Capítulo 1 : Truenos.

614 54 49
                                    

José's P.O.V

Ya me encontraba en la junta del TLCAN, en Canadá, pero no encontraba a Alfred.
— Oye, ¿y tu cuate?
— No sé. Perdona. — me contestó un poco emocionado. Por fin alguien lo ve. Ja, 'che Canadá.
— Chin. — dije, y al momento exacto, entró el panzón.
— ¡Ya llegó su Hero! HAHAHAHAHA. — ¿Qué me gustará de él?
— Hermano, no hagas tanto ruido.
— Hago el ruido que quiero.
— Tch. — Canadá le vale madres los demás. Yo lo sé.

Estábamos hablando sobre lo que había pasado de Donald Trump y esas cosas. De pronto, así de la nada, se escuchó un trueno.
— ¿Eso fue un trueno? — dijo Alfred temblando.
— Si, ¿Acaso no sabes como se oyen? — dije muy mamón la verdad, pero es que, ya esta grande. Pero, después se escuchó uno muy ruidoso y ahí si me asusté. — A su p...  — se fue la luz y me agarre de lo que pude. De pronto, namás apareció una luz que provenía de una vela. ¿De qué me estoy agarrando? ¿Será Alfred?
Voltee muy alegremente a ver quién era .
— ¿Una silla? Me esperaba algo mejor. — susurré, y Canadá que traía la vela me alumbró la cara.
— ¿Estás bien? — me pregunto un poco serio, dándome la mano para poder levantarme, por un momento se me hizo guapo... eit, espérate, ando muy perra hoy, el que me gusta es el gordo, no el hermano del gordo.
— Si estoy bien. — tome su mano y me levante. — Busquemos al gordo.
— Ha de estar en un baño de la casa. — le hice caso y fuimos al primer baño que vimos. Ahí estaba. Culo.
— ¿Qué haces ahí? — pregunte.
— ¿No oíste? Fue un trueno. — al decir eso, empezó a caer la lluvia y a escucharse más truenos. Alfred asurado se abrazó a mi. — ¡José! — yo solo podía sonreír.
— ¡Qué miedo! — dije con una muy mala actuación que obviamente Canadá notó. Aprovechando el momento, me acerco más a él y lo abracé. El seguía gritando, yo so lo seguía abrazando.

" Ven, vámonos. " Dije en mi mente imaginándonos yendo a una habitación solos.

No, mi vida no es tan chida.

Nos fuimos a un cuarto, el cual era enorme, y tenía una cama roja con velas, pero con Canadá. Alfred se durmió y me dejó ahí solo. Bueno, estaba Matt.

— ¿Y que te gusta hacer?... — pregunte incómodo.
— Me gusta ver los paisajes de mis tierras. Los considero muy bellos. También me gusta ir de caza. — dijo volteando a era la ventana donde resbalaba la lluvia.
— ¿Cazar? A chinga chinga. ¿Apoco? Creía que eras muy serio... y eso. — dije muy sorprendido, me había quedado el ojo cuadrado.
— Sí. Pero no mucho, solo es una costumbre.
— Pues que rara costumbre.

Nos quedamos callados.

Silencio incómodo.

— ¿Cual es tu nombres completo? — pregunte. A pesar de tener un chorro de conocernos, no sabía su nombre completo, yo solo le decía Matt o Mateo.
— Matthew William. ¿Y tú?
— José Eduardo Hernández Martínez.
— Qué largo.
— Ah, sí, eso. Y son dos de los apellidos más usados en México.
— Ay.
— Si. Ay.

. . .

— ¿Y a ti que te gusta hacer? — me dijo rompiendo el silencio. " Comer taquitos. " iba a decir eso, pero luego pensé, que rayos voy a pensar, eso me gusta hacer, están bien pinches ricos.
— Los tacos. — Matthew me miro confundido. — Perdón, comerlos.
— Ah...

. . .

Estábamos muy callados hasta que de pronto, la luz volvió, pero los truenos y la lluvia continuaban cayendo. Era noche todavía.

— Si quieres duérmete en la cama con Alfred. — sentí mi cara arder después de aquel comentario. ¿Yo? ¿Dormir con el que me gusta? Me lo violo. Ya sé.
— También cabes tú. — dije y me acosté al lado de Alfred. Esperé un poco, y sentí como Mateo se acostaba a mi lado. — Sabía que lo harías.
— T-tengo sueño.
— Lo sé.

Me dormí y ya no supe que pasó.

El Crush de México. - HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora