5. El largo camino de regreso

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Mi tía me invitó a que me fuera a vivir con ella hasta que pudiese recuperarme. Cuando me preguntó si eso me ayudaría, me límite a quedarme sin decir nada y llorar. Sabía que era la salida que necesitaba, de modo que deje mis anteriores compañías. Los siguientes meses no fueron fáciles, pero confiaba en que Jehová me ayudaría a salir adelante. Creo que en mi caso aplicaron las palabras de Malaquías 3:7 " 'Vuelvan a mí, y yo ciertamente volveré a ustedes' , ha dicho Jehová de los ejércitos".

Tan pronto como me trasladé, me reuní con los ancianos. Les conté toda mi vida y les dije que verdaderamente quería servir a Jehová. Ellos sabían igual que yo que mi restablecimiento de ningún modo vendría de la noche a la mañana, puesto que tenía malos antecedentes. Pero esta vez estaba determinado. Oraba constantemente -todos los días y todas las noches- para que Jehová me ayudase. Solía verme como una persona muy débil, y supongo que, sin ninguna ayuda, lo soy. Pero es sorprendente lo fuerte que uno se vuelve con la ayuda de Jehová.

Durante muchos años había tomado drogas para enfrentarme a la vida cotidiana, pero ahora tenía que pasar sin ellas. Sentía miedo. Las muchedumbres me asustaban, y literalmente me ponía enfermo si estaba rodeado de gente durante mucho tiempo. Además, también intentaba dejar de fumar; después de estar acostumbrado a fumarme casi cuatro cajetillas diarias. Lo único que me ayudó a superar todo aquello fue la oración y el continúamente recordarme a mi mismo que lo que estaba haciendo para corregir mi proceder era algo que agradaba a Jehová. También encontré consuelo y paz en la asistencia regular a las reuniones. Aunque no podía hablar con nadie debido a que estaba expulsado, aún así sentía el amor y el cariño que me tenían aquellos futuros hermanos espirituales.

Finalmente, al cabo de aproximadamente un año desde que cambié por completo mi vida, Jehová juzgó conveniente mover a sus siervos para que me restableciesen a su organización. Él sabía el momento exacto de darme la bienvenida.

Dios no deja que seamos probados más allá de lo que podemos soportar. Fue poco tiempo después cuando recibí la llamada telefónica del médico para comunicarme que tenía el SIDA.

Verdaderamente, lo que dice Gálatas 6:7 es cierto: "No se extravíen, de Dios uno no se puede mofar. Por que cualquier cosa que el hombre este sembrando, esto también segará".

Lo primero que hice fue llorar. Pasaron por mi mente todo tipo de pensamientos. Recuerdos de mi pasado cruzaron ante mis ojos.
Había visto de cerca lo que esta enfermedad le hace a una persona y también la reacción de otros hacía las víctimas. ¡Qué insensato fui al pensar que el mundo tenía algo que ofrecer!¡Y que perdida de tiempo valioso!

ALGO PEOR QUE EL SIDA. #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora