Capítulo 3.

129 12 2
                                    

(Perdón por tardar tanto, pero aquí está el nuevo capítulo)

No sé cuantas horas estuve caminando, quizá unas dos o tres, incluso más. Mi mente estaba ocupada en otras cosas cómo para darme cuenta de que acabé en un bosque otoñal. La brisa me despeinaba, y no me molestaba.

"Bueno, creo que aún estoy enamorado".

Esas palabras me molestaron por alguna razón y no lo sabía. Ni si quiera tenemos la confianza suficiente. Todo esto del amor es tan estúpido que  me dan ganas de patearme el estómago y expulsar a todas las malditas mariposas. 

- Mierda.- susurré mientras mi pie derecho se metió en un charco. Suspiré y me quité la bota, sentándome en la rama de un pequeño árbol. Mis pies se mecían al compás.

"Nada mejor que este paisaje para dibujar" pensé y me puse manos a la obra.

Ojalá que el frío de mis pies, se apoderaran de mi corazón para no sentir más cosas estúpidas, ni si quiera el valor de ellas. Enamorarme es una palabra muy fuerte, creo que nunca estuve enamorada, pero si he hecho muchísimas cosas estúpidas por algún que otro chico. No quiero enamorarme, lo veo tan superficial que... prefiero estar sola, prefiero hacer mis cosas solas, quiero ir al cine sola, quiero dormir sola, quiero cenar sola, ¿de verdad quiero? no sé, ni yo misma lo sé.

El amor de mi vida es la música, el cine, la fotografía, los libros. El amor de mi vida no es nadie, son cosas.

Pienso sin querer en Ethan y fastidio el dibujo, acabando con garabatos sin sentido. Y quizá es así como me siento, quizá el dibujo represente mi vida. O alomejor no, alomejor estoy destinada a acabar sola, en una casa llena de gatos y helados de chocolate, escuchando canciones de The Beatles o simplemente con cualquier tristeza dependiendo de mí.

Tal vez sólo sea un alma más intentando llenar su vida con algo de canciones y un poco de baile, o  tal vez sea una artista indecisa qué no sabe cómo empezar su dibujo. No lo sé. Sólo sé que mi vida es un puto garabato y qué si sigue así no puedo concentrarme. Ed, tú tan enamorado y yo tan vacía de amor. Cómo solía decir aquella canción, tú tan París y yo tan Chernobyl. Es exactamente eso. 

"Charlotte, deja de atormentarte." Me autodefiendo y pego un salto de la rama. Rompo el papel dónde mi dibujo ha acabado un desastre y se lo lleva el viento. Y ojalá fuera yo un papel, ojalá poder desaparecer sin que a nadie le importara. Qué suerte tienes, papel. 

El frío invade mis sentidos aunque lleve puesta una sudadera, será por los pies. Calzo mis botas y vuelvo a pensar en él. ¿Por qué? ¡Ed, deja a mi mente tranquila! Maldito frío, que no convierte a mi corazón en un pedazo de hielo y a mis pies sí. 

Mis ojos se llenan de lágrimas en mitad del camino, y demonios, ¿por qué lloro? es uno de los días en que lloro sin querer y río sin pensar, no sé si me entenderán. Pero cómo no hay nadie en el bosque y llorar es muy buena forma de desahogarse, lo hago. Y lo hago pensando en mí. Ni en Ethan, ni en Ed. Los dos son chicos, y juré no llorar por ninguno. Sigo llorando por mí y por la manera estúpida en la que he acabado. Viviendo sola, leyendo sola, bailando sola, e incluso durmiendo sola. También lloro sola, y eso me desconsola un poco más, ¿no tendría que haber alguien ahora para decirme que todo estará bien? ¿no tendría que estar alguien abrazándome?

Maldito frío, maldito todo, maldita vida. 

Llego a casa, por fin y me tiro a mi cama sin dudar. Me duelen los pies, tengo los ojos inchados de llorar y los pies congelados. Pero aún así me duermo, duermo profundamente, tan profundamente que tiene que sobarme mi gato para que me despierte.

Me quejo y consigo estacionarme para leer mi libro nuevo, cuyo olor me encanta. 

Drunk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora