- Srta. Miranda esto... esto es muy hermoso - dijo Bernard asombrado por el talento de la joven azabache.
- Una vez un sabio hombre me dijo que ya era hora de mostrar de que estoy hecha no? - le guiño un ojo provocando risa en el rubio de ojos celestes.
- Y le hiciste caso despúes de todo.
- Como no hacerlo? Tenia mucha razón Sr. Bernard
- Eres impredecible muchacha - dijo observando nuevamente el diseño de la chica, tenía mucho que dar y era buena en lo que hacía, la moda era lo suyo.
- Que puedo decir... gracias por apreciarlo, sabía que tendría una buena opinión por su parte, es más, estoy felíz de que alguien como usted, el gran diseñador de todo Paris, le guste mi trabajo.
- Miranda, no es para tanto - dijo el hombre ahora serio pero divertido.
- Oh si que lo es Bernard - dijo con total seguridad aunque arrepintiéndose por llamarlo así.
- Ya veo - dijo el hombre viéndola directamente a los ojos.
- Pues es la verdad... - dijo un poquito avergonzada.
- Gracias Ann... - dijo relajado son una sonrisa que apenas se podía observar.
- Gracias a ti Bernard, espero que a mi maestro le guste...
- Te digo algo? - dijo en tono curioso.
- Claro... - dijo ella tiernamente.
- Le va a encantar.
- Eso espero... - dijo ella sonriendole.
- Pues asi sera Ann. - dijo una voz igual de gruesa como la del hombre que cada vez que ella la escuchaba su corazón daba saltos de muerte. Estaba parado frente a la puerta del estudio de su padre igual de sonriente como la joven.
- Adrien - dijo saludando al joven con un abrazo de oso.
- Hola - dijo el chico posando su rostro en el cabello de la joven unos centímetros mas bajita. Las violetas y vainilla francesa se hicieron presentes en su nariz.
- Que haces aquí? - pregunto curiosa.
- Buena pregunta, quería visitar a papá un rato, no todos lo día el Sr. Bernard esta disponible no? - contesto divertido.
- Adrien... hijo mio - dijo el hombre levantándose del sofa con estusiamo al ver a su único hijo y copia exacta de su esposa.
- Papá... - dijo alejándose un poco de Miranda en busca de un merecido abrazo de su padre.
- Todo esta bien? - dijo el hombre sentándose otra vez.
- Perfecto, ningun problema - dijo su hijo.
- Bueno... sera mejor que los deje a solas, deben tener mucho de que hablar asi que... solo me queda agradecerle por su tiempo Bernard, esto fue más que satisfactorio y en cuento a ti... te vere luego bien? Cuidense... - dijo la joven.
- Hasta luego Miranda - dijo el hombre.
- Seguro Ann - dijo el menor.
- Es una buena chica - dijo Bernard al verla salir de la puerta principal.
- Lo es... - dijo el chico sin dejar de verla hasta que salio de su casa.
- Qué es de lo que quieres hablar esta vez?
- Bueno, omitiremos algunos puntos y llegaremos al grano papá... ya le dijiste a Nathali?
- Decirle... qué? - pregunto su padre tenso.
- Lo mas obvio claro.
- Adrien.
- Ya se lo dijiste?
- No hay nada que decir.
- Hay muchas cosas que decir papá.
- A si? Como cuales.
- No lo se, podría ser "Nath no crees que deberíamos pasar esta tranquila noche juntos? Debo decirte algo importante, que tal si vamos al restaurante que te gusta, se que tu postre favorito es el pastel coco y menta no? Sera un velada increible" - dijo este imitando a su progenitor.
- Adrien, basta de juegos.
- Me lo dijiste hace una semana papá, dijiste muchas cosas ese dia, y una de ellas tiene que ver con Nathali o mas bien la mayoria de esa cosas.
- Adrien.
- Hubo tanta esperanza en esas palabras que por un momento pude ver a mi padre felíz.
- Esto no es facil y debes entender.
- Trato de hacerlo... pero no me das muchas opcciones.
- No lo entenderías.
- Que tambien perdi a una increible y amorosa mujer? Claro... eso es lo que menos entendería.
- Adrien...
- Ya paso, entiendes? Ya paso.
- Sigue latente Adrien y como nunca.
- Y seguira allí para siempre papá, no te pido que la olvides y ya, eso jamás te lo pediria porque se que es imposible... solo quiero que te des cuenta de lo que estas perdiendo ahora... aqui en el mundo... donde aún respiras... donde tienes a tu hijo... donde tu familia te ama y se preocupa por ti... donde afuera hay una mujer de entre todas las demás que te protege, valora y quiere mucho y tu nisiquiera te das cuenta.
- Hijo.
- Solo piensalo.
- Lo hare... como todas las veces que me lo repites desde hace pocos años.
- Se que algo saldrá de eso.
- Solo tu podrías tener fé de un viejo aburrido como yo - dijo riendo melancolicamente.
- Tienes razón, pero no solo tengo fé de Bernard el viejo aburrido sino tambien de Bernard el viejo aburrido pero leal, frio pero cariñoso padre y hombre, arrogante pero apasionado y así podemos seguir si lo deseas.- dijo su hijo sonriendo.
- Con eso basta Adrien - dijo el hombre un poco enojado pero riendo por el comportamiento de su hijo.
- Algun dia Sr. Bernard, algun día...
- Todo puede ser posible hijo y ademas... hablando del tema, cuándo piensas invitar a Miranda?
- De que hablas...
- Ya sabes, la chica joven y por si no te has dado cuenta muy bella que suele traer ese vestido rojo de motas negras que tanto te gusta y como dijiste un día " Realmente encantadora" - dijo el hombre imitando a su hijo y sonriendo victorioso.
- Papá...
- Oh por sierto no te diste cuenta no? Era el mismo vestido que tenía puesto hoy... verdad?
- Papá...
- Creo que estamos a mano hijo mio. - dijo dandole palmaditas en la espalda como si tubiera 5 años otra vez.
- Eres increible. - dijo el joven sonrojado y al parecer molesto.
- Que te puedo decir... aprendi del mejor. - dijo su padre sirviendo dos copas de vino blanco, solo así podría calmar a un avergonzado Adrien que lo que pensaba ahora era no haber dicho ni una sola palabra.
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Solo somos amigos
Short StorySolo somos amigos... y esta vez no lleva comillas O tal vez si?