Algo inimaginable

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Ocho de la noche y Liseth ya se encontraba fuera de casa de Joe tocando la bocina de su auto para que se diera prisa. Dos minutos después y el chico apareció por la puerta principal vistiendo unos jeans azules desgastados y una camiseta verde ajustada que a decir verdad le iba bastante bien.

Apenas su amigo cerró la puerta, Liss apretó el acelerador, camino a su objetivo.

-¿Sabes qué harás al llegar a ese lugar? - Preguntó Joe.

-Tengo algo planeado...

Joe la miró con suspicacia, conocía esa expresión en su rostro.

-Recuerda que es un bar muy transitado, Liss. No puedes hacer algún movimiento o paso en falso que nos vaya a poner en evidencia.

-Lo tengo presente Joe, no te preocupes.

Efectivamente, Liss ya había ideado todo un plan en su cabeza y era completamente consciente de los riesgos que corría, pero esa era su oportunidad para lograr conseguir más información y estaba dispuesta a todo por ello.

Transcurridos unos minutos habían llegado al fin al famoso bar "Alai". Sin embargo, Liseth aparcó el auto unas dos cuadras más arriba, en un callejón justo en medio de dos grandes edificios de oficinas. Lo dejó muy bien camuflado.

-¿Por qué lo dejas aquí? El bar tiene su propio parqueo.

-Lo sé. - Dijo sin ninguna explicación extra y bajando del auto.

Joe hizo lo mismo y rodeo el vehículo hasta llegar donde su amiga y fue entonces cuando percató cómo andaba ella vestida.

Un vestido negro completamente ajustado al cuerpo que le llegaba un poco más arriba de medio muslo, sin embargo las mangas del mismo le llegaban hasta los codos, lo que impedía que se viera del todo vulgar. Un par de zapatos negros de tacón y una pequeña bolsa de mano.

-Woow... - Susurró apenas. - Estas... her...hermosísima.

Realmente lo estaba.

-Gracias. - Dijo ella sin más. Se inclinó hacia la parte trasera del auto y sacó su arma, ésta un poco más pequeña que las que acostumbraba a usar. Se levantó el arroyadillo del vestido, dejando desnudo gran parte de su muslo en donde finalizan sus pantimedias y escondió allí su arma.

Para Joe fue inevitable no mirarla. Sus movimientos. Su seguridad. Su firmeza. Ella era preciosa en muchos sentidos. Era simplemente increíble.

-¿Llevas tu arma? - Preguntó ella.

- Por supuesto.

-Bien. - Asintió ella. - Ahora vamos.

Mientras caminaban hacia el bar Liss le explicó su plan a Joe, o más bien indicó lo que él debía de hacer.

-Por nada del mundo te salgas del plan, ¿ok?

-¿Y ante algún imprevisto? - Interrogó él.

-Nada.

-¿Algún ataque zombie o fin del mundo? - Bromeó.

-Esto es en serio, Joe. - Habló ella sin inmutarse en lo más mínimo ante su chiste.

-Lo sé. - Dijo en un tono más serio.

Unos cuántos metros antes de llegar, se detuvieron. Parte del plan era no entrar juntos al lugar.

-Suerte. - Susurró él.

-Gracias.

Entonces Liss caminó hasta la entrada del lugar con paso firme, con la mirada de su amigo clavada en su espalda. Tomó un leve respiro y empujó una de las puertas abriéndose camino.
El interior estaba climatizado con una nube de humo artificial que atrapaba los distintos colores de las luces que colgaban por todas partes y una música a un nivel considerablemente alto ondeaba por el salón.
Liseth se contoneó hasta la barra en donde tomó asiento en uno de los bancos y cruzando su pierna derecha sobre la izquierda permitiéndose exhibir buena parte de sus hermosas piernas. Espalda recta. Cabello perfecto ondeando bajo sus hombros. Una posición que captó la mirada de muchos presentes, pues era imposible no admirar tanta belleza.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2016 ⏰

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La novia de negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora