Hice una ligera presión en mis ojos para después abrirlos, parpadeando un par de veces y así acostumbrarme a la luz de la habitación. Me dolía la cabeza, y ni hablar del cuerpo; además la habitación tenía un color blanco perfectamente molesto. Giré mi cabeza sin prestarle atención a mi alrededor para notar que era de noche a través de una ventana.
—Tengo hambre... —Fue lo primero que solté para poner mi antebrazo cubriéndome de la molesta luz; pero segundos después reaccioné. ¿Dónde diablos estaba?
No tardé nada en darme cuenta de que era un hospital. Los aparatos, la suave pero incómoda cama, y el suero que se inyectaba en mi muñeca lo dejaban todo más que claro.
Quise ponerme a pensar que había pasado, cuando por la puerta entró una mujer de aspecto amable, con un uniforme perfectamente limpio y planchado. —Ah, Murasakibara Atsushi-Kun, me alegra que hayas despertado, fue un golpe bastante fuerte ¿No?—Ah... Perdone, ¿Por qué estoy aquí? ¿Quién es usted?
—Descuida soy tu enfermera, estarás bajo mi cuidado y del doctor hasta que te recuperes y podamos darte de alta. Y... Revisé tu informe, pareces haber sufrido un accidente cuando ibas cruzando la calle y un automóvil te impactó; gracias a Dios no sufriste heridas graves, debe ser a tu altura, comes muy bien ¿No? Tal parece que el automóvil tuvo más heridas que tú—Bromeó y desvié la mirada con una pequeña sonrisa irónica en el rostro.
—Es cierto, Murasakibara-Kun, el accidente fue hace unas pocas horas, tu familia ya ha sido notificada y han venido a visitarte. Iré a informar que has despertado para que el doctor venga a revisar tus signos vitales; luego les llamaré . Se alegrarán mucho de que estés bien.
Pasé la noche ahí, fui dado de alta al día siguiente alrededor de las 6 de la tarde; dijeron que lo mejor era que me quedara más tiempo para evitar pos-traumas. Pero la verdad es que lo descartaron cuando vieron mi actitud tan tranquila ante los estudios médicos.
Solo falté un día a clase, y aunque me molestaba, debía ir al día siguiente.Llevaba puesta una venda en la cabeza debido a un corte que se hizo en mi frente al caer cuando el automóvil chocó, traía también varias vendas en el cuerpo por ligeros rasguños y moretones. Los del hospital parecieron ser muy cuidadosos y hasta cierto punto, demasiado.
Mientras acomodaba mis cosas en el casillero escuché una voz que me hizo sobresaltarme ligeramente; de nuevo Kuroko se aparecía de la nada.
—Murasakibara-Kun, ¿Sucedió algo?—Kuro-Chin, me asustaste...
Él no respondió, aún esperando la respuesta a su pregunta. —No pasó nada.
—Ayer no llegaste a clases y estás herido —Señaló su propia frente dándome a entender de la venda que traía en la mía.
Cerré mi casillero con más fuerza de la normal intentando intimidarle y que me dejara en paz, pero no funcionó, su rostro sin expresión seguía analizando lo que hacía.
—Que molesto...
Me giré para seguir con mi camino y él no me detuvo.
Las clases transcurrieron normales... "Normales", si podría llamarlo así. Mido-Chin y Kuro-Chin no me quitaban los ojos de encima.
Aka-Chin... Ni siquiera notó mi presencia, estaba muy concentrado en sus libros y apuntes.
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Dulces Amargos [MuraAka]
RomanceEl dolor y la culpa de una acción repercuten en Murasakibara Atsushi, cuando quiere deshacer lo que ha hecho. Lo que aún después de tanto tiempo, sigue atormentándolo. Finalmente deberá enfrentar los problemas, ser honesto consigo mismo y los demás...