Historia - XI

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¿Quién lo ubiera pensado?, esta chica si que tubo suerte, nadie sobrevive de una caida así por nada.

Esta toda golpeada, bueno, hasta donde vi.

Espero que no tenga nada grave.

En brazos la cargue hasta mi casa, creo que con mi abuelo la podremos tratar.

Espero que este bien..

~*_~*~_*~

~¿Ya acabo, verdad?~

~Lo espero con ancias.~

¿Que sucede?

~Moriremos~

La sola mención de esas palabras me despertaron de golpe, haciendome saltar literalmente sobre el lugar en el que estaba recostada.

Pero tan rapido como me levante comense a quejarme de los tirones y ardores que comense a sentir.

Asustando en el proceso a cierta persona que también se encontraba en la misma habitación, obviamente.

Me achicharre con mis brazos tratando de calmar los dolores y ardores, y de paso a mi misma.

No es agradable el despertar y no saber donde estas, de verdad, y esta no es la primera vez.

- Oye, oye tranquila, no terminaron de sanar. - Se escucho la voz de un viejo, vastante viejo, cerca de mi, y tratando de sonar amable.

Estaba tan confundida y aturdida, que apenas y podia meditar lo que me decia.

- ¿Qu.. qué hago aqui? - Articule apenas, dandome cuanta que tenia la garganta desgarrada, en el sentido de que no podia casi ni hablar.

- Oh, no te asustes, parece que has tenido un accidente y mi nieto te a encontrado a tiempo. - Respondió de inmediato ese viejito que tenia mirada simpatica. - ¿Recuerdas por que estabas ahí? ¿Arriva de ese tejado?

...Que pena...

Susurre.

- ¿Comó dices? - Preguntó acercandose un poco hacia mi. - Hey, ¿Te comenzó a doler algo? ¿En que lugar?

Preguntó de pronto haciendo notar preocupació, tanto en su rostro como en su voz.

No captaba a que se referia hasta que unas pequeñas gotas de agua calleron sobre mis manos, que depronto comenzaron a temblar, como si estuviera en el polo norte con solo unos shorts.

- Oye, oye, tranquilizate. - De pronto unas manos grandes se colocaron sobre las mias, dejando ver que las mias parecian diminutas. - Todo esta bien, nada malo va a pasar o a pasarte. - Seguia hablando el viejito, captando toda mi atención, como si fuera la cosa más extraña que hubiera visto en la vida. - Nada malo te pasara.

- Mentiroso... -

- No estoy mintiendo, jovencita. - Me respondio a mi susurro algo ¿Irritado?, ¿Enojado? no lo se.

- ¿Comó puede estar seguro...? - Levante mi vista y lo observe atentamente con algo de ruego en mi rostro. - ¿Comó puede saber que nada me pasara...? o.. ¿A usted?

Cerro los ojos y suspiro, confundiendome de repente.

- Porque estoy aqui, aqui no te pasara nada. - Me dijo aferrando el agarre en mis manos.

- ¿Lo promete..?

- Si te mantiene tranquila, lo prometo. - Me sonrio y contesto tranquilamente. - Ahora descansa, o se abriran las... Caramba. - Estaba medio empujandome para que me volviera a recostar y bajo su mirada topandose con los vendajes de mi abdomen que comenzaba a tornarse de color rojiso. - Demaciado tarde.

Lo observe todo el tiempo en que se levantaba y caminaba hacia una puerta que anteriormente no habia visto, para luego desaparecer por ella.

Un ultimo deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora