Aléjame de tí

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Es duro creer que, después de todo lo que me he esforzado en hacer para mantenerte con una sonrisa en el rostro, decidas despreciar los nobles deseos de este adolorido corazón. He aquí la razón de que no tenga muchas amistades, pues siempre he sido alguien solitario. Pregúntale a mi alma que cuándo pensó en dañarse, y te dirá que cuando el corazón dolía. Pregunta al corazón que por qué suele apagarse, y te dirá que alguien dejó de quererlo un día. Al final, la historia se repite: un pobre diablo ahogado por los tristes recuerdos de los últimos años de su vida, alguien que aparentemente llegó para salvarlo y alejarlo de aquel camino de dolor que ha decidido tomar desde que su vida se consumió en nada, y alguien que por envidia, o tal vez por cruel diversión, corta con la filosa cuchilla de la palabra envenenada aquel lazo que se ha venido formando milagrosamente de entre mis cenizas. Creo que fui un tonto al pensar que, después de todo, mi desdichado pasado fuera tan condescendiente como para abandonar de una vez mi amarga conciencia. Y es que te veías tan hermosa, tan amable, tan perfecta.... Pero eso es el destino, ni más ni menos que una fuerza siempre en mi contra, haciendo que todos los que me rodean se alejen de mí en el momento en que decido dejar que me conozcan como realmente soy. Nunca pensé que podría llegar a repugnarte, pero supongo que me dejé llevar por la ansiedad de tener a alguien con quien derrochar mis humildes palabras: alguien que, a primera vista, era merecedora de ellas. Porque casi nunca hablo con tan buenas intenciones como intenté hacer contigo, pero ahora deberé callarme cuando estoy a tu lado. Tal vez aquella madurez de la que tanto presumo, no sea más que una fachada construida por la carga que he asumido llevar para esconder su peso, porque no soy capaz aún de levantarme cuando tropiezo y caigo. Solo me queda lamentarme y lastimarme para que nadie se entere que volví a ser como antes: aquel monstruo que nunca aprendió a luchar por lo suyo, y termino viendo cómo se escurría como agua entre sus dedos, pensando en el momento en que su vida perdió aquel color que, por más que busque en otros caminos, no volverá a ver nunca. Ya no quiero preguntarme qué pasó, porque se que nunca encontraré la respuesta de que en mi vida se repitan cada vez más dolorosos los mismos hechos de siempre. No quiero llorar, porque así solo lograré que me sigan viendo como un loco que se rompe fácilmente por el más mínimo problema, porque no es tan valeroso como para afrontarlos por sí mismo y decide alejarse sin decir una sola palabra, quemando a gritos su alma por dentro. Prometo hacer caso a las palabras de mis enemigos, y alejarme de ti, pero no sin tu ayuda. Juro permanecer en silencio cada vez que el destino decida juntar de nuevo nuestros cuerpos. Cerraré los ojos con tal de obedecer a tus mudos deseos para no contemplar más tu admirable belleza, fuente de mi inspiración. Porque aquí nadie me da nada, y lo que me dan, suelo devolverlo con malas pasadas a su ser, pero nunca con malas intenciones. No quisiera tener que alejarme de esta manera, y por eso clamó por tu ayuda: Aléjame de tí. Aléjame  de todos los recuerdos que nos unen y dame la valentía de soportar ver tu rostro sufriente y no poder hacer nada al respecto. Llenaré mi alma de lágrimas mientras me lamento por permitir ciegamente que aquellos desastrosos sucesos se repitieran a mis espaldas. Si no lo quieres, no volveré.

Escritos Para No DormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora