- Nos hemos cruzado en una época muy importante para mí, lo sabes -dijo ella.
- Lo sé y es por eso que creo que estamos destinados el uno al otro -respondió Sehun.
Personajes: Sehun, Yixing.
Pandhi ♥
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yixing estaba sobre ella y ella trataba de cubrirse con las manos los pechos.
No es lo que parece –gritó e intentó acercarse pero entonces use el cuchillo, lo puse frente a mí ahuyentándolo mientras empezaba lentamente a llorar.
No hagas ninguna tontería –gritó ella y la reconocí, aunque se hubiera cortado el cabello, tenía igual esa cara de descarada, se subió la ropa interior y luego los jeans.
Vete –gritó Yixing y la vi coger su polo del piso y salir corriendo por mi lado.
Yo era débil y en ese momento no atiné ni a cogerla del pelo, mucho menos mirarla, solo la dejé ir.
Yixing se acercó mientras se acomodaba los pantalones pero yo solo lancé el cuchillo al piso y fui hacia la habitación, podía escuchar sus suplicas pero mis ojos rojos de ira solo querían una cosa en ese momento.
"tranquilidad"
Abrí el ropero y toda la ropa que era suya la lancé por la ventana de la habitación, cogí sus colonias que estaban en mi estante y las lancé hacia la pista.
Basta –gritó Yixing e intentó sujetarme pero logré golpearlo en la cara.
Eres un maldito –le grité entre mi llanto y volví a lo mío.
Está bien –dijo él- lo soy pero en verdad te quiero y solo lo hice por deseo.
Mi mano resonó en su rostro y Yixing giró la cabeza mientras se sujetaba la quijada.
Tus palabras son tan huecas como tú –le dije.
Caminé hacia el baño y tomé su cepillo, sus cosas y las lancé desde donde estaba hacia la ventana.
¡Qué tal puntería! Todo cayó por la ventana.
Ahora solo falta una cosa –le grité y lo cogí por el brazo- quiero que te largues de mi departamento.
Yixing se soltó y me empujó hacia la pared.
No hagas que te lastime –gritó.
Pégame –le grité- hazlo.
Estaba furiosa, intentaba no llorar pero no podía.
Finalmente pensé en algo que a él le dolería hasta el alma. Corrí hasta su estudio improvisado y cerré con llave.
Tocó la puerta varias veces y lo escuchaba gritar una y otra vez, lo conocía y sabía que era capaz de romper esa puerta con tal de hablarme.
Tomé su ordenador portátil y lo estrellé contra la pared, los papeles que estaban encima los rompí y finalmente sus folders en los que ponía sus trabajos terminados los pise y arrugué.
Yixing entró y sujetó su ordenador que ahora parecían dos tabletas.
