B L O O D Y L L E

C A P Í T U L O 6

Todos oyeron el estruendo proveniente del baño,a pesar de la música a semejante volumen. Inmediatamente, el sonido de los altavoces cesó, y los cuchicheos de los invitados se hicieron audibles.

Sasuke Uchiha, quien se había quedado mirando fijamente la puerta del sanitario desde que Sakura Haruno había entrado en él, fue el primero en correr alarmado hacia allí. La puerta no se abría por más que girara la perilla, por lo que tuvo que derribarla con su fuerza y la de su amigo Naruto Uzumaki, quien también estaba con los nervios en punta.

El estómago se les cayó al ver la terrible escena: las paredes, el piso y el mobiliario estaban llenos de un líquido rojo, espeso... Sangre. Aquel lugar estaba tapizado de sangre. Las puertas de los cubículos estaban destrozadas, los espejos quebrados, y las ventanas habían sido estrelladas, tapizando el suelo de pequeños fragmentos de cristales. Había seis cuerpos en el lugar, entre ellos tres sumamente importantes para los dos muchachos: Ino Yamanaka, Hinata Hyuga y Sakura Haruno. Todas estaban como desmayadas, pálidas como el papel y una mueca de dolor estaba impresa en sus rostros. Por un momento, Sasuke pensó que estaban muertas. Y sudó frío al imaginarse a Sakura en un ataúd.

Pero lo que captó su atención al instante, fue un pedazo de tela roja en el piso, junto a la mano derecha de la Haruno. El pelinegro se acercó lentamente, como si temiera despertar a la chica en el acto, y tomó dicha prenda con los dedos índice y pulgar. La furia lo asaltó cuando supo de qué se trataba.

Una máscara. Una máscara roja, de una tela extraña. Sasuke sabía perfectamente bien a quién pertenecía...

Bloodylle.

Esa cosa había estado allí, seguramente ella era la culpable de todo ese desastre, la culpable de que sus amigas resultasen heridas gravemente. La que había arruinado una de las mejores noches de su vida, con la persona que quería. Un gruñido salió de sus labios, mientras apretaba fuertemente el pedazo de tela roja, hasta que le dolió la mano.

Esa tipa era una entrometida. Siempre empeorando las cosas, siempre llegando tarde... No dejó que el hilo de esos pensamientos siguiera y lanzó la máscara sobre su espalda. Le importaba un soberano pepino lo que hiciera esa mujer.

Se rió entre dientes. Buen chiste. Muy en contra de su voluntad, trataba de seguir de cerca sus pasos. Y, como algunos ya sabían, su meta era probar que toda la ciudad estaba en un error al confiar en ella.

Un curioso se apresuró en llamar a una ambulancia. Naruto y Kiba Inuzuka, otro de los amigos más cercanos de Sasuke, se dispusieron a buscar al culpable, por si aún seguía en la escena del crimen. Por su parte, el Uchiha pensaba en todo y en nada a la vez. Aún le costaba creer que la Sakura que estaba tirada en el piso como muerta, fuera la misma que hasta hace un rato estaba llevándolo al borde de la locura. Verla así, toda llena de moratones, arañazos, y sangre, lo hacía sentir una intensa rabia contra el culpable. Quiso levantarla en brazos y acomodarla en una posición más cómoda respecto a en la que estaba, pero Shikamaru Nara, colega suyo desde la secundaria, lo detuvo.

-La ayuda ya viene en camino -fue lo que le dijo a manera de despedida. Su novia, Temari no Subaku, lo siguió apenada.

El sonido inconfundible de una sirena se aproximaba y, como Shikamaru y su pareja, los invitados empezaron a retirarse, no sin antes lamentar lo ocurrido y desearles todo el bien posible a las seis afectadas.

Diez minutos después, tres ambulancias se dirigían al hospital general de Konoha. En una una de ellas iban Yoko Himura y Sawako Tsukibara, compañeras de Sasuke en la Universidad. La segunda era ocupada por Kofuku Matsumoto e Ino Yamanaka, además de Sai e Inoichi Yamanaka, padre de Ino, como familiares de la rubia. Finalmente, en la tercera iban a bordo Hinata Hyuga y Sakura Haruno, con Naruto y Sasuke como sus respectivos acompañantes.