Capítulo 6. "Adictivos"

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-Tu. Dijo muy serca de mi, me bloqueó de inmediato y no supe responder algo coherente.
-Eres tan linda. Solté sin remedio.
-No, yo creo que tu lo eres.
-Tus ojos, tus ojos maldita sea.
-Que tienen mis ojos?
-Tienen un nosequé, que me encantan. Miranda roso sus labios con mi mejilla y depositó un beso cálido allí.
-Creo que no volveré a lavar esa mejilla.
Miranda rio y tomo un trago de su cerveza.
-Aún no me dijisteis tu edad. Soltó curiosa.
-Tengo diecisiete, y tu? Dije tomando un trago.
-Un año menos, diesiseis. Miranda me miró, con una de esas miradas cautivantes y hasta diría lujuriosas.
-Te quedas a dormir?
-Claro, déjame llamar a mi madre.
-Vale, te buscaré algo para que estés más cómoda.
Le avise a mi madre que dormiria con Miranda y sólo me dijo "nada de cosas sucias Julieta" y luego dijo "vino un hombre rubiesito a buscarte hoy, dijo que era el vecino, le di tu número " Lo se, mi mamá está loca.
-Y bien? Dijo Miranda, se había puesto la pijama, y vaya pijama. Tenía una remera blanca larga hasta los muslos y debajo sólo la ropa interior, podía ver sus nalgas, por dios son perfectas, Julieta calmate.
-S-si me quedaré. Miranda sonrió pícara y yo, no obstante, mire hacía el suelo.
-En el baño te deje ropa por si quieres cambiarte Ju.
-Esta bien, gracias. Me levanté y me adentre al baño, me mire al espejo y estaba demasiado despeinada, entonces me hice una trenza como pude y me senté a ver la ropa que me había dejado.
-Oh genial. Había un short bastante corto y una remera negra larga. Me cambié y salí.
Miranda había puesto la mesa para que comieramos supongo, levante a Gin del suelo y comenze a acariciarla.
-Vaya, no dejas de sorprenderme. Miranda río y yo me senté a su lado.
-Soy una caja de sorpresas sabes.
-Totalmente.
Comimos y hablamos de cosas variadas, y coincidimos en el mismo Instituto. Genial, podré verla todos los días, me gustara cada día más.
Mientras Miranda preparaba la habitación para que durmieramos, yo la miraba con deseo, esas piernas largas y blancas, su cadera tan marcada, su cabello rojizo moverse. Dios, esta chica iba a matarme.
-Nos acostamos? Pregunto sacandome de mis pensamientos incoherentes. Asentí, y nos metimos en la cama, la luz estaba apagada, lo único que iluminaba la tibia habitación era la luz de la luna. Ambas nos estábamos mirando mutuamente, sin decir nada, nos decíamos todo con la mirada. Ella colocó su mano en mi cintura, yo me acerqué a ella y deposite mi mano en su trasero.
-Tu mano está fría. Susurró en mi oído. Sonreí y la corrí hacia su cintura, la acerqué lo más posible a mi, la quería serca mío, lo más serca que se pueda.
-Me dejas? Susurró.
-Si. Susurre en su oído, lo que pude notar que se estremeció.
Entonces ella colocó una pierna en cada lado de mi cintura y se sentó justo por encima de mi feminidad.
Mis manos estaban en su trasero, y ella colocó sus manos bajo mi blusa y las fue acercando a mi brasier, hasta quitarlo. Sonreí y lo arroje hacia alguna parte de la habitación.
Miranda retomó el mini recorrido con sus manos, y las subió hasta tocar mis senos, los atrapó entre sus manos y comenzó a masajearlos, lo que hizo que me exitara y se me escapara un gemido. Siguió jugando con ellos, la mire a los ojos y vi como se relamio los labios. Luego se inclinó, paso su lengua que al parecer tenía un piercing, por mi estómago y cuando llego a mis senos, atrapó a mi pezón izquierdo en su boca.
-Ahh. Solté al sentir el calor de su boca en mi debilidad.
Succiono de mi pezón y luego lo mordió suavemente. Bajo mi blusa tapando mis senos y se acercó a mi boca.
-Te gustó? Susurró.
-Si. Apreté su trasero y ella arqueo su espalda, para luego recostarse. Aproveché y me recoste encima de ella, ella sonrió y me miro curiosa. Levante su blusa y sonreí al ver que no llevaba brasier, tome uno de sus pequeños senos y lo introduje en mi boca, ella gemia por lo bajó y yo no podía parar. Adictivos, esa palabra define correctamente a los senos de Miranda.

En la mente de Julieta (EDITANDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora