Capítulo 9

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Salimos corriendo y corriendo hasta llegar al pasillo por el que habíamos entrado al lugar. Había guardias por todos lados, y lo primero que hicieron fue apuntarnos con sus armas, eran algo parecido a una metralleta pero no sé mucho sobre armas.

Lo primero que se me pasó por la cabeza fue "estamos acá atrapados, la puerta esta a varios metros y estamos rodeados de guardias". Lo primero que hice fue mirar atrás pero atrás era peor, había casi el doble de guardias.

-No pueden salir, levanten las manos- dijo una de las personas que nos apuntaban.

Miré a Maria, ella sabía que no íbamos a dejarnos tan fácil.

-SI NO ALZAN LAS MANOS DEVOLVEREMOS CON FUEGO- gritó.

Los guardias recargaron las pistolas y en medio de eso empezó a sonar una sirena, aturdía. Al mismo tiempo las luces blancas que iluminaban el pasillo se tornaron luces rojas parpadeantes. Empecé a escuchar estallidos y varios gritos que venían detrás nuestro. Un guardia intento agarrarme pero en eso una camioneta al estilo militar atravesó la pared y se llevó puesto a este guardia, a unos centímetros de mi.

Paso lo mismo con otra camioneta militar, dejándonos sin salida. Supuse que este era el final de mi historia y dramática novela en la que tengo un poder que no sé aprovechar.

Mientras pasaban miles de pensamientos y lo único que hacía era abrazarme a Maria. La puerta de la camioneta se abrió, y logré ver a un hombre que nos dio la mano invitándonos a subir a la camioneta. Sin pensarlo le devolví la mano y me subí, al mismo tiempo que Maria.

-¿Quiénes son y por qué nos ayudaron?- preguntó Maria mientras yo observaba el interior de la camioneta, sus paredes grises y una computadora con una ubicación en un mapa.

Nadie respondió a lo que preguntó Ella. Así que me miró enfurecida, entendí a que se refería.

-¡Díganos a donde vamos!- grité.

Nadie respondió así que patee la silla de enfrente.

Se volteo un rostro familiar, tarde en entender quien era.. ¡Era el señor que me ayudó en aquel mundo que conocí!

-Ey, te conozco- le dije.

-¿Lo conoces?- me preguntó Maria.

-Lo conozco, ¡es el líder del tercer mundo!

-¿Tercer mundo?- preguntó Maria.

-Sí, luego te lo mostrare. Es todo lo contrario al mundo que conocemos nosotros.

-No, no puedes mostrárselo- dijo este líder.

A continuación abrieron las puertas y echaron a Maria de la camioneta, no me dieron ni tiempo de agarrarla, ni de preguntar.

AlucinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora