SARANGHE

CAPITULO 19 "AYUDA"

  Pasaron aproximadamente 15 minutos cuando Jung Shin se acercó a la camioneta y nos pidió que nos fuéramos, que el iría más tarde.
Nos quedamos sorprendidos cuando nos lo pidió, su rostro reflejaba una seriedad que muy pocas veces vimos en él, por lo que nos fuimos.
Durante el viaje hasta el restaurante comentamos con los chicos sobre la seriedad de Jung Shin, el porqué del llanto de Anna.
Estamos realmente preocupados, ella es como nuestra hermana y nos pone mal verla así.
Cuando llegamos al restaurante del padre de Min Hyuk, le comentamos al padre de Min que los novios no vendrían porque estaban algo ocupado.
Nos sentíamos tan mal por Anna que solo estuvimos unos minutos en el restaurante y volvimos a casa para esperar a Jung Shin.
Una vez que llegamos, voy directamente a mi cuarto, tomo una ducha he inmediatamente llamo a Jung Shin pero él no contesta.

Departamento de Amelia...

Toc toc...

-¡un momento!- grito desde la cocina.
-¿señorita Amelia O.....?- me interrogo un joven al abrir la puerta.
-si soy yo-conteste.
-¡este paquete es para usted!- exclamo entregándome una caja enorme, la cual apenas puedo sostener.
-¡firme aquí por favor!-agrego el joven.
Me da una rabia, acaso cree que tengo ocho manos ¿acaso no ve que no puedo?
Me contuve y conteste –espera a que ponga el paquete dentro y firmo- exprese entrando al departamento y colocando la caja a un lado.
Vuelvo hasta la puerta, firmo y le cierro la puerta en la cara al joven.
-¡que poco caballeros son los hombres de ahora!-dije en voz alta acercándome a la caja.
-¿Qué será?- me pregunto.
Rodeo la caja como intentando descubrir que hay dentro, mide aproximadamente 500 cm de ancho por 1 ½ de alto.
-¿qué hago? ¿La abro o no la abro?- me preguntaba en voz alta.
-¡lo abriré más tarde!-resolví volviendo a la cocina para terminar de preparar el almuerzo.
-no creo que sea nada importante- me digo a mí misma.
-tal vez lo abra mañana-añadí.
A duras penas término de cocinar, por poco se quemó la comida por estar parada mirando esa bendita caja.
Mientras como miro la caja, pensando ¿Qué será? ¿Quién la abra mandado?
Termino de comer, lavo los las cosas que use, limpio la mesa.
-¡no soporto más la abriré ahora!-exclame nerviosa y me dirijo hasta la caja.
Al abrirla encuentro un oso de peluche gigantesco de color blanco, de su cuello cuelga una cadena con un dije de nota música.
-¡me muero de amor!-exclamo
Abraso con fuerza el oso, menos mal que es de peluche porque de lo contrario lo pude haber matado porque lo abrase con mucha fuerza.
Puse el oso en uno de los sillones y me puse a buscar una tarjeta dentro de la caja.
Me cuesta trabajo encontrarla ya que la caja tiene esas pelotitas de tergo Pol que sirven para que la humedad no arruine las cosas.
Busco, busco y encuentro.
-Por fin la encontré- me dije.

"el tiempo es
Muy lento para los que esperan,
Muy rápido para los que temen,
Muy largo para los que sufren,
Muy cortos para los que gozan;
Pero para quienes aman,
El tiempo es eternidad."
-¡hay dios, me estoy enamorando!- exclame abrasando el oso de peluche y tirándome en el piso.

Aeropuerto de Londres...

-¡por aquí!-escucho gritar a Martin ni bien bajo del avión.
Lo mire fingiendo una sonrisa, el aún me cae muy mal pero no me queda más remedio que fingir.
Me acerco hasta el, aun fingiendo felicidad.
-¡hola Martin!-dije saludándolo.
-¡te extrañe mucho!-exclamo dándome un abraso.
-contrólate debes ser gentil con el- me repito una y otra vez a mí misma.
-me estoy quedando sin aire- le dije a Martin.
-lo siento, es que me dejo llevar por la emoción-se disculpó este.
-estoy cansada ¿me puedes llevar hasta el departamento?- le comente bostezando.
-¡seguro, vamos!- exclamo Martin tomando mis maletas y llevándolas hasta su auto.
-¿Alicia ya volvió de México?- interrogue a Martin una vez que estuvimos dentro del auto.
-¡si ella llego ayer en la noche pero no tuve la oportunidad de hablar mucho con ella porque salió muy temprano en la mañana!-contesto Martin
-¿no sabes a dónde fue?-añadí
-Nicol me dijo que estuvo en la empresa poco tiempo y que luego salió sin decir nada-conto Martin.
-¡maldición! espero que no valla a ver a Paul y Daphne-me dije a mi misma.
-¡estoy muy cansada podrías darte prisa Martin!-exclame y fingí bostezar repetidas veces.
-¡está bien!- contesto Martin acelerando.
-debo encontrar la manera de comunicarme con Amelia-pienso.
-¡estamos llegando!-exclamo Martin unos minutos después.
-¡qué bien, estoy muy cansada!-repetí nuevamente
Al llegar al departamento le di las gracias a Martin por traerme, tome mis maletas y entre.
Martin de queda parado mirándome hasta que entro, entonces escucho arrancar su auto y marcharse.
-¡por fin!-exclame
-¿Dónde lo puse?-me dije en voz alta mientras abro las maletas.
Entre tanta ropa logro encontrar la pequeña cajita que contiene mi salvación.
La abro rápidamente y saco el teléfono, que con mucho cuidado logre comprar a escondidas.
-Debo ponerlo a cargar para que mañana esté listo- me dije tomando el cargador y buscando un lugar para ocultarlo.
Por suerte hay un enchufe detrás de uno de los armarios de mi cuarto, el lugar perfecto.
Me asomo a la ventana para ver si alguien vigila como de costumbre,
-al parecer no saben que llegue-me dije.
Me cambio rápidamente, unas botas, campera deportiva, bufanda y un gorro estoy lista.
Salgo por la puerta trasera, aun no hay nadie, camino dos cuadras subo a un taxi.
Le pido al taxista que me lleve a la dirección de Amelia, espero ella este, es la única que puede ayudarme.
El trayecto se torna largo, mis nervios se incrementan.
Después de 30 minutos por fin estoy en el departamento de Amelia.
Observo mí alrededor,
-tampoco están aquí- me dije y entre.
Tome las escaleras en lugar del ascensor, camino hasta su puerta.
Intento controlar mi ansiedad y golpeo la puerta.
-¡un momento por favor!-exclama Amelia desde el interior.
La oigo gritar emocionada, la puerta se esta abriendo...