Capítulo 4

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Me senté en mi sitio de la clase. Enseguida apareció Giselle, la cual se sentó junto a mi.
El profesor entró.
- Buenos días chicos.
- Buenos días.
Dijimos todos los alumnos a la vez.
- Hoy tengo una gran noticia que daros. Este fin de semana, todos los institutos de la ciudad, viajaremos a la costa.
Todo el mundo empezó a aplaudir y gritar. Menos yo. No podía ir, tenía que entrenar.
- Venga chicos. Calmaos. Mañana quiero que me entreguéis las autorizaciones.
Empezaron a repartir las hojas. Mi sueño era competir en los internacionales, pero eso tenía sus consecuencias. Tenía que elegir si competir o ir de viaje a la costa.
Tocó el timbre anunciando el fin de la clase. Todo el mundo empezó a recoger, incluida yo.
Salgo a todo correr de la clase, Giselle extrañada corre hacia mí y me frena:
- Vale ¿qué ha pasado Charlotte?
- Nada. Estoy bien. Todo genial.
Me volví a girar para seguir mi camino, pero mi amiga no me iba a dejar marcharme tan fácilmente.
- Charlotte...
No le dejé acabar la frase. Me eché a sus brazos, las lágrimas recorrían mi rostro. Ya no podía aguantar más y lo solté todo lo que había estado guardando.
Una vez más tranquila, salimos al verde que tenía el instituto y nos sentamos en un banco.
Aún no me sentía preparada para contarle a alguien que he estado a punto de besar a West.
- Es por el viaje, ¿verdad?
Asentí. Era una buena excusa. Ella sabía lo importante que era el patinaje para mí.
Giselle me acariciaba la espalda.
- Pronto serán los internacionales.
Mi mejor amiga me miraba apenada.
- Pues si tú no vas yo tampoco.
- Giselle ve. Me sentiré peor sabiendo que te quedas por mi.
La abracé, lo necesitaba.

Me encontraba en mi habitación, haciendo los deberes cuando mi móvil comienza a sonar.
- Hola princesa.
- Hola, amor. ¿Qué tal todo?
- Muy bien. Hoy en clase nos han dicho que este fin de semana iremos a la costa con otros institutos de la ciudad.
- ¿Enserio?
- Sí. ¿Pasa algo?
- No nada. Mi instituto es uno de ellos.
- ¡Genial!
- Yo no puedo ir. Tengo que entrenar.
- Ahora lo entiendo todo.
Nos quedamos hablando un poco más. Yo sólo tenía ganas de llorar. Me empecé a sentir mal. Cada vez me sentía peor. He estado a punto de besar a West.
- Cariño me voy a ir a cenar.
Dije finalmente.
- Claro. Buenas noches.
- Buenas noches.
Colgué. Me sentía sola, abatida y sin ganas de nada. Empecé a llorar. Era raro que me sintiera sola: tenía novio, otro chico que me tiraba los tejos, mi madre y a mí mejor amiga. Sin embargo, sentía como si nadie estuviera a mi lado en este momento.

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