Desconocidos Nuevos Ojos

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Nuestra atención cambio hacia la gran puerta que estaba siendo abierta, un chico de ojos color esmeralda, pelo marrón rojizo, pero estaba siendo cubierto por un gorro, su mirada mostraba curiosidad por ver quien se encontraba al otro lado de la puerta. Cuando sus ojos se toparon con mi padre su mirada cambió a decepción, tardo unos momentos en darse cuenta de mi presencia por que estaba escondida detrás de mi padre. Parecía que me analizaba de pies a cabeza y chasqueó su lengua como si no le gustaba lo que estaba viendo.

- Ella se ve muy joven -le habló a mi padre- su cuerpo es de una niña, mírala ¿que tienes 8? -me volteo a ver.

- No estoy cómoda con este joven -volteé a ver a mi padre mientras daba un paso para esconderme más detrás de mi padre- ¿quien es esta persona? ¿Por que me hace comentarios tan vulgares? -le pregunte con miedo, no quería acercarme a él.

- Akai Me, déjate ver -me ordenó el mayor viéndome de reojo.

Yo baje la mirada y di unos paso hacia un lado para salir de mi escondite, y como si esto fuera una invitación el del sombrero me volvió a analizar, mi padre comenzó a caminar yo me apure en seguirle el paso. Hice lo posible para entrar por la puerta y al mismo tiempo rodear al del gorro. No pude tener la oportunidad de apreciar la decoración de la mansión por qué temía que aquel chico me hiciera algo si bajaba la guardia, caminaba casi pisando los talones del mayor, entre más cerca estuviera de el suponía que más segura estaba.

- Raito, llama al resto de tus hermanos -ordenó mi padre parando en medio de una sala.

- Eso no será necesario, ya todos estamos aquí -anunció una voz en una parte de la sala.

Al ver a mi alrededor aquel sofá estaba llena de vampiros, todos parecían tener la misma edad del sujeto del sombrero, sus estaturas variaban, solo dos se parecían, pero los ojos de todos brillaban en la oscuridad, y era más que obvio de lo que eran, eran vampiro al igual que yo. Estaba tensa, no sabía que me podrían hacer siete hombres desconocidos, al sólo conocer a mi padre me acerqué a él, tratando de buscar refugio en su sombra, si el me había asegurado que no me haría daño esperaba que me protegiera de estos hombres.

- Ella es demasiado joven para ser una novia sacrificada -habló uno de cabellera blanca y ojos rojos, parecía una copia de mi padre pero con un mal humor.

- ¿Novia sacrificada? -le pregunte a mi padre- ¿de que está...? -de nuevo, volví a ser interrumpida.

- Ya hasta la trajiste vestida de novia ¿qué no pudiste esperar unos años más? -un pelirrojo habló viéndome como si fuese algo que no quería.

- Su maquillaje está corrido y está despeinada -comentó el de menor altura mientras pegaba un lindo peluche de oso a su pecho.

- Yo no vine a casarme con nadie, creí que usted me había -le dije al mayor, este solo subió su mano ordenando silencio con ese leve gesto, yo solo baje la cabeza.

- Akai Me no es una novia sacrificada -el anuncio- asegúrense de tratarla con respeto -se callo unos segundos y continuó- se encargarán de educarla y cuidarla -al acabar de decir eso todos lo vimos sorprendidos.

- ¿De qué está hablando padre? -lo mire buscando una explicación, el no podía rescatarme y abandonarme tan pronto.

- ¿El es tu padre? -me cuestionó el pelirrojo apuntándole a él, para después reír sarcásticamente- Claro -suspiró frustrado- ¿por que no nos avisaste que tuviste otro? -exigió una pregunta.

- Me enteré hace una semana de la existencia de ella, como dije, ustedes se encargarán en educar y cuidar de su hermana menor, yo estoy muy ocupado para eso -se dio media vuelta dirigiéndose hacia la salida.

Nuevos colmillos en casa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora