Salimos corriendo y corriendo hasta llegar al pasillo por el que habíamos entrado al lugar. Había guardias por todos lados, y lo primero que hicieron fue apuntarnos con sus armas, eran algo parecido a una metralleta pero no sé mucho sobre armas.
Lo primero que se me pasó por la cabeza fue "estamos acá atrapados, la puerta esta a varios metros y estamos rodeados de guardias". Lo primero que hice fue mirar atrás pero atrás era peor, había casi el doble de guardias.
-No pueden salir, levanten las manos- dijo una de las personas que nos apuntaban.
Miré a Maria, ella sabía que no íbamos a dejarnos tan fácil.
-SI NO ALZAN LAS MANOS DEVOLVEREMOS CON FUEGO- gritó.
Los guardias recargaron las pistolas y en medio de eso empezó a sonar una sirena, aturdía. Al mismo tiempo las luces blancas que iluminaban el pasillo se tornaron luces rojas parpadeantes. Empecé a escuchar estallidos y varios gritos que venían detrás nuestro. Un guardia intento agarrarme pero en eso una camioneta al estilo militar atravesó la pared y se llevó puesto a este guardia, a unos centímetros de mi.
Paso lo mismo con otra camioneta militar, dejándonos sin salida. Supuse que este era el final de mi historia y dramática novela en la que tengo un poder que no sé aprovechar.
Mientras pasaban miles de pensamientos y lo único que hacía era abrazarme a Maria. La puerta de la camioneta se abrió, y logré ver a un hombre que nos dio la mano invitándonos a subir a la camioneta. Sin pensarlo le devolví la mano y me subí, al mismo tiempo que Maria.
-¿Quiénes son y por qué nos ayudaron?- preguntó Maria mientras yo observaba el interior de la camioneta, sus paredes grises y una computadora con una ubicación en un mapa.
Nadie respondió a lo que preguntó Ella. Así que me miró enfurecida, entendí a que se refería.
-¡Díganos a donde vamos!- grité.
Nadie respondió así que patee la silla de enfrente.
Se volteo un rostro familiar, tarde en entender quien era.. ¡Era el señor que me ayudó en aquel mundo que conocí!
-Ey, te conozco- le dije.
-¿Lo conoces?- me preguntó Maria.
-Lo conozco, ¡es el líder del tercer mundo!
-¿Tercer mundo?- preguntó Maria.
-Sí, luego te lo mostrare. Es todo lo contrario al mundo que conocemos nosotros.
-No, no puedes mostrárselo- dijo este líder.
A continuación abrieron las puertas y echaron a Maria de la camioneta, no me dieron ni tiempo de agarrarla, ni de preguntar.
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Alucinación
FantascienzaEmpezaron como imágenes sin sentido, se volvieron cada vez más entendibles. Le siguieron visiones de parques, casas, caminos. Y llegó un día en el que pasaba todo el tiempo en alucinaciones. Finalmente entendí que querían decirme algo.