Capitulo 2

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Monserrat ya llevaba una semana en coma, no teníamos noticias ni buenas ni malas.
Yo pasaba el mayor tiempo posible con Monserrat, ya no asistía a la universidad tenia permiso de faltar todo el tiempo que quisiera puesto que esta era una situación comprensible.
El director me dijo que me calificaría con el semestre anterior.

Los días eran monótonos, tétricos y llenos de incertidumbre. Ya era costumbre ver a la señora Juventina con el rostro sumergido en consternación. Por las noches ella cuidaba de Monserrat puesto que de día debía trabajar . Yo de lo contrario iba a casa a dormir, aveces llegaba limpiando un poco la casa, otras solo me echaba a dormir.

Rondaban por mi cabeza miles de esperanzas de que Monserrat, algún día despertaría, pero los pensamientos negativos me aniquilaban por completo, pues todo era  funebre ,
La alimentaban por una sonda y ella ni cuenta se daba.

Este lunes por la mañana la sra. Juventina llamo a casa, para decirme que doblaría turno en su trabajo. De lo contrario debía quedarme día y noche  con Monserrat, sin pensarlo tome mi auto y me dirigí al hospital.
Y ahí estaba. Otra vez Monserrat, pálida , demacrada y dormida. Hoy le platique como estuvo la semana, también la maquille un poco  y le daba ánimos para que despertara, había momentos en los que de verdad me sentía devastada y me echaba llorar a un costado de su camilla.

Ya había pasado un mes, y Monserrat no despertaba. Me culpaba una y otra vez , pero de que servía culparme, si no podía echar marcha atrás. De que servía llorarle tanto si no me escuchaba , al menos eso creía.
La sra. Juventina a simple vista se miraba tan cansada pero lejos de mirarse así, no podía con tanta tristeza.

Han pasado tres meses y absolutamente todo es monótono. Las esperanzas poco a poco se hunden y nosotros nos hundimos con ellas.

Un domingo Monserrat murió.

Todo paso tan rápido, derrepente el electrocardiograma, se paralizo.
Monserrat seguía con los ojos cerrados, los médicos solo cubrieron su cuerpo y se la llevaron de inmediato.
Yo no podía procesar lo que estaba sucediendo. Estaba en shock.
La sra. Juventina lloraba, jadeaba y me gritaba que yo tenía la culpa, escupía con violencia  maldiciones al aire. Las venas de la garganta se le saltaban de la fuerza brutal con la que gritaba, hasta que cayo al suelo, yo corrí a pedir ayuda y regrese con la enfermera, la subieron a la camilla de Monserrat y le dieron alcohol a respirar, según ellas la presión se le había bajado. Al instante la señora  despertó, y al igual que yo, ella también grito preguntando.
—POR QUEE?—.

Trasladaron el cuerpo de Monserrat al velatorio.

Yo solo quería escaparme del mundo. Quería amnesia para el corazón....

Sentía ahogarme en un dolor espeso, no tenia fuerzas para poder seguir.

Al llegar al velatorio, me di cuenta  de que había decenas de personas de la universidad, lamentándose y era valido  no los juzgaba  por venir apoyar a la sra. Juventina, me molestaba el echo de que fuera una farsa, por que ellos solo querían saber mas de la situación, incluso el estaba ahí y me miraba con pena, pero a estas alturas no importaba nada.
Esquive a toda la gente era mucha que no podía pasar, entonces mire la caja de madera con montones de flores al rededor, las piernas me temblaban, la piel se me erizo y sin darme cuenta ya estaba enfrente del féretro.
La mire tras el cristal, le alaciaron el cabello y la maquillaron con un rubor muy leve.
La vista se me nubló, mis ojos se empaparon de lagrimas sin rumbo, cerré los ojos y abrace el féretro.

Por la tarde sepultaron  a Monserrat, su mama como despedida dijo unas palabras ahogadas de dolor, después poco a poco bajaron el féretro  para depositarlo en el maldito hueco.
Esos segundos fueron desgarradores sentía un dolor inescrutable dentro de mi , mire como la caja se cubría de tierra, hasta que no quedo nada. La señora juventina lloraba. Lloraba sin consuelo alguno. Tome mi auto y conduci lentamente, ya no había nada que hacer, encendí la radio y busque la ultima canción que escuche , Tormenta de arena de Dorian .

Amnesia para el corazón #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora