Pocos minutos de que el viejito saliera de la habitación, volvio a entrar con una caja, vallan a saber con que cosas adentro.- Hey, que solo tiene cosas medicas. - Me dijo de repente el viejito, observandome a la defensiba. - No me observes así, que me siento más viejo de lo que estoy.
Quite la tención sobre mi rostro, sin averme dado cuenta habia frunsido el seño hacia el hombre de avanzada edad.
- Y ¿Cómo te llamas pequeña? - Pregunto de repente, luego de haberse sentado junto a mi, y comenzado a quitarme las vendas de mi abdomen.
Me tomo por sorpresa, pero mentiria si dijera que no esperaba que lo preguntara.
- Me.. me llamo... - Espera, ¿Cómo me llamo?
No me habia dado cuenta de que no sabia esa simpre pero importante cosa.
- No lo se. - Mis ojos se aguaron, trate de contenerlas, pero las lagrimas se soltaron solas.
El viejito parecia meditar mis palabras, pero no se sorprendio, lo cual me parecio curioso.
- Esta bien, no te preocupes, no creo que sea permanente, pronto recuperaras tu memoria, y recordaras tu nombre. - Lo dijo con tanta sinceridad en el rostro que no pude no creerle.
- ¿Cómo es posible que acepte a una persona extraña a su casa, que no recuerda ni su nombre, y le trate las heridas sin saber como se las causo? - A pesar de que sabe que algunas fueron por la caida.
- ¿Y porqué no lo haria? - Preguntó como respuesta.
- ¿Qué tal si soy un asesino, o un criminal muy buscado? - Se quedo en blanco despues de haber dicho esa frase, porque le sonaba tan conocida, como si fuese un dejavú.
- No creo que lo seas, mi nieto tiene muy buen ojo para las personas. - Respondio muy orgulloso de lo que decia.
- Traje la cena abuelo. - Se escucho el ruido de una puerta abriendose, por lo que yo y el ancianito volteamos a ver, encontrandonos con un joven que no llegaba a los 20.
- Bueno, ese es mi nieto. - ¿Presentó? al chico que recien habia entrado.
- Emm, me llamo Hank, un placer. - Dijo mientras se adentraba en la habitación para acercarse hasta mi, y estirar su mano en forma de saludo. - ¿Tu eres..?
- Eso.. no lo se. - Dije observando la sorpresa en su rostro, la cual se fue tan rapido como llego.
- No te preocupes tranquila, todo se resolvera prontó, pero necesita algo de tiempo. - Dijo formando una sonrisa en su rostro, a lo cual acepte su mano sin rechistar.
Bueno, no podía ser tan malo el estar un tiempo con ellos.
- Qui.. Quiero ayudarles en algo. - Dije apresuradamente sorprendiendolos haciendo que pararan de preparar unos platos y basos en una pequiña mesa en la habitación, para que voltearan a verme sin entender. - Me refiero por aver tratado mis heridas.
- Oh, no hace falta, no es como si lo hubiesemos hecho para recibir algo a cambió. - A pesar de lo dicho por el chico no lo hiba a haceptar.
Por lo cual los moleste tanto que terminaron aceptando.
Supongo que no puede ser tan malo.
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Un ultimo deseo.
Non-FictionSiempre pensaba antes de actuar, pero esta vez, me fallo el calculo.