Capítulo 9

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—Buenos días, Murasakibara-kun — Miré a mi lado y por primera vez no me molestaba que Kuro-Chin apareciera de la nada.
—Si... B'nos días... —Contesté cortando unas sílabas sin mucho ánimo.
—Lamento que esto sea repentino considerando tu recuperación pero, ¿qué harás? Ya sabes, sobre Akashi-kun.
Suspiré pesadamente —No lo sé, pienso en él todo el tiempo —Mi corazón se aceleró ligeramente, pero decidí ignorarlo. —No sé lo que siento por él.
Una pequeña sonrisa apreció en su rostro. —Espero que puedas olvidar tu confusión pronto, ¿sabes? Las oportunidades no van a estar para cuando tú quieras tomarlas, a veces es actuar ahora o arrepentirte para siempre.
—Kuro-Chin, que cruel... —Sonreí ligeramente, después de todo tenía razón. —Pero, ¿cómo debería empezar a hablarle? ¿de qué debería hablarle? ¿cómo llego a ese tema? ¿debería invitarle un dulce primero?
Y cuando me di cuenta, ya no estaba. Vaya forma de escapar para no ayudarme... Era su forma de decir Eso deberás descubrirlo tú mismo.
Pero que molestia...
El día transcurrió, Aka-Chin no me había dirigido la palabra ni yo a él. Me sentía molesto al ver como parecía estar tranquilo. Pero yo sabía que no lo estaba...
—Aka-Chin —En la puerta de la entrada del colegio se estaba acomodando los zapatos y se giró hacia mí.
—¿Atsushi?
—¿Te parece si... No sé eh... —Revisé en mi mano las notas que había escrito, con el sudor se había empezado a correr la tinta. —...si vamos a algún sitio?
Inclinó su cabeza con algo de confusión y miró su reloj que traía en la muñeca. —Debo estar en casa a las 7:00pm, son las 4:17pm —Su rostro mostró un gesto gentil. —Sí, me parece bien.

Caminamos unos minutos por las calles  donde el sol comenzaba a dejar de ser tan potente, algunas personas pasaban con sus bicicletas, el clima era bastante cómodo.
Llegamos a una cafetería local, noté que no había mucha gente, entramos, tomamos nuestro lugar en una mesa y después esperamos a que una chica llegara a tomar nuestra orden. Aka-Chin ordenó un simple café y yo un postre que me gustaba mucho.
Los minutos pasaron, nadie se atrevía a romper el silencio, la chica dejó nuestra orden agradeciendo la espera y se retiró.

—Y, ¿por qué esto tan repentino? —Comenzó con la mirada en su café. —A invitarme, me refiero...
—No, eh... Solo pensé que estaría bien salir de vez en cuando.
—Salir, ¿eh? —El ambiente se estaba volviendo cada vez más pesado, Aka-Chin no quería levantar la cabeza.
—A...Además, quería pasar tiempo con Aka-Chin, me hace feliz —Contesté torpemente, su mano que estaba sosteniendo una cuchara revolviendo el café se detuvo y noté un ligero sonrojo en las mejillas de Aka-Chin. —Ah, ya veo... Me alegra que intentes pasar tiempo con tu capitán.
—No solo como capitán, Aka-Chin es una gran persona, yo aprecio a Aka-Chin —Sus ojos se posaron en los míos, parecía algo sorprendido y aliviado, con ese sonrojo aumentando en su rostro.

Dulces Amargos [MuraAka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora