Capítulo 4

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Hice una ligera presión en mis ojos para después abrirlos, parpadeando un par de veces y así acostumbrarme a la luz de la habitación. Me dolía la cabeza, y ni hablar del cuerpo; además la habitación tenía un color blanco perfectamente molesto. Giré mi cabeza sin prestarle atención a mi alrededor para notar que era de noche a través de una ventana.
—Tengo hambre... —Fue lo primero que solté para poner mi antebrazo cubriéndome de la molesta luz; pero segundos después reaccioné. ¿Dónde diablos estaba?
No tardé nada en darme cuenta de que era un hospital. Los aparatos, la suave pero incómoda cama, y el suero que se inyectaba en mi muñeca lo dejaban todo más que claro.
Quise ponerme a pensar que había pasado, cuando por la puerta entró una mujer de aspecto amable, con un uniforme perfectamente limpio y planchado. —Ah, Murasakibara Atsushi-Kun, me alegra que hayas despertado, fue un golpe bastante fuerte ¿No?

—Ah... Perdone, ¿Por qué estoy aquí? ¿Quién es usted?

—Descuida soy tu enfermera, estarás bajo mi cuidado y del doctor hasta que te recuperes y podamos darte de alta. Y... Revisé tu informe, pareces haber sufrido un accidente cuando ibas cruzando la calle y un automóvil te impactó; gracias a Dios no sufriste heridas graves, debe ser a tu altura, comes muy bien ¿No? Tal parece que el automóvil tuvo más heridas que tú—Bromeó y desvié la mirada con una pequeña sonrisa irónica en el rostro.

—Es cierto, Murasakibara-Kun, el accidente fue hace unas pocas horas, tu familia ya ha sido notificada y han venido a visitarte. Iré a informar que has despertado para que el doctor venga a revisar tus signos vitales; luego les llamaré . Se alegrarán mucho de que estés bien.

Pasé la noche ahí, fui dado de alta al día siguiente alrededor de las 6 de la tarde; dijeron que lo mejor era que me quedara más tiempo para evitar pos-traumas. Pero la verdad es que lo descartaron cuando vieron mi actitud tan tranquila ante los estudios médicos.
Solo falté un día a clase, y aunque me molestaba, debía ir al día siguiente.

Llevaba puesta una venda en la cabeza debido a un corte que se hizo en mi frente al caer cuando el automóvil chocó, traía también varias vendas en el cuerpo por ligeros rasguños y moretones. Los del hospital parecieron ser muy cuidadosos y hasta cierto punto, demasiado.

Mientras acomodaba mis cosas en el casillero escuché una voz que me hizo sobresaltarme ligeramente; de nuevo Kuroko se aparecía de la nada.
—Murasakibara-Kun, ¿Sucedió algo?

—Kuro-Chin, me asustaste...
Él no respondió, aún esperando la respuesta a su pregunta. —No pasó nada.
—Ayer no llegaste a clases y estás herido —Señaló su propia frente dándome a entender de la venda que traía en la mía.
Cerré mi casillero con más fuerza de la normal intentando intimidarle y que me dejara en paz, pero no funcionó, su rostro sin expresión seguía analizando lo que hacía.
—Que molesto...
Me giré para seguir con mi camino y él no me detuvo.
Las clases transcurrieron normales... "Normales", si podría llamarlo así. Mido-Chin y Kuro-Chin no me quitaban los ojos de encima.
Aka-Chin... Ni siquiera notó mi presencia, estaba muy concentrado en sus libros y apuntes.

Dulces Amargos [MuraAka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora