Réquiem del Kama

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Absorto, fútil similitud incierta

Que desconcierta mi virtud para que en alud se convierta

Y se divierta causando gritos y temores en mi interior,

Anterior a mi locura y a mi amargura posterior.

Superior al montaraz que carga en sonambulismo

Contra sí mismo, y asimismo, se advierte del seísmo

Del alud y su controversión, destinando dirección:

Tirar a un batallón útil, inútil a su perdición.

Con precisión este me logra persuadir

A decidir cómo vivir

Y sin insistir en dirigir

Pues prefiere en pié morir

Y me hace reír, porque

¿Para qué pues vivir?

¿Para caer por defender un burdo rey de marfil?

Sí, es mayor que cualquier emoción

Y sin dilación lo repito, y felicito

A esta sensación.

Tan difícil de expresar, las nubes te hace surcar

Es tan amplio como el mar, que a bravo puede tornar.

Tan delicado como el hilo de la vida de un humano

Inexplorado como una tierra virgen que recibe a un ciudadano

Rezagado por un tornado creado por el retorcido

Destino, el maquiavélico cuyo mérito es desconocido.

Decidido, el campesino también busca esa sensación,

Un sentimiento, que por cierto, posee corta duración

La obsesión del deseo de encontrar lo no perdido

Es el sorteo del desvarío de aliarse con el enemigo.

Por el hastío, el campesino se sentó

Descansó, y a su vera halló el epitafio de tan ansiada emoción.

Kama ponía, pero tras su traducción

Se completó la conclusión... era la tumba del amor.

~Confuso historiador~

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