†α†є & √ıσℓєτ ♦ ۩ ۞

CAPÍTULO 5

En algún momento de aquellos largos quince minutos mientras esperaba el autobús en la esquina de "mi casa" la tristeza se apoderó de mi, siempre procuraba no llorar, aparentar ser fuerte delante de las personas, de guardar mis problemas para mi soledad, pero en aquel momento algo estalló dentro de mi. Toda mi vida había dado un giro realmente brusco, duro y triste. Mis padres los que me habían querido tanto desde que nací ahora parece que no existo para ellos, o sólo piensan que estoy loca... Sería mejor desaparecer, dejar de existir, alegraría la vida a todo el mundo, estoy segura... Que me queda realmente cuando lo único que tengo son mis demonios, mis pensamientos...

-Hola, Hey estás bien? -Era aquel chico de la otra vez

No me había dado cuenta ni si quiera de cuanto tiempo había estado mirándome, cuando de repente me percaté que tenía toda la cara mojada por las lágrimas que estaban cayendo de mis ojos.

-Tú, otra vez? -Dije secándome las lágrimas con la manga de mi sudadera.

Realmente no sabía como describir a aquel chico, pero todo el él me parecía tan similar a mí que dolía, sabía exactamente como me sentía.

-No deberías sentirte mal por llorar, a veces cuando una persona tiene tanto por dentro necesita explotar y desahogarse. 

-Por qué? Dime porque intentas ayudarme, nadie lo hace, y como sé que no puedes ser un estúpido médico de la cabeza que te ha mandado mi padre para ayudarme? -Dije casi gritando

Se acercó a mi y me miró directamente a los ojos. -Sé por lo que estas pasando, lo sé con solo mirarte, te parecerá una locura pero siento que eres como yo, que necesito ayudarte, tal vez pensarás que estoy loco, sólo que no quiero que una chica como tú sufra.

Estoy bien, no necesito a nadie, gracias. -Dije desviando la mirada-

Enseguida llegó el autobús a si que subí y me senté atrás del todo, solo esperaba que ese chico no fuese a Westfield como yo, porque si no... 

Increíblemente parecía que había entendido que no necesitaba su ayuda, porque había desaparecido. 

Pero esto solo es el principio de una pesadilla, la pesadilla del instituto...