Te casiamo

Primer día

ELISA

Tocaron el timbre para entrar a clases, y Oliver invito a Elisa a que se sentaran juntas. Por su puesto, esta acepto muy feliz. Ahora eran compañeras de banco.

El profesor entro a la sala y todos se callaron al instante. Elisa solo observaba. El profesor era un señor de unos 30 años aproximadamente, bajito y gordito, que no dejaba de sonreír. Como actividad de comienzo de año, los dejó que conversaran una media hora, pero sin pararse de sus puestos, para que pudieran conocerse con los compañeros nuevos, que eran Elisa, y dos chicos más: uno que, al igual que ella se había cambiado de ciudad y el segundo, que era de China.

—Lis —le dijo Oliver, sacándola de sus pensamientos— este es Josh, mi mejor amigo.

Oliver le indico al chico que estaba sentado delante.

—Hola —dijo Elisa.

El chico no respondió, se quedo mirándola sin articular palabra alguna y Oliver lo reprendió.

—¡Vamos Josh! ¡Di algo, no seas grosero! ¡Es tímida!

—Yo... eeh... Ho... Hola —tartamudeó el chico, sin mirar a Elisa a la cara.

—Lo siento, Josh no suele ser así... pero bueno, no se que le pasa hoy—rió Oliver sin tomarle importancia—. Este chico de aquí es Michael—indicó al chico que estaba sentado al lado del tal Josh.

—Hola Michael—susurró tímida Elisa, cuando este se dio vuelta.

—¡Hola! ¿Eres la nueva, no? Dime Mike—el chico simpático extendió la mano para saludarla y le sonrió, a lo que ella respondió con otra sonrisa.

JOSH

El día paso rapidísimo, y había sido completamente diferente a lo que Josh esperaba. Todos sus planes, de ver a su chica, de mirar culos o de conversar con su amigo Mike sobre las chicas en bikini que habían visto en las vacaciones, sucumbieron de un instante a otro.

Al llegar a su casa, Josh se fue directo a su pieza, tiró la mochila en su cama desordenada y se miro al espejo: una gran sonrisa invadía su cara por completo, una gran sonrisa sin sentido que no lograba borrar ni disimular. De pronto, tirado en su cama pensando, se dio cuenta de que no había visto a su chica en todo el día, pero no porque no hubiera ido al colegio, ya que estaba seguro de que ella si había asistido, solo que él no la había mirado, de hecho, esa obsesión que tenia esta mañana por mirar su deliciosa figura se había ido, sin razón alguna.

Aquella noche, cuando estaba acostado con los ojos cerrados, apunto de dormirse, se le vinieron a la mente unos recuerdos, unas memorias recientes, más precisamente, de esta mañana.

Recordó la cara de aquella chica que había conocido hoy, asustadiza, tímida, indefensa, muy linda, con una belleza enorme y a la vez diferente, extraña. Recordó su dulce voz al saludarlo, "Hola" le había dicho ella, muy despacio, al escucharla, Josh no pudo hacer más que quedarse mirando embobado, aquella mujer hacía que su corazón latiera a mil por hora, aquella chica hacia que él, Josh Becker, se quedara sin palabras, ella había logrado que el chico más calienta de la escuela, el más pervertido, se dejara de fijar en culos y tetas por un día, en físicos, sin razón alguna. Ella, sin duda alguna, era muy extraña para Josh.