—Entendemos como te sientes Murasakibara-Kun, pero trata de entenderlo a él —Kuro-Chin estaba más desanimado, su cabello había cubierto sus ojos, a lo que con una mano lo acomodó.
No sabía que decir, miré al piso para ver mi reflejo en el piso pulido de la cancha de baloncesto. Apestaba ver mi rostro impotente.
¿Qué le diría a Aka-Chin? ¿Qué podía hacer? ...Nada, absolutamente nada. No necesitaba la ayuda de mi equipo porque no necesitaba arreglar lo que ya estaba roto, era imposible. —No puedo ayudarlos —Dicho esto salí del gimnasio, no intentaron detenerme. Hubiera sido increíblemente incómodo.Me aferré a mi mochila mientras caminaba por la calle, paseé por un pequeño parque y me senté en el césped, con los ligeros silbidos de las hojas al ser mecidas por el viento, pude relajarme.
Fue entonces cuando lo pensé detenidamente. Aka-Chin sentía algo por mí... O solo era una mentira desesperada para que Aka-Chin volviera a ser el de antes si hablaba con él.
—¿Por qué tengo que ser yo el que arreglé las cosas? —Murmuré para mi mismo...Vaya pensamiento tan inmaduro. Había sido mi culpa, yo le hice esto a Aka-Chin y al resto del equipo. Todo el peso de mi error recaía en mis hombros y me lo merecía.
Cubrí mi rostro con la manga del uniforme.Estaba llorando una vez más, pero las lágrimas no las iba a detener esta vez.
—Por favor... Dios mío ayúdame.
—¿Atsushi?Ayúdame, pero no de esta manera... Aka-Chin, ¿Qué diablos haces aquí a esta hora?
No me moví, contuve la respiración por un momento y tras pasar la manga por mi cara unas veces para limpiar las lágrimas me senté en el húmedo césped, ligeramente encorvado; mirando a Aka-Chin quien se encontraba de pie frente a mí con su mochila colgando del hombro. Estaba preocupado, lo supe cuando hizo una presión en su camisa, intentando controlar su impulso.
—Aka-Chin...
Cuando mi voz lo sacó de sus pensamientos, aclaró su garganta y se enderezó. —Ya es tarde para que estés descansando en el parque, sabes que hay peligros por la noche; tu familia va a preocuparse si no llegas pronto. —Ahí estaba otra vez el Aka-Chin autoritario.Cuando me levanté para tomar mis cosas, me fui de lado por culpa de un mareo. Creí que Aka-Chin me sostendría pero fui a parar al suelo de nuevo. Bueno, eso fue triste.
Lo sorprendió un poco y justo después me ayudó a levantarme. —Tu accidente... ¿Cómo pude olvidarlo? Tetsuya me avisó de tu condición.
—Ah... —Contesté sin mucho interés.
—No debiste venir al colegio tan pronto... —Su mano tocó mi frente para asegurarse de que no tuviera fiebre. —Te acompañaré a tu casa, sería una lástima si perdiéramos al centro de Teiko.
Solté un suspiro acompañado de una pequeña sonrisa. Que cruel.Llevábamos un rato caminando y las farolas daban una sensación bella de inquietud y tranquilidad a la vez. A decir verdad, mis mareos no dejaban de empeorar. Iba un par de pasos detrás de Aka-Chin para que no notara como me tambaleaba de vez en cuando.
Tenía que encontrar una forma de detenernos un rato a descansar.—Aka-Chin, quiero ir a una dulcería.
Me siento terrible.
—¿Es una broma? Aún falta mucho para llegar a tu casa; oscurecerá pronto.
Por favor, quiero descansar un poco.
—Acabamos de pasar la casa de Aka-Chin; debes conocer si hay dulcerías por aquí.
Mi vista se nubla.
—¿Al menos me estás escuchan...
Y me desplomé al suelo.
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Dulces Amargos [MuraAka]
RomantikEl dolor y la culpa de una acción repercuten en Murasakibara Atsushi, cuando quiere deshacer lo que ha hecho. Lo que aún después de tanto tiempo, sigue atormentándolo. Finalmente deberá enfrentar los problemas, ser honesto consigo mismo y los demás...