Diferente.

177 13 6
                                    

Caminó confundido un rato, quiso aclarar sus ideas visitando su librería favorita, no encontró nada que le interesara demasiado, siguió su recorrido y llegó a una cafetería discreta de la zona, no podía creer su suerte. Estaba ahí sentado, leyendo un aburrido libro de un autor clásico japonés, tan atractivo como lo recordaba con ese pelo castaño y la formalidad innecesaria que exaltaba esa doble personalidad que, quizá, solo Kisa conocía. Dudó un breve momento antes de acercarse y sin previo aviso sentarse a la misma mesa, Kamijou no parecía sorprendido de la casualidad, eso o su lectura era más interesante que el mismo Kisa.

Pasaron un rato en silencio hasta que Kamijou inició la conversación con un simple "hola". La conversación fue natural, como dos amigos que se encuentran por casualidad, salieron después de un rato, juntos, por primera vez Kamijou le llevó a su pequeño departamento. Kisa aunque estaba cansado, estaba emocionado y eso bastaba.

Apenas llegaron a apartamento y Kisa fue gratamente sorprendido, Kamijou le atrapó entre la puerta y su cuerpo para besarle de forma apasionada, como se besa a un amante y entonces la poca cordura que le quedaba abandono su cuerpo, se convirtieron en uno solo eran solo lenguas y movimientos sensuales. Kamijou le presionaba la entrepierna y logró sentir su erección, fue un beso largo, húmedo y satisfactorio para ambos. Se separaron brevemente para respirar e intercambiar intensas miradas de deseo. Kisa comprendió que aquella relación ya no sólo era casual, había algo o eso esperaba.

Se podría decir que, por primera vez hicieron el amor. El castaño dirigió a Kisa lenta y sensualmente a la habitación, abrazándolo y besándole tiernamente la nuca, detrás de las orejas mientras caminaban. Le dio la vuelta, lo besó tranquilamente saboreando perfectamente cada parte de la boca del más bajo. Le fue quitando la ropa a la vez que Kisa le correspondía con la misma acción. Ya acostados Kisa tomo la iniciativa y se dirigió a la parte baja del castaño, mientras le besaba y lamía la notable erección compartía con su compañero apasionadas miradas que transmitían el deseo que sentían por el otro, la lengua de Kisa era cálida y generaba corrientes placenteras en el miembro de Kamijou, quien después de un rato se encontraba casi al límite.

-Espera...no...me voy a...correr.

Dijo entre agitadas respiraciones. Kisa entendió que su compañero no deseaba terminar de esa forma y la verdad el también deseaba sentirse uno solo. Así entonces se coloco a horcajadas sobre él, Kamijou sentado observaba la maniobra extasiado con la sensualidad del pelinegro. Kisa le se detuvo solo momento para colocarle el pequeño artefacto de látex, entonces continuó con lo que había comenzado, lo montó y lentamente se fundieron en un solo ser lleno de algo más que solo amistad, eran pasión pura. Comenzó a moverse a un ritmo lento, disfrutando cada centímetro de su compañero castaño, cada relieve perceptible, cada pequeña palpitación, no dejaban de mirarse definitivamente algo había cambiado, eran algo.

Ambos me movían al mismo ritmo, un ritmo que ya ambos conocían, se comunicaban con la mirada. Se disfrutaban mutuamente, sin prisas. Poco antes de llegar al clímax Kamijou aceleró las estocadas y Kisa las disfrutaba tanto como el castaño, y sin decir más ambos terminaron con un fuerte abrazo. Cayeron rendidos sobre la cama y solo podían escuchar sus respiraciones mientas volvían a su frecuencia normal.

-Eso, eso fue diferente.

Dijo Kisa rompiendo el silencio que se había generado, pero que a diferencia de otras ocasiones no se había convertido en algo incómodo. Kamijou solo lo miró y lo beso tiernamente. Se quedaron dormidos sin estar seguros de lo que pasaría con ellos desde ahora.

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora