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El sentido volvió a mi, como si estuviera despertando de una pesadilla.
Sobresaltada me senté en donde estaba, y una ola de dolor insoportable me inundo. Un grito salio de mi boca sin que pudiera pararlo. Pero me calle cuando note que no estaba en un lugar conocido. Era de noche, y estaba oscuro. La luz de la luna entraba por la ventana iluminando todo. Mi ropa había desaparecido y había sido reemplazada por una bata color blanco. Eso me asusto, Ademas tenia vendas por todos lados, cubriendo las heridas que seguramente tenia. La herida del hombro necesito puntos, y aparentemente el corte que la lanza había dejado en mi abdomen también.
Las vendas estaban manchadas de rojo, pero aguantarían un poco mas de tiempo. Con cuidado trate de ponerme en pie, pero al momento en el cual enderece la espalda, dolor azoto mi cuerpo.
Mis alas estaban destruidas, y quien sea que haya curado mi cuerpo de seguro las vio. Podía sentir el crujir de los fragmentos rotos de huesos. Quería llorar.
Y lo hice, por que estaba muy enojada.
Enojada con Soo-Won, por ser tan despiadado y empujarnos a esa situacion, enojada con Yona por haber salido de su escondite, y enojada con Hak por haber salido de la tribu, en lugar de dejarme a mi continuar con mi plan.
Pero mas que nada estaba enojada conmigo misma, por dejar que todo eso nos ocurriera a los tres.
Mire a mis costados y los vi a ambos recostados en el suelo junto a mi. Yona no tenia casi nada, solo un vendaje alrededor de su cabeza, pero Hak estaba como yo, o incluso peor.
Se ve que mi intento de amortiguar la caída no funciono.
El brillo del fuego entró en la habitación. provenía de afuera.
Me levante con cuidado, aun adolorida, y salí al exterior. El viento, aun frió, soplo y el olor a madera quemada inundo mis sentidos.
Había un chico, que no debía ser mas grande que Yona juntando madera, y un hombre rubio, con el flequillo tapando sus ojos, que parecía estar orando. El se veía familiar.
No me habían notado aun. Debíamos estar en fondo del valle, cerca de la región de la tribu del fuego.
-Oh! Veo que ya despertaste.- Habló el más grande de los dos.
-¿Que haces parada? Vuelve a recostarte, sólo empeorarás! - el mas joven veía enojado,así que le hice caso.
Volví dentro de la casa y me recosté con cuidado, pero a pesar de tener en mayor cuidado posible, el crujido vino acompañado de dolor, y las lágrimas hicieron que mis ojos picaran. Traté de colocarme de costado pero mis costillas comenzaron a palpitar dolorosamente.
El más joven entró en la habitación, me ayudó a acostarme y se sentó a mi lado.
- Tienes suerte de estar viva- dijo. - Perdiste mucha sangre y tienes varias costillas y vértebras rotas por la caída. Por milagro los árboles amortiguaron el golpe, pero te diste la cabeza contra una roca, también. Debes ser alguien fuerte para tolerar todo eso.- no mencionó mis alas, lo cual no estaba muy segura si era bueno o malo.
- Soy ___(Tn). ¿Quien eres tú?- pregunte.
- Soy Yoon, un apuesto genio.- Respondió confiado.
- Gracias...Por salvarnos.
- Si los encontraba un poco más tarde probablemente tu y el grandullón habrían muerto. Pero me sorprende que precisamente tu hayas sido la primera en despertar. La pelirroja está casi intacta en comparación. - el alivio me recorrió por lo menos Yona estaba bien.- Deben ser muy importantes para ti si estabas dispuesta a salvar su vida sin importar el daño que podías llegar a tener. ¿Quienes son? ¿Tu hermana y tu novio? ¿O algo así?
- No... Son sólo amigos, haría cualquier cosa por ellos.
Yoon pareció quedar sorprendido con mis palabras ya que quedó sin habla por un rato, pero se recuperó y se levantó.
- Tu descansa que yo preparare la cena.- dijo
- Gracias Yoon. Por todo.- y de verdad que estaba agradecida.
El salió sin responder.
Quedé mirando al techo escuchando el ruido de cacharros que Yoon estaba haciendo. El hombre que estaba con el me parecía familiar, pero no podía lograr anclar su rostro con ningún recuerdo en específico. Como si lo hubiera invocado el apareció por la puerta.
- Que alivio que estés bien!- Habló. -Hace mucho tiempo que no nos vemos ____(tn)-chan.
-¿Te conozco?- pregunté.
- Ha pasado tiempo pero no tanto. Aunque claro, aún estabas en la aldea del Kokuryuu.-
​​​-¿Como sabes quién soy? ¿Quien más sabe de mi? - Nadie debía enterarse, me cazarían.
- No debes preocuparte. Yoon no sabe quien eres, yo te encontré y cure tus alas antes de que el llegara. Supuse que no querías que se enteraran. Los dioses me lo dijeron.-
-Así que tu eres el monje verdad? Yona hablo de ti antes.
-Mi nombre es Ik-Soo. Una vez nos conocimos, eras solo una niña. Fue hace tiempo pero ni bien te vi supe quien eras. Fue a unos kilómetros de la aldea de la que vienes. Estabas huyendo, y tratando de cazar un venado.-
Cuando menciono el venado todo cobro sentido. Tenia ocho recién cumplidos y aun me daba pena matar, pero debía hacerlo, me encontré con Ik-soo, el estaba de paso por allí, y estaba cubierto de lodo. Me ayudo y a cambio le di un poco de comida.
-Me dijiste que estaba destinada a grandes cosas... Pero no soy capaz de protegerme a mi misma... ¿Como voy a poder ayudar a Yona?-
-¿Recuerdas tu despertar? Hay mas como tu, no estas sola, los cinco son un equipo... Todos son necesarios.- Un destello violeta se vio a través de las hebras de su cabello dorado.
-Pero nadie recuerda al Kokuryuu, luego de que el Rey Hiryuu muriera los guerreros se separaron, y el negro fue olvidado, es mas ni siquiera la leyenda habla de mi ni de mis antepasados, si no nos recuerdan significa que no nos necesitan.-
-No recordar no es lo mismo que olvidar. El olvido es sinónimo de no existir, y sin embargo aquí estas. Durante toda tu vida has padecido el sufrimiento del olvido, y no voy a darte falsas esperanzas, puede ser que sigan, pero debes recordar tu deber y en donde esta tu lealtad, los sentimientos deben hacerte sentir bien, no sumirte en la oscuridad. Ese es mi consejo para ti.-
-No lo entiendo.- Dije confundida.
-Entonces no es el momento.- Dijo el.- Por ahora descansa, has pasado por mucho y fue muy difícil, pero estoy muy orgulloso de ti por haber sido así de fuerte y determinada.
Ik-soo abandono mi lado, pero mientras se levantaba vi como una pequeña lagrima brillaba en su mejilla, reflejando la luz blanca de la luna.
Ambos tenían razón, debía descansar, podía ser que curara rápido, pero el dolor iba a durar, y a pasear de todo, llevaría tiempo recuperarme.
Cerré los ojos y lentamente la conciencia me abandono.
~
Oscuridad...eso era todo.
El color negro era todo lo que existía, nada mas. Ni un poco de luz, de esperanza.
Abrí los ojos, para encontrarme con un hombre, de ojos azul oscuro como la noche y el pelo recogido en un moño desordenado. No necesita presentarse, sabia quien es...El primero.
Estaba parado, frente a mi, con su mano extendida, como recibiéndome. Tome su mano y todo el entorno cambio, una brisa comenzó a soplar,era cálida, al igual que el.
-Confío en ti. No dejes que nada te separe de tus amigos... No hagas lo que yo.- Sus ojos cambiaron, de pronto ya no eran azules, eran blancos, y su forma se desdibujo.
Ya no estaba.
Y yo tampoco estaba allí, a pesar de que podía ver todo, sentía que no pertenecía allí. Era un recuerdo, un recuerdo del primero.
El sol de atardecer bañaba todo de un color naranja.
Había otras cuatro personas recostadas en el suelo, al lado de una tumba.
El primero miro al cielo, como esperando algo. Se quedo allí durante mucho tiempo, pero nada paso. Nadie apareció y nada cambio. Y de pronto una soledad me abrumo, me sentía ahogada, pero no eran mis sentimientos, eran los sentimientos de el.
Vi como sus piernas comenzaron a correr, lejos de allí, decidido a no volver. Convencido de que estaría mejor sin ellos. Sin rumbo en la vida sin propósito.
Todo desapareció de nuevo, y la vida de todos los que vinieron antes de mi pasaron delante de mis ojos, incluso la de Nami. La historia se repetía una y otra vez. Miles de nosotros olvidados, sin amo al cual ayudar, sin motivo.
Luego paso mi vida.
Nunca había conocido a mis padres, siempre fui criada por mi antecesora.
Me vi a mi misma de bebe,recién nacida, estaba en brazos de una mujer, la cual me miraba con ojos afectuosos. No lograba reconocer su cara, pero parecía familiar.
La escena cambio, ya había crecido un poco, aproximadamente dos años, mi madre, o al menos supongo que eso era, estaba caminando en el bosque de noche, con algo en brazos. Su pecho se agitaba con sollozos.
Siguió caminando hasta dar con una casa, poco iluminada. Toco la puerta, me dejo allí y huyo. pude escuchar unas ultimas palabras antes de que se perdiera en la oscuridad del bosque.
-Mi bebe...- Sollozó.- Mi bebe es un monstruo.
Nami me crió desde que me encontró en la puerta de su casa.
A lo largo de los siguientes cuatro años me entreno y me amo.
Se encariño tanto conmigo que fue capaz de dar su vida por mi.
Tenia cinco, faltaba poco para mi cumpleaños. Los rumores de mi así llamado "Don" se habían esparcido por el mundo del contrabando, y llegaron a buscarme, eran demasiados, Nami me puso a salvo pero ella no sobrevivió. Vi como una espada la atravesaba. Sus alas habían comenzado a fallar, y todo por mi culpa. Murió por mi culpa.
Durante dos años me fui alternando entre las casas de los demás aldeanos, pero ninguno me quería, solo me tenían como una carga. Solo me daban comida y techo.Me sentía sola. Odiaba sentirme sola.
A los siete y medio huí, llevándome un collar, una armadura y una espada.
Me metí en problemas, Mundeok me salvo. Me llevo con el a su aldea y conocí a Hak.
Fui al castillo Hiryuu y conocí a Yona y Soo-Won, pasamos momentos juntos, y me convertí en guarda espaldas de Yona.
Soo-Won mato al Rey y Hak, Yona y yo huimos. Fueron heridos por mi culpa, Ik-soo me encontró y ayudo.
Oscuridad, eso era todo lo que había.

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Espero que les guste, y no duden en dejar su opinión en los comentarios. :)

|PAUSADA| Kokuryuu ||Akatsuki No Yona X Tu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora