Ángela
Madre mía que cansada estaba. Subí las escaleras y llame a la puerta para que me abriesen.
-¿Quién? -se oyó gritar al otro lado de la puerta.
-¡Yo! ¡Ángela! -a ver si me abría pronto, que quería darme una ducha. No tenía ganas de que saliese algún vecino y al pasar por mi lado se cayese por las escaleras. No me entendáis mal, no es que tenga problemas de higiene personal. El problema estaba en que acababa de venir de correr y estaba toda sudada. Hacia demasiado calor en la calle, y ni siquiera me había llevado una botella de agua. Iba a morirme deshidratada y oliendo a rayos. Vale soy una exagerada. Ya lo tengo asumido.
-¿Qué pasa? ¿No tienes llaves? -dijo Lorena sin abrir la puerta aún.
-¡No! ¿Acaso no lo ves? -dios que pesada.
-¿Y por qué no? -la loca esa todavía no abría la puerta. No había llevado llaves porque, básicamente no tenía donde meterlas. Estas mallas además de ser muy ajustadas no tenían bolsillos, y no era plan de meterme las llaves en mi top deportivo rosa.
-¡Lorena! ¡Habré la puta puerta ya o te arreo!
-¿Cómo me vas a pegar si la puerta está cerrada? -la muy asquerosa seguía burlándose de mí. Oí que alguien estaba subiendo las escaleras. Recé para que no fuese nuestro vecino buenorro. Si me veía así, se iba a reír de mí, además de caerse por las escaleras claro. Pero por suerte la persona que subía era Cristina.
-¿Qué haces aquí? -me pregunto mirándome con una sonrisa.
-Nada, que Lorena no me abre -me cruce de brazos enfadada. Cristina me hizo un gesto con la cabeza para que me quitase de en medio. Sacó sus llaves y abrió la puerta. Al abrirse del todo, pudimos ver a una Lorena sentada en el sofá con cara de asustada pidiendo clemencia.
-Lorena, Lorena... -la mire con mi típica sonrisa diabólica. Ella palideció.
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-Estás loca -dijo Lorena. Ella si que parecía estarlo con esos pelos que tenía.
-Te lo merecías por bruja y por mala amiga -hice un puchero indignada. Sólo había estado como media hora haciéndole cosquillas y otra media hora, dándole en la cabeza con una almohada. Pero ella odiaba las cosquillas, se enfadaba siempre que se las intentábamos hacer.
-Ojalá que se te caiga todo tu bonito y estúpido pelo, por mala -me saco el dedo corazón mientras lo decía.
-Oh, ¿te parece bonito mi pelo? Que maja -le saque la lengua. Me levante del sofá y fui a mi habitación para coger ropa interior. Salí al salón cuando la cogí.
-A pesar de que seas mala, una amiga siempre debe reconocer las virtudes de la otra -se cruzó de brazos y miro al techo haciéndose la enfadada.
-Te quiero bicho -le dije dándole un abrazo. Ella se revolvió.
-Quita que hueles mal -se escabulló de mis brazos y arrugo la nariz.
-Me voy a duchar primero -puse los ojos en blanco y entre en el baño.
-Sí, por favor... -oí decir a Lorena al cerrar la puerta del baño.
********
Me miré al espejo y puse morritos al acabar de ponerme el pintalabios. Era lo último que me quedaba por hacer.
-¿Te queda mucho? -se le oyó a Lorena desde el salón.
-No. Ya acabo -dije por octava vez. Sé que soy un poco tardona y eso. ¿Pero que queréis? Mis dos amigas son muy guapas. Tenía que arreglarme mucho, para por lo menos no dar tanto asco.
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Tocado Y Hundido
Ficção AdolescenteÁngela es una chica de 18 con muy baja autoestima, que acaba de mudarse con sus amigas a otra ciudad, para comenzar su primer año de universidad. Aunque todavía queda un largo verano para que el curso empiece. Un verano cargado de sorpresas, de amor...