Un nuevo empleado

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Subieron al auto y se dispusieron a salir de aquel lugar, camino a sus hogares.

-¿Qué hora es? - Preguntó su oscura voz.

-Casi las tres de la mañana, Liss. - Respondió su acompañante.

Ella pasó su mano por su nuca en un intento de relajación, sin apartar la mirada de la carretera. Joe la miró.

-Supongo que no irás a la empresa. - Habló él.

-Por supuesto que sí. 

-Liss, te ves muy agotada, deberías descansar... hoy fue una larga noche. 

-Estoy bien Joe, no te preocupes. - Y continuaron su camino en silencio.

[...]

-Te veo en la oficina. - Sonrió él, la muchacha sólo asintió.

Arrancó el automóvil e incorporándoce a la desolada carretera se dirigió hasta su departamento. Al llegar, decidió tomar un relajante baño en la tina, dónde al paso de los minutos y la sensación del delicioso calor que le proporcionaba el agua tibia, se quedó dormida.

 Fuertes gritos se escuchaban, todo era un alboroto a su alrededor y un musculoso brazo con aquella figura impregnada en la piel, rodeaba su cuello.

-Sabes perfectamente porqué estamos aquí.
-Ella y mi familia no tienen nada que ver con todo ésto.
-Debiste pensar en eso antes...

Un afilado cuchillo pasó frente a sus ojos, ese era su fin, pero un fuerte jalonazo en su brazo hizo que cayera al suelo y junto a ella su padre, cubierto por aquel espeso líquido rojo.

-¡PAPÁ! - Gritó...

-Papá. - Dijo sobresaltándoce y haciendo que el agua de la bañera saltara sobre su rostro, ayudándola a salir de su trance. Su respiración era agitada. Cerró los ojos intentándo borrar aquella imágen de su cabeza, pero eso era imposible, esa horrible escena la ha perseguido todos éstos cinco meses.

Y aquel tatuaje, un escarabajo perfectamente dibujado. Nunca antes había visto un tatuaje tan perfecto. Ahora que lo pensaba, no lo recordaba, no hasta ahora, nunca se puso a pensar si aquella figura significaba algo. Debía hablarlo con Joe.

Salió de la bañera, ya era tarde y prefería mil veces estar en su oficina manteniendo su mente ocupada en otra cosa, eso le ayudaba. Se vistió con su pantalón de vestir negro y ajustado, una blusa blanca con un delgado cinturón negro sobre la misma y se dejó su pelo en ondas suelto.

Cualquiera que la mirase por la calle jamás creería que ella ha acecinado a tres personas ya, daba una apariencia tranquila, pero a la vez, aquella mirada seria, fría y sin sentimiento, inquerían cierto aire de respeto, de temor.

Al llegar al enorme edificio "Wines Hitchcock", aparcó su auto en el espacio ya designado para ella y caminó hasta el interior de la infraestructura.

-Buenos días, señorita Hitchcock. - Saludó el portero al abrirle la puerta de cristal, dándole paso.

-Buenos días, Cirus.

-Buenos días, señorita Hitchcock. - Se acercó apresuradamente la rubia recepcionista. - Recuerde que a las diez de la mañana tiene una reunión con los de diseño publicitario para decidir la presentación de la nueva etiqueta.

-Arréglese con mi asistente, todo se hará a través él. - Habló ella mientras caminaba hacia los ascensores. La rubia la siguió.

-Muy bien, recuerde también que a la una de la tarde tiene las entrevistas para el cargo de supervisor de productos. - Habló la joven mujer. Liseth la miró seria. Ella solía hacerlo, pero no era para asustarlos, es solo que su semblante ya era así. - ¿L-lo hablo con su asistente también? - Preguntó algo nerviosa ante aquella helada mirada.

La novia de negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora