Parte 6: La culpa.

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Mía
"Es mi culpa. Si yo no hubiera nacido, todo hubiera sido mejor: ellos no se hubieran separado.

¡Me odio, me odio! Prefiero la muerte a ver a mi mamá babeante por ese maldito hombre (Javier). Es culpa mía que ella no pueda ser feliz; soy una carga.

Es mi culpa que ya no llegue virgen al matrimonio. Es mi culpa no ser feliz.

A ver, ¿para qué estudio? No soy nada, no soy nadie. No tengo el valor suficiente de enfrentar para enfrentar la vida.

Siento mucho miedo. Miedo a ver morir a mis seres queridos. Miedo a graduar me y no ser la suficientemente preparada para ejercer mi carrera. Miedo de que en un futuro Kayden se valla lejos y se olvide de mi. Miedo a quedarme sola".

***
Kayden en verdad ama a Mía, pero él no teme como ella; él está seguro de que vivirán felices por siempre.

Mía suele ser muy realista y eso ha provocado que, Kayd (como le suele decir), se enoje en ocasiones.

La familia de Kayden hace tiempo está en planes de viaje. Él no quiere que ese día llegue, pero si llega, querrá trabajar duro para volver por Mía: casarse y llevársela con él. Mía está indecisa en que él se valla o no, pues su abuela Magdalena le ha "abierto los ojos" diciendo que la felicidad de ella no estará en otro país y que, además, Kayden es hombre y allá en los Estados Unidos hay mujeres de todo tipo: altas, bajas, gordas, delgadas, morenas y blancas, lindas y feas, todo esto para que no se ilusione y tenga siempre los pies fijos sobre la tierra. Mía ama a su abuela, pero a veces quisiera que no se metiera en su relación. Ella siempre le hace anécdotas, pero Mía no sabe si son reales o sólo se las cuenta para prevenir la; Magdalena, aunque no quiera reconocerlo, es muy celosa con su nieta.

Mía le tiene mucha confianza a Kayden y más que verlo como novio, lo ve como amigo. Le cuenta todo lo que pasa en su vida, en su casa, en la universidad, absolutamente todo. Magdalena siempre le ha dicho que a los hombres, además si son parejas, no se les cuenta todo. Mía a algunas cosas no le hace caso y actúa como piensa.

***
Ya con un año de relación, lo de Mía y Kayden ya va más allá de un beso. Ahora sienten la necesidad de tocarse, de sentir a uno dentro del otro.

En una de las visitas de Kayden a casa de Mía, le toca un seno, él piensa que ella se molestará, pero fue todo lo contrario. Mía tomó la mano de Kayd y la metió por debajo de su blusa. Él al sentir que su mano hizo contacto con su pecho, no tarda en hacer a un lado su brasier y empieza a masajear su seno. De repente, de Mía sale un suspiro y un que otro quejido. Él la besa para que sepa que no debe de tener vergüenza, para que confíe en él y se entregue sin más.

Todo el tiempo hacían aquello, hasta que un día, el deseo de la carne pudo más que el control de ambos. Mía quería tocar su erección, la cual a medida que sus labios rozaban y él la tocaba, se hacía más y más fuerte. Sujeta su cinturón y tira de él. Ve sus calzones húmedos y empieza lentamente a bajarlos. Sin quitarle la vista a Kayden de los ojos, mete su mano y se encuentra con su pene. Él siente mucho placer y ella sólo quiere que la penetre.

El comportamiento de Mía no era el mejor, pero ¿qué podía hacer? Sus ganas de sentir a un hombre eran más fuertes que su auto control. Antes de todo aquello, le había contado a Kayden lo que de niña le hicieron: violaron su inocencia y robaron su niñez, pero el amor de Kayd era tan puro, inocente y verdadero, que dijo que no le importaba, él la seguía amando todos los días aún más.

Mía era muy difícil de entender, pues cuando Kayden la buscaba para hacerlo, ella lloraba porque no quería que pensara que era mentira lo que le había contado de su violación. Se sentía sucia, inútil e incapaz de corresponder le a Kayd. Él la entendía y no la forzaba a hacer lo que ella no quería; Mía con el tiempo lo ha llegado a amar, ella se pregunta cómo se pudo enamorar si estaba consciente de que no lo quería como él a ella, pero con el trato y el tiempo lo pudo hacer.

InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora