Capítulo 6

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Aaron se ha ido a la cafetería del tren. Yo me encontraba escuchando música y mirando por la ventanilla. Él fue muy amable y me dejó este lugar.
Enseguida vuelve. El tiempo pasa lento y el traqueteo del tren me adormece, cierro los ojos. Pero enseguida me despierto. Veo a Aaron que está leyendo una revista de hockey, qué raro (irónico). No sabía qué hacer así que me aproximo disimuladamente para leer la revista. Aaron se da cuenta.
- ¿Todo bien?
- Es que me aburro y no tengo nada que hacer.
Él sonríe.
- Pues duerme. Ya te aviso cuando lleguemos.
La verdad que entendía por qué le gustaba a mi amiga ese chico. Era una monada.
Durante varios minutos hablamos tranquilamente de nuestras cosas, de lugares a los que nos gustaría ir... Aaron es un chico muy agradable.
Luego me echo hacia atrás en el asiento, empiezo a juguetear con los auriculares que tengo en las manos, haciendo pequeños nudos para luego deshacerlos.
Por fin llegamos. Bajamos del tren y nos dirigimos a la salida. Allí debemos esperar a los demás para ir hacia el albergue.
Durante el viaje nos hemos conocido mejor. Antes sólo nos conocíamos por Charlotte pero habíamos congeniado bastante bien.
Finalmente todos nos reunimos en la salida. Subimos a un autobús que nos llevaría al albergue. Cuando llegamos, nos dividieron y nos dieron las llaves de las habitaciones.
Aaron me esperó y una vez que estábamos listos, subimos en el ascensor.
- Aaron ¿has visto al recepcionista? Nunca había visto unos dientes tan blancos.
- Es verdad. Me he dado cuenta. ¿Qué producto usará?
- Ni idea. Pero se lo pediré prestado. Me veía reflejada en sus dientes.
Los dos empezamos a reírnos. Lo observaba a través del espejo del ascensor y pensé que era un chico guapísimo.
Llegamos a la segunda planta y él me cede el paso para salir. Habitaciones 209 y 210, una enfrente de la otra.
- ¿Te apetece que vayamos a cenar juntos?
- Perfecto.

Como me prometió mi novio, cuando llegó me llamó por Skype. Me enseñó toda su habitación. Era bastante grande y bonita para tratarse de un albergue.
-...Y este es el cuarto de baño.
Sonrió, me he dado cuenta de por qué me está haciendo una visita guiada por su habitación. Se había dado cuenta de que no me encontraba bien. Pero mi tristeza era por más razones que la distancia.
Oigo como llaman a su puerta.
- Voy a abrir.
Deja el portátil en la cama, puedo ver cómo aparece Giselle en la habitación.
- Estoy hablando ahora mismo con Charlotte.
Los dos se acercan y me saludan a través de la web cam. Parecían muy felices, seguro se lo estaban pasando muy bien. Pero yo en cambio no estaba bien. Nadie tenía que saber que estaba triste...

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