haberlo hecho...
- Salgamos de aquí Dobe. -Naruto se volteó algo sorprendido, pero de inmediato se recompuso al ver que se trataba de Sasuke. Fuera de su ensoñación, cerró sus ojos y sonrió radiante como siempre lo hacía. Se incorporó y puso sus manos en la nuca, respondido con un puchero nada creíble.
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"Un dobe siempre sera un dobe..."
Romance(Reescrita desde capítulo 5) Los accidentes ocurrían, pero cuando venían acompañados por un par de ojos azules, no hacían más que presagiar un mal augurio para el Uchiha. Sasuke deberá acatar las consecuencias del desastre, viéndose obligado a vivir...