Capítulo 1

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5 meses después...

- ¡LIBRES! - gritó Odette - ¡AL FIN LIBRES!

No puedo evitar reír ante la estupidez de mi mejor amiga. Le encanta ir a clase, no puede estar tres meses sin tener más planes que salir conmigo de fiesta cada noche. No es un alma fiestera como yo.

- ¡Salgamos esta noche! - grita llamando la atención de todos y provocando alguna que otra sonrisa.

Todos sabemos que esto le durará tres días. Lo que, en ella, equivale a una noche de borrachera y dos días de resaca.

- Hoy no puedo, Det.

- ¿Y eso? - pregunta haciendo un puchero - ¿Por qué salido mental me vas a abandonar esta noche, Selene?

- Por la reunión de mi padre. - digo seria.

Todos saben quien es mi padre, por eso nadie se mete conmigo.

Antes de hacerme amiga de Odette a la pobre la pegaban y se metían con ella, pero de eso ya hace cinco años, y desde entonces nadie la ha vuelto a mirar por encima del hombro ni ha dedicarle alguna mala palabra.

- Ups, - dice rascándose la barbilla - Cierto, tu padre hoy tiene la reunión mensual con los de Villiers.

- Sí.

- Pero... ¿Tú que haces ahí? - pregunta poniéndose frente a mi y caminando de espaldas - Nunca te ha llevado a ninguna reunión mafiosa de esas.

- Quiere que Dafne y yo empecemos a ir a sus reuniones para aprender el negocio familiar. - digo con rintintín.

- A ver, por una parte le entiendo. - se apoya en el capó de mi coche - Ya sois mayores de edad y a él le quedan dos telediarios como quien dice.

- Que exagerada. - pongo los ojos en blanco - Ya nos encargamos de una parte de su negocio, no entiendo por qué quiere que nos metamos más en ese mundo.

- Porque es vuestro mundo. - dice obvia.

- Vamos, que te llevo. - digo cambiando de tema, no me apetece seguir hablando sobre mi padre.

Subimos y ponemos a Louane a todo volumen, es nuestra artista favorita. Conduzco por las calles de Monte Carlo hasta la calle de Odette.

- Mañana te llamo y me cuentas, perra. - me da un beso en la mejilla y se baja sin esperar respuesta.

Conduzco un par de minutos hasta llegar a mi casa. Llamo a Bruno, nuestro guardia de seguridad, por el interfono. Al verme, abre inmediatamente y entro en el garaje. Aparco el R8 que me regaló mi padre cuando cumplí los 20 años y salgo del garaje.

- Señorita Montrose, déjeme llevarle las cosas de la universidad. - se acerca Bruno cogiendo mi mochila y la carpeta de mis brazos.

Bruno es un chico de lo más atractivo. Tiene los ojos azules y el pelo negro como el carbón, medirá al rededor de 1'80 y tiene un cuerpazo que muchos envidiarían, además que es muy joven, solo tiene 29 años.

- Bruno, no me llames así, ya no sé que hacer para que me trates como una persona normal. - digo poniendo los ojos en blanco pero con una sonrisa - Llámame Selene, por favor.

- Me es muy difícil, señorita... - le miro mal - Selene.

- ¿Ves? - sonrío y me pongo de puntillas para acercarme más a su rostro - No es tan difícil.

Se lame el labio inferior, como cada vez que hago ese gesto. Llevamos como tres años así, sin que ninguno de el paso.

Cierro el coche y entro en casa con Bruno siguiéndome de cerca. Nada más entrar lo primero que oigo es a willy william a todo volumen cantando Ego, lo que significa que mi hermana pequeña, Dafne, ya se está preparando.

SilenciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora