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—¿Ha visto? Esto ya está, solo se había soltado una clavija —la puerta se abrió indicándome de que había llegado un nuevo cliente.

Miré a la estudiante que asentía con la cabeza y le sonreí tranquilizándola mientras metía con cuidado el violín en su estuche. Ella sacó un billete de 10.000₩ y negué con la cabeza.

—Sólo era una clavija, no puedo cobrarle por eso —la chica sonrió, cogió el estuche del violín y se despidió. Incliné mi cabeza y la observé irse.

Mis ojos se dirigieron rápidamente al cliente que había entrado segundos antes. Estaba mirando los amplificadores con curiosidad. Salí de mi sitio detrás del mostrador y me dirigí a él, con una sonrisa de perfecta dependienta.

—Hola, ¿Puedo ayudarle en algo? —pregunté amablemente.

El hombre se giró hacia mí irguiéndose en toda su altura ya que estaba inclinado mirando los amplificadores y me miró desconcertado. Yo incliné mi cabeza hacia atrás, para poder verle.

Genial, otro coreano que me sacaba tres cabezas. Observé de reojo mi altura de 1'60 metros, incómoda.

—Eh... —comenzó a decir mirando a los lados, dejando salir un sonido grave de su boca. Abrí los ojos al escuchar ese sonido, ya que me había pillado de sorpresa que tuviera una voz tan...grave. Él se colocó las gafas de sol en el puente de su nariz y volvió la cabeza hacia mí. El chico era guapo—. Estaba buscando cables de amplificador de guitarra acústica.

Le sonreí inclinándome.

—Ahora mismo se los traigo eh...Señor, están en la trastienda — me di la vuelta lo más rápido que pude, sintiendo como mis mejillas se tornaban de rojo.

En serio... ¿Señor? ¿O tenía que llamarlo Oppa? El 'señor' que había salido de mis labios no sonaba para nada como un señor en contexto de edad...

Me imaginé a Eun So riéndose de mí por esta situación y resoplé. No es que ella fuera buena con los hombres tampoco, solo que tornaba a reírse de todas las situaciones vergonzosas de los demás, y más si involucraban a algún hombre. Desde la trastienda, le envié un dedo corazón a mi querida amiga con todo mi cariño.

Cuando salí portando en cada mano diferentes tipos de cables me encontré con él chico en frente del mostrador, sus grandes manos apoyadas en el cristal mientras tenía su mirada puesta en una revista de música. Se había quitado las gafas, por lo que por fin pude verle la cara. Lo que más me llamó la atención era que tenía la impresión de que lo conocía.

Cuando me sintió llegar alzó la mirada hacia mí y me sonrió inclinándose levemente. Por dentro, me mordí los labios. Ay, era realmente guapo.

—A ver, um, tengo de estos —dije tan rápido como posé los cables en el mostrador.

El chico, pues no tendría más que 25 años, asintió y se inclinó levemente hacia delante, de tal manera que ahora estaba más cerca de mí y podía observarle con más detenimiento, mientras le explicaba las características. El escuchaba atentamente mi voz asintiendo con la cabeza.

—¿Qué me recomienda? —levantó la vista hacia mí, pillándome de sorpresa.

Pestañeé dos veces antes de responder, su voz aun rondando en el aire.

—Bueno yo... —miré los cables para evitar mirarlo de tan de cerca. Tenía unos ojos especialmente grandes y marrones—. Podría decirle desde mi propia experiencia —aclaré mi garganta—. De que debería comprarse el más caro de la tienda.

Él se quedó unos segundos mirándome y al final rió un poco, abriendo sus labios de una forma linda que acaparó toda mi atención. Sonreí también.

—Vale, dicho así parece que solo quiero hacer una buena venta, pero en serio... —dije señalando los cables—. Es mejor que le duren al menos diez años que no sólo un mes.

—Entonces... —dijo. Calidez en forma de brillo en sus ojos— ¿Cual me llevo?

Lo miré antes de responder señalando lentamente los cables.

—Elija.

Él sonrió de nuevo, pero esta vez de lado. Pareció que le gustaba mi respuesta. Volvió a inclinarse en el mostrador evaluando los cables. Su camiseta de rayas negras y blancas se estiró con el movimiento y mis ojos fueron justo a esa parte.

¿Cómo no había podido fijarme en el resto de su cuerpo? Cosas como esta no pasaban todos los días en la tienda. El hombre vestía bien, además al ser tan alto le hacía imponente los pantalones negros que llevaba conjuntado con una camiseta de rayas negras y blancas con cuello en V lo que me permitía ver más allá de la tela hasta encontrar parte de su clavícula y su garganta, su cuello...

—Me llevo este —dijo sacándome de mi ensoñación. Asentí cogiendo el cable para pasarlo por el código de barras—. Al menos por hoy.

Levanté la vista, me miraba con un comienzo de sonrisa en esos labios carnosos.

Incluso más tarde, cuando ya había llegado a casa, y haber hecho todo lo que tenía que hacer para poder irme a la cama, seguía pensando en ese 'por hoy' que aquel cliente atractivo con voz grave y masculina había dicho en la tienda. Me dormí con la ilusión de que quizás por gracia divina del destino, aquel desconocido quería decirme que volvería a la tienda, donde yo trabaja quizás para el siguiente cable. Quizás para que yo lo viera de nuevo. Quizás porque le había llamado la atención alguien como yo.

Aun así, el pensamiento de que lo conocía de algo, volvió a florecer.

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Pues hasta aquí otro capítulo! Un poco más corto que el anterior, pero ya sabéis, pronto empieza lo bueno!

Y no olvidéis dar me gusta o dejar algún comentario! Compartir la historia también es una opción *guiño* *guiño*

Y pues nada, nos leemos pronto!

☺♥


unknown • park chanyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora