"Clelia"

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Ya estoy llegando tarde ¡Maldita sea!, salí de casa casi sin peinarme, a las corridas.
Bien al menos una bien!, logre alcanzar el autobús a tiempo. Ojalá se apure!, Pienso en mi cabeza mientras muevo mis pies, obviamente voy parada tomada de uno de los fierros, miró mi celular a cada rato y los minutos pasan como bala.
Por fin por fin! Baje corriendo, mi mochila brincaba en mi espalda, subia bajaba, subia bajaba.
Entre al Instituto corriendo, mi respiración era agitada y hasta creo que ando sudada.
Perdón, perdón por la la demora! Dije entrando al salón, toda despeinada., todos me miraron, el primer día y ya llego tarde, no ha de haber sido una buena impresión.
-que sea la última vez - me dijo la profesora mientras bajaba su anteojo mirándome de pies a cabeza.
Pase y no había lugar busqué, busque y nada, en ese momento odie no haber despertado temprano, lo odie.
-va a tener que tomar la clase parada - me dice la profesora, me sentí tan humillada pero nada podia hacer, asentí y me quedé ahí parada mientras escuchaba la clase.
Se supone que el primer día en la Universidad uno quiere estar a tiempo, es una nueva etapa, todo es extraño raro, pero no, yo me dormi, no llegue como quise, había planeado por semanas como me vestiria, como me peinaría, como me pintaría, pero no el estupido despertador no sonó y vine toda crota, ni si quiera me pase el peine., no estoy cómoda conmigo misma, y encima parada todos me miran como si me tuvieran asco.
Después de dos largas horas parada, mis pies acalambrados movía mi cintura y mis piernas buscando una posición cómoda pero ninguna lo era ya, término la clase por fin! Pensé en mi mente, guarde mi cuaderno y estaba por salir, pero adelante mío salían todos como si fuera una estampida, me empujaban sin importarles nada, en realidad parece ser que a ninguno le importaba nadie mas que ellos mismos.
Salí casi tapandome el rostro, prefería no haber venido a haber venido así. En fin la puerta ya se asomaba, tome la manija de la puerta y apenas jale, me choque con un muchacho.
¡cuidado idiota! Dije levantándome del suelo
-Perdón perdón - intento levantarme
No me toques!, dije ya casi parada
- Perdón no te vi disculpa - Me dice un poco preocupado
-No es nada - le respondo mientras me voy.
Idiota! Idiota! Iba pensando mientras me limpiaba el resto de mugre que quedó en mi ropa, Aunque peor no me podía ver.
Bien el colé este día no me falló! Llegó justo, no hizo que esperara más de dos minutos.
Me subí y parece que todo iba mejorando, conseguí asiento así que me puse los audífonos e iba revisando mi celular.
Llegue a la parada que estaba cerca de mi casa y baje, caminaba rápido no quería que nadie más me viera así.
Ay! Mierda!, grite Me asuste alguien toco la bocina.
Era dos chicos, de cabellos Castaño, uno se me hacía conocido, aún así segui caminando, todo el camino iba pensando de donde se me hacía conocido el muchacho.
En fin, llegue a casa por fin, nadie más vería mis fachas.
- Al fin! - dijo mi mamá apenas pase la puerta
- Al fin que? -
- Al fin llegas, Salias a las 11 son 11:30 -
- Pero tengo que toma..
- Ay mejor andate, no me importa hace algo - interrumpió
Si, con mi mamá no tenía la mejor relación, ella nunca me quizo la verdad no se porque, a mi me da igual, antes me dolía mucho y lloraba todo el tiempo, pero ya me acostumbre.
- Idiota - me dijo mi hermano mientras subia las escaleras.
Con el tampoco me llevaba, es el preferido de mamá, ella siempre le da la razón a el aunque la tenga yo, mientras viva acá el puede hacerme lo que quiera, para ella todo está bien., claro si viene de el.
Una razón por la que pienso que no me quieren es porque me parezco a mi padre, y la verdad orgullo de eso no siento, aunque me ha tratado siempre bien, el se a portado mal con mi madre, pero son cosas de las que no me gusta hablar.

Ignore el comentario y llegué a mi cuarto con los audífonos a todo volumen me tumbe en mi cama mientras miraba el techo, pensaba en el chico ese de la calle ¿quien era? Y ¿porque llamo mi atención? No lo sé, pensamientos van y vienen, me quedé dormida.
Me levanto sin aire, con toda mi nariz tapada por agua
- Mamá dijo que bajes a comer - me dice mi hermano con el vaso en la mano, y una sonrisa perversa, si el idiota me tiro agua.
- Pero sos idiota? -
- que? Que dijiste? - jalo de mi cabello.
- nada, nada - dije levantando mis manos.
- Eso espero - tiro el vaso al suelo, rompiéndolo en mil pedazos.
- Limpialo - me ordenó y se fue.
Con los ojos en llantos me acerco a los pedazos pero me paro Celia
- Señorita Micaela no por favor, se va a lastimar deje yo lo hago vaya a almorzar - me sonrió la empleada y además de eso, una gran amiga.
- Mechas gracias cle - dije con una sonrisa.
- Todo va a mejorar, estudie, estudie así se va rápido de aquí - me abrazo tan fuerte como mi papá solía hacerlo., a pesar de que no está más aquí, y no se nada de él, era súper bueno conmigo, siempre me amo, en cambio mamá nunca tuvo mucho apego a mi, y después de que el se fuera, mucho menos.
Me limpie los ojos, y baje al comedor
- Ya limpiaste Micaela? - me pregunta mi mamá apenas me ve.
- Si -
- Tan rápido? -
No dije nada, y sentí bajar a Clelia con la pala llena de vidrios, obviamente mamá también lo vio., se levanto enfurecida y me tomo del cabello.
- que sea la empleada no quiere decir que te va a limpiar todo lo que haces - me grito
- No señora yo...- interrumpe Clelia
- Vos te vas - le ordena mi madre.
Se va ella, con una mirada culpable pero la miró con tranquilidad.
- Vos te vas a tu cuarto no vas a almorzar - me grito.
No dije nada, aguante las lágrimas y subí, cada escalón era una lágrima que caía.
¿porque? Porque? Me preguntaba en mi cabeza.

Eran ya las 4 de la tarde, no paraba de llorar, mi estomago me rugía obviamente de hambre., pensaba en como bajar y obtener al menos pan, pero si me veia me mataría.
- adelante - dije porque tocaron la puerta
- Señorita, pensé que tendría hambre - entra con una bandeja Clelia.
- Ay gracias moría de hambre - le sonrei
- Sh, silencio - pone su dedito en la boca - después esconde la bandeja, cuando no haya nadie la vengo a buscar - me guiña un ojo y se va
- Gracias - le susurré
Ella era para mí, además de una empleada, una amiga, una hermana, una mamá.

Gonzaela A Nachoela - No Sueltes Mi ManoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora