Sin palabras

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Sin palabras.
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Nada le hacía sentirse más orgulloso que ir a las fiestas donde podía presumir de su linda e inteligente novia, de hecho le agradaba que muchos se la envidiaran aumentando su propio ego y aquella noche no sería diferente.

Con su vestido corto rosa y su falda vaporosa, de algún material que la hacía lucir como una princesa tocó la bolsa oculta por adentro de su saco y sonrió. Kagome se desenvolvía con algunos de sus colegas de manera natural a pesar de no ser abogado, pero por él siempre estaba al corriente de temas importantes con los cuales podía entablar una buena conservación.

La tomó de la mano y ella se disculpó con los demás. Bailaron al ritmo de alguna melodía romántica que no supo distinguir. Le dio un pequeño beso en la cien y la llevó hasta un balcón para apreciar la luna llena.

—Este hotel es precioso.

—¿Te gustaría pasar esta noche? —ella lo volvió a ver, a pesar de todo el tiempo que tenían juntos nunca se acostumbraba a su espontaneidad, así que solo asintió—. Pero antes ¿Podrías responderme a una interrogante que me ha tenido preocupado toda la noche?

El corazón de la pelinegra se paralizó ¿Qué podría ser?

Se arrodilló sacando una cajita de la bolsa oculta de su saco y la abrió. Un precioso anillo de compromiso con un diamante estaba frente a ella.

—Kagome ¿Me harías el honor de convertirte en mi esposa?

—¡Oh Sesshoumaru! —suspiró con lágrimas en sus ojos agachándose para abrazarlo—. ¡Sí! ¡Claro que sí! —el peli plata sonrió, no recordaba haber sido tan feliz.

Aquella noche con la luz de la luna como testigo,le hizo el amor incontables veces hasta que el alba los sorprendió.

Convivencias y VivenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora