La Luz azul. [el origen de los guardianes]

Palacio de pesadillas

Narra Valentine:

La noche llegó antes de que me diera cuenta, Jack estaba recargado en la ventana con la boca semi abierta y leves ronquidos salían de su pecho. Sujetaba el cayado con recelo, tan fuerte y seguro que al mas leve movimiento se daría cuenta.
¿Qué habría pasado antes para sostener ese cayado asi, incluso dormido?
Yo estaba en la cama, con una cálida frazada cubriéndome. Me había quedado dormida. Busqué mis botas con la mirada, me incliné en el borde para encontrarlas pero no había nada. Me puse de pié con cuidado, sin hacer ruido, el piso estaba helado lo que hizo que me apresurara. Estaban en el borde sur de la cama, el que daba a la ventana.

-Jack- lo llamé a susurros, mientras me calzaba las botas.
Hice un par de intentos, hasta mover levemente su hombro.

-lo siento- se incorporó de un salto -¿es de noche?
Miró la ventana sonriendo. La aureola boreal natural por el sol brillaba casi haciendo parecer la noche día.
Sonrió, una sonrisa torcida que habría derretido a cualquier chica. Miro la puerta y salto hasta ella, aterrizó sin ningún ruido, se inclinó poniendo la oreja contra ella. Asintio, abrió la puerta lentamente sin hacer ruido.
Caminé detrás de él hasta un cuarto, espacioso. Dentro luces parpadeaban de manera intermitente sin parar.

-intenta no hacer ruido- dijo en susurros burlón -o al menos solo hazlo en voz baja.
-¿Por qué debería...?- corté la frase mientras el me dejaba entrar.
No tuve palabras siquiera. La habitación se alzaba tanto que parecía llegar al cielo, también se veían estrellas pero viendo de cerca eran bolas de nieve, brillantes y de colores diferentes. Un espectáculo hermoso que daba a aquel lugar encantado mas magia aún.

-Hermoso ¿no?- Jack estaba a mi lado.
Sobre su pálida piel reflejaban las luces y hacían resplandecer sus ojos.
-¿Y tú ves esto todas las noches?- respondí, aun impresionada.
-bueno elige una para el portal. Te explicaré luego.

Tomé una bola de los estantes bajos, y se la entregué. El me miro una mirada divertida, susurró algo a la bola de nieve y la tiró al suelo. Se abrió un portal, como de nieve girando en espiral, que se hundía en el centro.
Me sujeto por la cintura, apretando contra su costado. Saltó hacia el vórtice sin hacer ruido.
Viajar en portal es divertido, claro. Si divertido es sentir que eres succionado y roto en pedacitos minúsculos que luego se juntan de golpe. Es muy divertido.
Jack parecía mas calmado, no me puso en el suelo, siguió sosteniendo todo mi peso en su brazo y aterrizó sin hacer ruido. Siguió dando saltos hasta una plataforma de muchas.
El castillo de noche no parecía el lugar de oro y detalles de colores con forma de diamante que dijo Jack. Eran tonos azules y plateados, lucia vació y solo aun con el murmullo de miles de alitas.

-son las hadas del turno nocturno- dijo Jack con la mirada hacía las alitas
-debemos evitar que nos vean.

Asenti. Señaló su espalda, se agacho un poco. No comprendí al instante que esperaba que subiera a su espalda. Si el podía volar y caer sin hacer ruido era mas fácil que arriesgarse a ser descubierto por mis pisadas.
Me subí sin muchos ánimos. El me acomodó, puse las manos sobre sus hombros y salto a las plataformas de arriba, tan arriba que me daba vértigo.
Salto unas cuantas más hasta una columna de plataformas.

-tienes 17 ¿no?- preguntó mirándome sobre su hombro.
-18- corregi rápidamente.

Abrió los ojos sorprendido y subio una plataforma mas de la que estábamos.
No me bajo ahí.

-1998- dijo caminando aún sobre sus hombros -¿mes?
-Noviembre, 2- dije casi automático.

Asintió y salto a una parte al otro lado de la plataforma.

-Debería estar aquí.

Me bajó al fin. Tenía el ceño fruncido mientras examinaba la columna, pasaba los dedos de un lado a otro. Fila a fila, sobre la misma columna.
Soltó una especie de gruñido, salto a la siguiente plataforma y luego de un rato una abajo de donde yo estaba. Parecía frustrado, como si aquello que planeaba no hubiese resultado.