2. Derek

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Desperté y abrí un poco los ojos, todavía era de noche. Dispuesta a volver a dormir me giré vi una sombra pero le resté importancia. Cerré los ojos pero inmediatamente los volví a abrir asustada. Ahora, la sombra tenía forma humana y estaba sentada viéndome fijamente. Asustada, me arrastré a la pared hasta que mi vista se acostumbró a la noche y ahí estaba un muchacho frente a mí. Decidí gritar pero antes de que pudiera emitir algún sonido, él se abalanzó sobre mí y me tapó la boca.

-¿Te puedes callar?-preguntó el muchacho-No te voy a hacer nada

Decidí calmarme y cuando me soltó le di una patada en la entre pierna haciendo que gimiera del dolor. Aproveché la oportunidad y salí corriendo mientras veía que el muchacho se seguía retorciendo.

Corrí hacia el centro de la ciudad ya que aunque fuera de noche siempre había gente. Corrí tanto como mis piernas me lo permitían. Llegué al centro y había una que otra persona. Seguí avanzando ya que veía que el chico no estaba ni siquiera cerca, pero por si las dudas me metí en un callejón.

Ahí, había un pedazo de fierro así que lo agarré ya que no quería que ninguna otra persona se acercara y si lo hacía le daría un buen golpe. Agarré mi celular que era un modelo bastante antiguo ya que no nos alcanzaba para más. Desbloqueé la pantalla y vi las trece llamadas perdidas, todas de mi padre.

Decidí volver a sentarme en un rincón que no se veía por las cajas. Esta noche no creía dormir, escuché unos pasos que se acercaban, aguanté la respiración y de pronto las pisadas se escucharon lejos hasta irse. Me relajé y solté un suspiro.

-¿Por qué hiciste eso?-preguntó aquella voz del muchacho

Enmudecí ya que el chico ahora estaba frente a mi, ¿cómo había pasado si hace un momento ni siquiera estaba ahí? Agarré el fierro y le pegué en las piernas pero no hizo nada, ninguna expresión de dolor, nada. Al contrario el fierro ahora se había doblado.

-¿Qué eres?-pregunté asustada

Un robot no podía haber sido, los dejaron de fabricar al menos los de forma humana. La tecnología había llegado a tal nivel que los robots eran idénticos a los humanos, incluso tenían relaciones sociales. Los dejaron de fabricar debido a que eso originó la tercera guerra mundial, dejando casi extintos a la raza humana, sólo seiscientos años después la especie humana volvió a tener una población estable.

-Me llamo Derek-el chico ahora estaba de cuclillas frente a mí frunciendo el ceño a la vez que me analizaba-¿Por qué tú?

-¿Qué quieres de mí maldito pervertido?-agarré nuevamente el fierro, sus ojos se desviaron hacia mis manos y dio una sonrisa de lado

-Eso no va a funcionar conmigo

-Tal vez sí en tu entrepierna-gruñí

-Relájate, no te haré nada, si lo quisiera, ya lo hubiera hecho

Y en eso tenía razón, se notaba que hacía ejercicio ya que se le notaba en sus músculos. Reparé en su ropa la cuál vi que era bastante antigua. Me agarró del brazo y me levantó con facilidad del suelo, haciendo que me pusiera de pie, era bastante alto ya que me sacaba como dos cabezas. Su cabello era negro al igual que sus ojos pero en ellos no reflejaban nada. Era apiñonado, con labios finos al igual que su cara. Era bastante delgado pero a pesar de ello, se le notaban algunas venas en los brazos.

-Tu nombre-dijo el chico

-¿Qué?

-Por el amor de...-estaba exasperado-Hablo tu idioma y no pareces entender, ¿cuál es tu nombre?

-Gabriella

El chico se puso de rodillas y bajo su cabeza. Puso un puño sobre el suelo y me miró fijamente.

-¿Qué demonios haces?-pregunté extrañada-Levántate

-Yo Derek, protector del reloj y de mi amo, juro solemnemente estar ante su servicio y protegerla incluso si es con mi vida-continuó el muchacho-La portadora vivirá tanto como el reloj se lo permita, mientras estaré con ella hasta que finalicen sus días

El chico se levantó y me tomó de los hombros para acercarme a él, estaba acortándose la proximidad y solo sentía como mi corazón latía rápidamente. Había estado con varios chicos pero aun así me ponía nerviosa cualquier tipo de tacto. El chico depósito un beso en mi frente. Fue ahí cuando reaccioné y le di una cachetada.

-¡Estás demente!-le grité mientras me apartaba de él-Eres un enfermo, ni se te ocurra acercarte a mí pervertido de mierda o te juro que llamaré a la policía

Salí del callejón y vi cómo Derek seguía inmóvil. Al parecer ya no me iba a seguir, vi la hora y me di cuenta que ya eran las 6:30 de la mañana, me dirigí a una cafetería para desayunar. Me senté y empecé a leer el menú. Cuando ya me habían traído mi desayuno empecé a ver la tele, estaban las noticias.

-Varios reportes de distintas clases de fenómenos han aparecido por todo el mundo. Ayer se registró el primero con una lluvia de estrellas en nuestra ciudad, por otro lado en otro país se ha registrado un tsunami dejando a varios heridos-explicó la reportera-En cambio, en la ciudad de...

En eso, comenzó un terremoto bastante fuerte. Las personas dentro de la cafetería junto conmigo salieron del edificio hasta un punto de reunión. Varias personas estaban afuera evacuando los edificios, la tierra se seguía moviendo bruscamente hasta que repentinamente paró de golpe.

Las ambulancias comenzaron a llegar para atender a los posibles heridos. Sentí como mi celular estaba vibrando una llamada de mi papá pero decidí ignorarla.

Un chico rubio del otro lado estaba desorientado, pero se fijó en mí. Se levantó de dónde estaba y comenzó a caminar en mi dirección. Asustada me moví entre las personas, por suerte eran bastantes hasta que unas manos me agarraron y me llevaron hasta una calle cerrada bastante oculta.

Era el mismo chico de la mañana, Derek quién me sujetaba fuertemente a la vez que ponía una de sus manos en mi boca para que no volviera a gritar.

-Te prometo soltar si esta vez juras no lastimarme-susurró-Es por tu bien

Asentí y lentamente se separó de mí.

-Te dije que me dejaras en paz-le grité

-¿Podrías guardar silencio?-preguntó molesto-Te acabo de salvar la vida

-Ah sí claro, encerrándome ya tres veces en día y siempre tapándome la boca para que no pida ayuda y siguiéndome-hablé con sarcasmo-Eso es salvarme la vida, gracias

-Ama, ¿viste a aquel chico rubio de la plaza?-preguntó ignorándome

-¡Sabía que me estabas siguiendo!-señalé enojada

-Ama, por favor escúchame-me sostuvo de los hombros-Aquel chico es Alan, él quiere tu reloj y no va a parar hasta obtenerlo, no importa las consecuencias incluso si te mata

-Pues entonces se lo daré, si tanto lo quiere es suyo-me quité el reloj e iba dispuesta a dárselo pero Derek me lo impidió

-Ama, en serio él no lo puede tener podría ocasionar daños severos

-Es sólo un estúpido reloj chino

-Ama, es más que un reloj

-¡Déjame de decir ama!-grité-Yo no soy tu ama ni señora ni nada de eso, no eres nada mío y jamás lo serás

-Perdone que la corrija pero estamos unidos ahora, con el pacto estamos vinculados

-Nunca hice ningún pacto-corregí, en eso me acordé de todo lo raro que había pronunciado Derek antes y el beso en mi frente

-Ama, por favor escúchame de esto depende tu vida-Derek me miró fijamente y sabía que no me iba a deshacer de él hasta que lo escuchara, resignada lo miré y me senté en el suelo

-Habla-dije

-o-o-o-o-o-o-o-

¡Hola! Tiene bastante tiempo que no he publicado absolutamente nada, pero ahora estaré 100% dedicada a esta historia que he escrito. Aquí, tienen el capítulo 2 el cual espero haya cumplido con sus expectativas.
Estoy emocionada por esta nueva historia que apenas está empezando y que espero sea de su agrado y continúen leyendo.

El tiempo sobre mí #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora