Querida abuela:

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Querida abuela:

Voy a empezar a agradecerte por todo, y como notas, esta carta va a estar escrita de yo a vos, porque no te fuiste. Quiero agradecerte desde el principio, desde que era una nena de 6 años que se mandaba macana tras macana y que me cubrías en todo, por todas las veces que me trataste de enseñar a ser una señorita pero no pudiste, por todas las veces que me hablabas del abuelo con un amor enorme, por todos los fines de semana que me fui a dormir a tu casa, por todas las veces que yo fingía no verte y bebías de tu cerveza. Quiero seguir recordándote todas las veces que te hablé de temas que a vos te incomodaban y te ponías roja, cuando me tejias mil y un abrigos, gorros, bufandas y guantes que re mil utilizaba en el invierno. Por todas esos disfraces de princesa que me hacías y aún tengo guardados, por todas las veces que salimos a juntar piedras blancas. Por tus últimos momentos, donde estando hecha un desastre (con elegancia, que siempre mantenes) y tratabas de coquetearle a los médicos. Cuando era muy chiquitita y viajaba a Mar del Plata y me bañaba en tu bañadera, o por todas las veces que lloré que te ibas en la estación del colectivo. Sos la abuela del día, de la semana, del mes, del año y del siglo, sos la mejor abuela que alguien pudo tener. Y quiero disculparme, por todas las veces que te discutí, que grite, que te hice enojar o protestar, o incluso llorar. Quiero que sepas que no soy una insensible, mi corazón se rompía un poco más con cada lágrima que soltabas. Quiero remarcar todas las aventuras que me hiciste vivir, ya sea en mi patio, en una playa, en un auto o contandomelo antes de dormir. Que me da risa, todos los 'si Dios quiere' que me has dado, nunca creí en el, pero te hacía tan feliz verme rezar que lo hacía. Y si se queda como secreto, jamás oraba por las personas del mundo, ni por las malas almas o algo así. Pedía por vos, el resto de mi familia y por algún juguete que quería. Pero después de todo eso, de todas las veces que me cubriste, que me diste un beso, que me leías y que jugabas conmigo, me has enseñado cosas. De verdad, aprendí a lavar los platos, no salí tan desastrosa como querías. Voy a atesorar todos esos recuerdos, y dejarte vivir. Vos no estás muriendo. Y lo sé, porque tu alma es joven. Te falta mucho que aprender, abu. Vas a renacer, cerca nuestro, creo, y vas a aprender. Vas a ser feliz está vez desde el principio y no vas a tener que luchar tanto, como en esta vida. No, creeme que no. Todo va a ser más fácil. Y si bien no creo en el cielo, y como te falta mucho para llegar (porque te falta vivir), ya lo tenés asegurado. Sos una de las personas más buenas y nobles que conozco. Me entregaste todo, y como recompensa, aparte de hablar maravillas de vos, esperan un par de latas de Quilmes cerca de tu cenizas, porque se que te gustan y la borrachera sigue con vos. Te amo, abuela, espero que tengas una nueva buena vida, no te arrepientas de nada, que tenés todo lo bueno ganado. Ahora si, finalmente, te dejo ir. ¡Buen viaje!

Y como nota hacia ustedes, por favor, no me comenten 'fuerza Ona' o algo asi, si desean, pueden enviarle su energía. Los amo, gracias por leerme y por el apoyo que van a darme.

Bendiciones

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